Hay más cosas. Con este título, pero en inglés (´There are more things´), Jorge Luis Borges homenajeó a su admirado H.P Lovecraft (1890-1937) pionero de la ciencia ficción, creador del “horror cósmico” y autor de la única mitología literaria del siglo veinte, “Los mitos de Cthulhu”, en colaboración con una pléyade de escritores que lo admiraban hasta la devoción. Así, la obra de Lovecraft aún emite sus ecos hacia toda la literatura fantástica y el cine de terror del siglo veintiuno. Pero Juan Carlos Masiero va mucho más allá. Porque según el ufólogo villamariense, el genio de Providence había esbozado hace cien años lo que la “Teoría de la Conspiración” esgrime hoy como realidad primera y última; esa que atañea la preocupante situación del hombre en el cosmos.
Pero mejor pasar por la tranquera al campo de Masiero, enclavado en plena pampa gringa entre Villa María, Cárcano y Villa Nueva y charlar con él sobre todas estas cosas.
Visita al maestro
A Masiero lo conocí en el año 2015, entrevistándolo a raíz de “El Holograma Tierra”. Al finalizar la nota y cuando íbamos por el segundo café, Masiero pasó a contarme su particular visión del mundo.
“Querido amigo, acá no hay dioses ni demonios. Los hombres no somos fruto de la creación divina sino de un experimento genético alienígena para captarnos el alma, que es inmortal. Porque ellos, la raza que creó nuestro avatar biológico, son mortales. Ellos manejan una tecnología que ni siquiera podemos imaginar y pueden vivir hasta siete mil años. Pero tienen fecha de vencimiento. Y por eso nos han encapsulado en estos cuerpos, para estudiar el secreto de nuestra eternidad”.
Esa tarde le pregunté a Masiero quiénes eran “ellos”. Respuesta:
“Ellos son la elite: los dracos, reptilianos, anunnakis o como quieras llamarlos. Son unas criaturas alienígenas que han ocupado este mundo desde edades inmemoriales y lo gobiernan hasta hoy mediante el miedo y el dinero. Se valen, para eso, de los políticos, que son sus lacayos humanos. De ahí la importancia que tenía y aún tiene la sangre real en la nobleza y en los presidentes. Sé que vas a pensar que estoy loco, pero hace rato que dejó de importarme lo que la gente piense de mí”.
Yo le respondí que estaba muy lejos de pensar eso y que su teoría coincidía en varios puntos con la cosmología esbozada por H.P Lovecraft en sus cuentos. Asombrado, me preguntó de quién le estaba hablando. Le dije que de un cuentista norteamericano que, en los años veinte escribiera sobre alienígenas hibridados con reptiles conviviendo entre los humanos para hacerse otra vez con el poder del mundo.
A partir de entonces, Masiero empezó a estudiar la obra de Lovecraft. Al punto que pocos días atrás me llamó. Me dijo que le gustaría continuar aquella vieja charla con algunos descubrimientos que había hecho en los últimos tiempos; ya que a su criterio, la obra del “poeta de Providence” era “algo más que literatura”; que en sus cuentos había un mensaje secreto o encriptado, un modo de difundir un saber prohibido y secreto. Y así fue que en su campo y ante dos tazas de café como en 2015, continuó aquella vieja charla.
Mucho más que cuentos de ciencia ficción
-¿Cómo es esto del mensaje secreto en los cuentos de Lovecraft?
-Sí, mi estimado amigo. “Hache Pi” manejaba un conocimiento increíble que en ese tiempo era absolutamente secreto y prohibido. Y tengo la certeza de que la literatura fue su modo de camuflarlo. Lovecraft escribió ficción para divulgar un conocimiento que, de otra manera, le hubiese valido el loquero. Porque si en ese tiempo vos hablabas de alienígenas y reptiles, abducciones mentales o ingeniería social, te ponían una camisa de fuerza y te llevaban directo al neuropsiquiátrico…
-¿Y ahora no?
-Ahora también; aunque hoy existen otros castigos más sutiles y a la vez más crueles que el loquero. Hoy, los hombres que difunden ese conocimiento se quedan sin cátedras universitarias, sin familia y sin trabajo; solos y haciendo el ridículo ante la sociedad. Digamos que te sepultan en vida ¿Qué puede decir tu esposa o tus hijos si les hablás de dracos y annunakis? “Papá se chaló y está como una regadera”. Por ahí no vas al neuro pero te convertís en blanco de burlas de quienes te rodean. En este sistema de ingeniería social creada por “ellos” para estigmatizar al despierto, no te conviene buscar la verdad. Acá sólo sos normal aceptando la mentira colectiva.
