La prensa tradicional se está reinventando, ya sea componiendo en digital y papel o añadiendo nuevos cauces de acceso al consumidor. El éxito culminará cuando los medios y la inversión por publicidad se hermanen otra vez. El reacomodo de los que la hacen viable, y su reconocimiento, también debe apuntalarse.
Un servicio a la sociedad
La prensa es un servicio a la sociedad, y pocos se percatan de que una selección de los artículos que se publican va a parar rutinariamente a centros de documentación en donde pasarán a formar parte del legado que dejemos a futuras generaciones. A más accesibilidad, mayor trascendencia. Es ganancia y prestigio para el medio que publica y repositorio profesional para el que escribe.
La variedad de contenidos es grande, la de lectores, también. Por ello, es pertinente repasar cómo se escoge el medio, o medios. Destacaríamos dos criterios: la reputación de la publicación y la línea editorial. La primera, la mantienen los colaboradores; la segunda, la impone la dirección.
La lengua, por cierto, también cuenta.
El oficio de escribir
Lo que más une a la profesión, sin duda, es el “subconsciente colectivo de existir”. Escribir es una profesión, y no lúdico pasatiempo. No hay más que ojear los periódicos (y otros medios noticiosos) para toparse con -dicho eufemísticamente- obras “inacabadas” en estilo y forma. La tecnología, independientemente, le añade sus propios retos. Si se redujese el número de contribuyentes solventes, la calidad y temáticas de producción original caerían drásticamente y quedaría dañada la reputación.
Se preguntarán si lo que tiende a marcar el rumbo de una publicación es lo más trillado. Y no parece ser así, los expertos hablan de una compleja “cadena de valor”. Un periódico generalista, por ejemplo, no puede basarse en abusar del “dos tetas tiran más que dos carretas” o en repasar la farándula “de la A a la Z” en sus detalles más insulsos. No solo le restan valor al medio, sino que la “machifican”. Sí, “machificar”, solapamiento de “macho” con “masificar”, porque renovar el léxico también cabe en la prensa.
El cuido al lector
La producción propia es necesaria, sin ella se está a merced de las agencias de noticias. En ocasiones, es como buscar una calle “en línea” y solo encontrar en la pantalla los comercios de dicha zona.
Como recurso económico, si no hay rentabilidad para todos, la cadena se partirá por el eslabón más débil: el lector. En urgencias yacen despidos, y en el tanatorio, cierres de cabeceras.
La experiencia muestra que la prensa en español no debe dirigirse solo y exclusivamente a los que no saben inglés, sean emigrantes o no. Es “pan para hoy, hambre para mañana”.
Lo que no se haga por el español en el sentido más ambicioso de la palabra no paga dividendos.