La polarización política de Washington, D.C. se desparrama como un incendio incontrolable que está llegando a todos los rincones de la nación. Las llamas de la intolerancia racial, que el mismo presidente Trump ha ayudado a avivar, aparecieron este viernes pasado en el condado de Orange. Hasta hace poco, un bastión de los ultraconservadores del partido Republicano, pero que la demografía y la política sugieren que, poco a poco, está cambiando. ¿Será esta transformación lo que asusta a algunos intolerantes y los hace reaccionar con odio racial?
La última manifestación de esta intolerancia ocurrió en un partido de fútbol americano que era jugado entre Aliso Niguel y Santa Ana High School. Dos escuelas de comunidades del condado de Orange con características demográficas considerablemente diferentes.
Baste decir que en la escuela de Santa Ana 99% de los estudiantes son latinos, mientras que en Aliso Niguel la mayoría son blancos. Indicadores socioeconómicos determinan que 86% de los estudiantes de Santa Ana viven en hogares con ingresos por debajo de la línea de pobreza, mientras que este es el caso de sólo 18% de los estudiantes de la otra escuela. Como es de imaginar, estas diferencias también se manifiestan en posiciones políticas como, por ejemplo, las relacionadas con la inmigración.
‘Construyamos el Muro’
Desde el comienzo del partido ya había estudiantes de Aliso Niguel con carteles con connotaciones racistas. Uno decía “Construyamos el Muro”. Una referencia, obviamente, al presidente Donald Trump y su propuesta de erigir un muro entre México y Estados Unidos porque los mexicanos “están trayendo drogas… crimen. Son violadores…”
Otro cartel de los estudiantes de Aliso Niguel decía “Amamos lo Blanco”. No hay que ser Albert Einstein para entender la intencionalidad racial del comentario. Una frase que fácilmente es asociada con los grupos neonazis y del Ku Klux Klan que promueven la violencia como en Charlottesville, Virginia.
Aún más irritante fue que los estudiantes de Aliso Niguel gritaran “¡USA!, ¡USA!”, cada vez que marcaban un tanto. Un grito belicoso, xenofóbico, que subliminalmente articulaba la idea que estaban jugando contra un equipo extranjero, mexicano, y no compatriotas.
Retirar el equipo
El director de Santa Ana High, Jeff Bishop, criticó la conducta de los estudiantes de Aliso Niguel en Facebook y explicó que estaba preparado a retirar el equipo si la situación empeoraba. Pero fue gracias a la intervención de la directora de Aliso Niguel que varios de los carteles fueron removidos.
Lo que ocurrió no puede ni debe ser ignorado. Las autoridades escolares y policiales tienen fotos y testigos de los hechos. ¿Qué esperan para actuar? A los que tienen el gen del odio racista, se los debe castigar. No puede haber entendimiento alguno con la intolerancia.