-¿Y por dónde pasan, en Lovecraft, las claves del conocimiento secreto que decís?
-Por las historias que cuenta. Son un modo genial de camuflar lo que hoy tiene un nombre muy preciso en la teoría de la conspiración…
Hombres de negro, Walk-ins y vampiros estelares
-¿Por ejemplo?
-Por ejemplo Lovecraft ya hablaba de los “Hombres de negro”, que recién se los conoce con ese nombre en estos tiempos. Son seres sobre los cuales casi no hay información precisa; una suerte de espías intergalácticos que se mezclan entre la gente y adoptan la figura que quieren que vos veas. Generalmente llevan sombrero, gafas y traje negro. Pero no es su apariencia real sino la imagen holográfica tras la cual se camuflan. Están infiltrados y controlando algo, no sabemos bien qué. Lovecraft no los llamaba así. Pero en el cuento “La hermandad negra”, todos esos clones de Edgar Allan Poe él que se encuentra en las calles de su ciudad, coinciden exactamente con la descripción moderna de los “Hombres de negro”.
-¿Y qué más?
-Hizo, también, una descripción perfecta de lo que es un “walk-in” en el cuento “La sombra fuera del espacio”. Un “walk-in” es un intruso, un alienígena que ingresa como un “ocupa” a tu psiquis desplazando tu personalidad y se queda un tiempo determinado, mandando información a los suyos. Pero antes, hace un estudio de tu organismo para que no te mueras mientras él se aloja en vos. También busca que no tengas una gran fortaleza psíquica para que lo dejes entrar por tu propia voluntad.
-El fenómeno de “tener un intruso en la cabeza” se llama esquizofrenia…
-¡Por eso te digo, querido amigo! Son muchas las almas que han pagado con el precio de la locura decretada por los otros el haber accedido a un conocimiento secreto o haber denunciado a un “walk-in” dentro de sí. Y todavía son muchos quienes lo siguen pagando. Divulgadores y científicos de todo el mundo como David Collier, Douglas Tompkins o David Icke. Por suerte ellos siguen difundiendo sus conocimientos por internet, que es el gran desinformador del mundo pero a la vez la única chance de acceder a la verdad, a esa información oculta y precisa que vale la pena.
-En “El color que cayó del cielo”, “La casa maldita” y “El vampiro estelar”, Lovecraft habla de entidades alienígenas que se alimentan de energía humana ¿Qué pensás?
-Que eso es exactamente lo que hacen los reptilianos. ¿Por qué creés que hay guerras, dolor y sufrimiento en el mundo? Se debe a que estos seres se alimentan de esa efusión humana que emerge de la “emoción miedo”. Y la sangre de los sacrificios mezclada con la adrenalina genera una substancia llamada “adenocromo”, un manjar muy preciado para estos seres. Todos los domingos, el mundo está colmado de “adenocromo” en los estadios de fútbol repletos de esa emoción. Son platos suculentos para estos seres que nos esclavizan y viven de nuestra energía negativa.
La Antártida y el horror que cayó del cielo
-Para Lovecraft, el cosmos era un lugar hostil, y todo lo que venía del espacio exterior era amenazante…
-Exactamente. Y es lo que hoy trata de concientizar la Teoría de la Conspiración. Lo peor que te puede pasar es que esas entidades alienígenas te contacten. Te van a hacer creer que sos un elegido, que tenés condiciones especiales o una inteligencia superior. Pero en el fondo, todo lo que quieren es servirse de vos hasta destruirte física y espiritualmente.
-¿Igual que los demonios?
-Sí, sólo que antes les llamaban “demonios” pero se afinó el concepto hasta “reptiles”. Si te fijás en la iconografía del Diablo a lo largo de la historia, siempre tiene algo de reptil; la cola, las alas, las escamas… Ni hablar de la consabida simbología de Satanás como una serpiente dándole la manzana a Eva. Pero cuando comparás esos dibujos con las estatuillas de los Annunakis de Sumeria o de Akenatón en Egipto, las piezas empiezan a encajar…
-“En las montañas de la locura” es un cuento de 1936, donde una expedición a la Antártida se topa con ciudades antiquísimas hundidas en el hielo y extrañas formas de vida fosilizadas que vuelven a latir…
-Eso que parece un delirio, es la punta del iceberg en la actualidad. Porque hoy se sabe que en la Antártida vive una civilización ancestral con una tecnología anti gravedad fabulosa. La mayoría de las naves y platillos que se ven cada día en el mundo, provienen de la Antártida. O sea que son “ovnis terrestres”. Algunos dicen que se trata de una raza alienígena que pactó con los nazis y hoy tiene el poder entero de la galaxia. Otros, que esa raza es una rama de la humanidad venida desde el futuro, no sabemos todavía con qué fines.
