La mañana del 24 de marzo de 1994 fue de novela negra o escena apocalíptica. Un silencio que dolía acompañó mi travesía de casa al trabajo.
Curiosamente lo que más recuerdo de aquella época además del lastimero silencio de aquella mañana, no son las imágenes generadas la tarde anterior, del instante preciso en que una mano asesina aparecía entre la multitud alcanzando con un arma el cráneo del entonces candidato del PRI a la presidencia, Luis Donaldo Colosio.
Lomas Taurinas
Tampoco el caos producido en Lomas Taurinas tras el artero crimen, ni el sonido de la música de fondo que cantaba Ay la Culebra, como profecía de una traición de la cual continuamos especulando dieciséis años después.
Ni a la Dra. Patricia Aubanel [cardióloga de Agnesë Gonxhe Bojaxhiu , alias Madre Teresa], siendo avasallada por montones de reporteros, pues aunque según los reportes a los que hay acceso Luis Donaldo Colosio sería recibido en el Hospital General de Tijuana sin signos vitales, Aubanel y su equipo de médicos, más una decena que fueron llamados a atender la emergencia, trataron de revivirlo por más de dos horas. A las 20:00 horas fue declarado sin vida.
Ninguna de esas imágenes ni otras tantas que siguen vivas en mi memoria, tienen mayor peso emocional que las de la mañana del 24 de marzo de 1994, el día anterior: Los rostros de los tijuanenses que esa mañana íbamos a nuestros trabajos, con el peso de un crimen “sembrado” en nuestra ciudad y que después descubriríamos le costaría a todo México.
¿Qué diablos pasó aquí? –Parecía preguntarme el señor mayor en el coche azul de a lado. Lo mismo me preguntaba con sus rostro y mirada pérdida la joven del carro blanco desde mi espejo retrovisor, mi vecina al salir de casa, y mi jefe y su secretaria cuando llegué a la oficina.
¿Qué demonios pasó aquí? –Me preguntaba dale que dale, sospechando que al igual que con la muerte del periodista Héctor “El Gato” Félix, nunca no lo sabríamos.
Lomas Taurinas otrora una zona de la ciudad que muchos de los tijuanenses no conocíamos ni de nombre, muchos menos podríamos haberla ubicado en un mapa de la ciudad, ahora ocupaba los encabezados de todos los diarios y noticieros del país. Lomas Taurinas, el nuevo estigma de Tijuana.
Estoy convencida de que ese día marcó el inicio de una época en que la Impunidad y la Violencia se presentaban abiertamente ante la sociedad como la forma oficial de gobernar. Se asesinaba a un priista en territorio panista, pero sin afán de denostar la vida de ningún ser humano, creo que el efecto irreparable en la sociedad es que el sistema nos introducía de golpe a una nueva cultura: la del terror.
“Quien no ve su futuro, repite el pasado” (Cazuza)
Otra mañana cualquiera, el lunes 28 de junio de 2010, un nuevo asesinato político: Rodolfo Torre Cantú, candidato del PRI a gobernador por el Estado de Tamaulipas, en el noreste de México, y quien según las encuestas llevaba clara ventaja sobre sus contendientes, es emboscado junto a su comitiva de campaña en el Km 6.5 de la carretera hacia el Aeropuerto.
Saldo del ataque: cinco muertos, incluyendo al diputado local Enrique Blackmore y a sus tres escoltas. Hay cuatro heridos graves.
Otros saldos indirectos
El PRI movilizó a su alto mando hasta Tamaulipas. Beatriz Paredes encabeza la comitiva, y el capital político que en negativo y positivo puede derivarse de un hecho como este, empieza a notarse:
Mientras por un lado Beatriz Paredes con su consigna: “El crimen no nos va a doblegar”, exige justicia sobre este crimen que ha “puesto de luto al priismo nacional”, el Presidente de la República, Felipe Calderón, hace un llamado a todas las facciones políticas a un Dialogo para un Acuerdo Nacional.
Por supuesto que con la nula credibilidad de un Presidente que ha demostrado más terquedad que inteligencia, un gabinete al que se le escurren las ineficiencias desde todos los ángulos, un país azotado por la violencia y agraviado por terrores inimaginables e injusticias intolerables por otro, y todo lo anterior coronado por la sombra de la usurpación de poder, al menos desde la perspectiva de la mitad de los votantes que no le eligieron, ese llamado ha recibido una rechifla masiva por parte de sus opositores y críticos, en conjunto con ciudadanos que simplemente ya están hartos por decir lo menos.
Apoyada en ‘Poesía de Ocasión’ anuncia Beatriz Paredes que: “Una mano asesina no puede segar la voluntad democrática de un pueblo”.
Pero varias ‘manos asesinas’ si lo pueden hacer y nuestra generación lo ha visto en el 88, en el 94 y el 2006. Y aunque seguramente Paredes y su partido sacarán el mayor provecho a esta situación tan terrible, mimetizando los discursos hipócritas del 94 para simbólicamente insertar dos grandes alas blancas tras el escudo del PRI, no debemos olvidar que quienes nos gobiernan pertenecen a partidos políticos, y la limpieza debe empezar desde ahí, en paralelo con las instituciones.
El crimen organizado tiene su mejor aliado dentro de los partidos, del gobierno y sus instituciones. Se ha fortalecido porque se le permitió en un muy campechano Laissez faire, laissez passer, principio esencial de libre economía sin intervención del Estado, y en otros casos, con intervención del Estado pero bajo el esquema de socio estratégico.
Que Beatriz Paredes y el PRI exijan justicia, es loable y muy necesario en todos los rincones de México, pero si realmente la señorita Paredes pretende que esto suceda, podría empezar poniendo el ejemplo como líder nacional del PRI, enviando a su Comisión de Honor y Justicia (si es que existe dentro de su partido) y solicitando la expulsión de todo funcionario y miembro del partido de los que existan evidencias que se prestaron para favorecer de cualquier manera al crimen organizado o fueron cómplices en cualquier tipo de ilegalidad.
Al menos si los partidos nos garantizan cero tolerancia con sus miembros respecto a sus nexos con el crimen organizado y otras ilegalidades, podemos prevenir a mediano plazo la filtración de este tipo de cucarachas en el gobierno y sus instituciones.
Tristemente, lo más seguro es que ni Beatriz, ni Cesar Nava, ni mucho menos el corrupto 4.0 del Niño Verde lo hará, porque de castigar por nexos con el crimen organizado, más otros abusos que caen en la ilegalidad, simplemente la mayoría de los partidos se quedarían sin bancada, una mañana cualquiera.
Llámenme insumisa, pero independientemente de que Calderón no tenga credibilidad en una gran mayoría, es evidente que en este país se requiere y pronto el compromiso de todas las partes en un Gran Acuerdo Nacional. La prioridad es México.