Estados Unidos debate fuertemente el futuro de la salud pública. Los pormenores de la discusión y sus detalles están en las primeras planas. No es para menos: el país más desarrollado es también el más atrasado entre las naciones prósperas del mundo en temas tales como cobertura médica universal, expectativa de vida, sobrevivencia a enfermedades como el sida y mortalidad infantil: una situación que parecería a punto de estallar.
Pero la opinión pública está muy lejos de un consenso. En una encuesta de la cadena CNN y la empresa Opinion Research realizada entre el 31 de julio y el 3 de agosto se confirmó una vez más que la gran mayoría – el 74% – de aquellos que tienen seguro médico están satisfechos con ellos y no quieren cambiarlos por otros. Es más el 83% están contentos con la atención médica específica que reciben. En otro sondeo, de la cadena Fox y la empresa Opinion Dynamics, fechada el 22 de julio, los porcentajes también oscilan por encima del 80%.
Esto es algo verdaderamente muy extraño en un país adonde casi el 15% de la población – unos 43 millones de personas, según números oficiales – carece de seguro médico y una gran parte de los que lo tienen deben sacar de sus bolsillos grandes sumas de dinero para completar su cobertura. ¿Cómo es posible que en ese sentido, Estados Unidos esté detrás de una treintena de países del primer mundo e incluso al nivel de algún que otro país subdesarrollado de este mismo continente como Costa Rica, Uruguay y aunque algunos no lo crean, Cuba?
¿Qué hay detrás de las manifestaciones de enojo que han llevado al presidente a enfrentarse a una ola casi imparable de críticas y que han puesto en peligro una reforma que durante la campaña electoral era extremadamente popular? Mirando las noticias parecería que el país se encuentra al borde de la rebelión, que la gente no quiere cambiar un sistema, aunque esté en crisis. Y es porque en ese programa impulsado por Obama se comete el “sacrilegio” de otorgar al gobierno una parte significativa de la responsabilidad para ofrecer esos mismos servicios de los que se ven privados millones de personas.
El bienestar de la población es obligación del gobierno. En países como Canadá que tienen un impuesto sobre los ingresos mucho menor que el nuestro, toda la población está cubierta. En todos los lugares donde el estado utiliza la ley para garantizar acceso a la salud, la cobertura es más segura. No hay ni bancarrotas generalizadas ni pérdidas de empleo. Instituciones como la Organización Mundial de la Salud, Naciones Unidas y Unicef, reportan un mejor indicador general de salud en los países que implementaron el sistema de salud gubernamental.
Sí, las estadísticas parten de los propios gobiernos. Se puede dudar de ellas. Pueden manipular la información. Pero si se desconfía de Japón, en donde la gente vive en promedio casi tres años más que en Estados Unidos, o España, con dos años más, entonces ¿por qué confiar en los números de nuestro propio gobierno?
Y la mitad de los hispanos, que carecen de seguro médico de cualquier tipo? ¿Y qué tipo de cobertura es esa cuando pasado un tiempo y una larga enfermedad, cuando más se necesita, el seguro cesa, o si uno está enfermo, no lo aceptan como miembro?
Numerosas evidencias indican que grupos de interés de las aseguradoras, en alianza con los políticos más conservadores se encuentran detrás de la campaña de desinformación para desacreditar la reforma tan necesitada por millones de personas. Prefieren el neoliberalismo, que ha demostrado ser un fracaso y cuyas consecuencias negativas estamos viviendo actualmente, no sólo en el costo de salud sino en todas las esferas de la sociedad. Esas actuaciones manipuladas por la arrogancia de quienes piensan que el actual es el mejor sistema posible, están frenando un paso hacia el futuro.
Como muchos estadounidenses, gozo de un seguro bastante eficiente y relativamente más cómodo que el que conocía en mi país de origen adonde existe cobertura universal. ¿Pero y los otros? ¿ Y la mitad de los hispanos, que carecen de seguro médico de cualquier tipo? ¿Y qué tipo de cobertura es esa cuando pasado un tiempo y una larga enfermedad, cuando más se necesita, el seguro cesa, o si uno está enfermo, no lo aceptan como miembro?
Un factor adicional que se ha manejado en el debate se refiere al costo del seguro médico de cobertura universal que se está debatiendo. Hablan de trillones de dólares. Otra falacia. El sistema está quebrado porque se sobrevaloran los servicios. Como promedio, en Estados Unidos se gasta en salud dos veces más que en otros países desarrollados en donde el nivel de vida es más bajo que el nuestro. Con menos, se puede obtener más. Otros lo hacen. No es que tengan la panacea universal, sino que funcionan con menos recursos y con mayor efectividad.
Finalmente, quisiera recordar una comedia italiana que vi hace décadas. Era una burla de un sistema recién instalado en aquel país. Su nombre: Il medico della mutua. En ella, el actor Alberto Sordi y su director ridiculizaban por ineficiente esa especie de cooperativas de salud establecidas en ese país. Pues, queridos lectores, para mi sorpresa, Italia está en el tercer lugar de calidad en la atención médica a nivel mundial. ¿Vale o no la pena dejar a un lado el egoísmo, los falsos mitos y las manipulaciones? Por supuesto. Por esa razón, yo apoyo la reforma de salud.