-Curiosamente, en la obra de Lovecraft no se mencionan platillos voladores, pero en cambio se habla todo el tiempo de viajes holográficos…
-Es que Lovecraft estaba mucho más avanzado que la mayoría de los divulgadores del presente; porque ya sabía de los “viajes en el tiempo”. Aquí hay ocho universos que se entremezclan permanentemente. Y nosotros pertenecemos al universo uno, que es el más denso de todos, el de la materia. Pero para entrar y salir de esos universos, no necesitas sólo de aparatos ni motores de alta tecnología. También hay agujeros de gusano o portales dimensionales. Son las puertas que más usan estas razas.
La Pampa y la mutilación del ganado
-¿Qué pensás de la mutilación de ganado atribuidas a los ovnis? Te lo pregunto porque esta nota va a salir en La Pampa, la provincia argentina que más casos ha reportado…
-Yo le he dedicado varios programas a la mutilación de ganado en la Argentina y a casos puntuales de La Pampa, como la abducción de Julio Platner. El tema es muy simple: las vacas y los caballos, sencillamente son abducidos por naves, estudiados y disecados allá arriba. Hay patrones quirúrgicos que coinciden.
-¿Cuáles?
-A todos esos animales les extirpan las glándulas salivales, el sexo y pedazos de quijada con una tecnología desconocida. Luego tiran las reses muertas y pasa algo increíble: a esos animales no se lo come ningún depredador, ni los caranchos ni los perros. Sencillamente se descomponen en la tierra.
-¿Por qué La Pampa, entonces?
-Mi teoría es que debe haber allí, precisamente, un portal dimensional o pasaje secreto. Seguramente esté ubicado en alguna laguna, que es donde suelen camuflarse estos pasadizos. No te olvidés que La Pampa es una de las provincias más cercanas a la Antártida y que mayor número de animales tiene en sus campos. Digamos que podría ser una cuestión de cercanía. Y algo de eso reportó Julio Platner, cuyo testimonio me parece absolutamente veraz pero al cual se le terminaron riendo en los medios masivos, como pasa siempre.
-Volviendo a Lovecraft ¿Te sorprendió que alguien manejara todo ese conocimiento cien años atrás?
-Ni me sorprendió ni me deja de sorprender, porque estas cosas siempre estuvieron en el mundo; sólo que se las llamó de diferentes maneras según las épocas y las culturas. Los aztecas hablaban de carros de fuego para referirse a los ovnis, los griegos de sirenas para referirse a humanos reptiloides devoradores de hombres. Lo que sí me sorprendió de Lovecraft fue la precisión con la que describió esos fenómenos y también la valentía para hacerlo. Te digo esto porque no me da que fuera masón, así que descarto todo tipo de poder o protección de una logia sobre su persona. No. Lo suyo fue puro descubrimiento personal y, luego, puro humanismo.
-¿De dónde pensás que sacó, entonces, toda esa información?
-Eso sigue siendo un misterio para mí. A lo mejor fue “contactado” por alguno de esos seres o abducido en espíritu. O acaso fue mucho más que un abducido, y fue “un despertado”; un hombre que tomó conciencia absoluta de la situación del hombre en el cosmos. Porque cuando uno despierta y se saca el velo, empieza a recibir una información del éter que no se imaginó jamás. Digamos que el ADN actúa como un wi-fi.
-¿Cómo es esto?
-Quiero decir que cuando “despertás”, te volvés como una computadora que de pronto se da cuenta que tiene internet; es decir, acceso a una información ilimitada. Eso se debe a que nuestro ADN está conectado a la fuente de luz del universo entero; sólo que no lo sabemos, ni ellos quieren que lo sepamos. Seguramente, Lovecraft despertó siendo muy joven; acaso escuchando historias que se contaban por ahí, leyendo libros de terror o frecuentando mitologías. Pero lo que no tengo dudas es que se conectó con el cosmos y sus ocho universos. Y lo hizo desde lo más profundo de su sangre.
NOTA: El Holograma Tierra, un programa radial que lanzara Juan Carlos Masiero en 2015 junto a Patricia Cuevas, consta de una veintena de capítulos que pueden bajarse o escucharse por “streaming” en la página web de su autor: www.elhologramatierra.com.ar.
Este artículo fue originalmente publicado en FB.