Jamás de los jamases pensó Osmán Morales, garifuna, que había tantos de su tribu en Nueva York. «Ni que fuéramos judíos», piensa mientras Aurelio Martinez canta gratis, en Lincoln Center una dos tres parandas de su niñez.
Más de una vez le han preguntado de dónde es y no sabe cómo explicar tan largo que tiene que contar. Primero, el cuento del Caribe, después, la expulsión a las costas de Honduras, de Belize, de Nicaragua o Guatemala, tercero, el idioma que habla que es caribe arawaka.
Muy larga la historia y no hay, como los judíos tienen, Biblia que la aguante.
Aún así, al escuchar a Aurelio Martinez, escucha el concierto para bailar unos buenos temas de paranda. Si los judíos fueron echados de Egipto hace miles de años y todavía celebran ¿a quién diantres puede interesarle el 12 de abril cuando los ingleses los echaron de Saint Vincent? ¿O el King Shotaway o de los cinco balazos de Lora que atravesaron a Fermín Arzú mandándolo a morar del otro lado? Quince años no son suficientes por matar a un «garifuna man» .
Pero el hombre no era hondureño, sino garifuna, como un judío sería un judío en Nueva York, en Polonia, en Alemania…
Jamás de los jamases pensó el garifuna que habría tanto miembro de su tribu en Nueva York. «Ni que fuéramos judíos» piensa que piensa mientras escucha a Aurelio Martinez, gratis, en el Lincoln Center un canturreo demasiado conocido cantado en común por todos los pueblos del mundo…volvamos a nuestro origen….rodeado de garifunas bailando como si recién se acabaran de conocer.