Desde Hipócrates, padre de la Medicina Moderna, que vivió en Grecia hace unos 2.400 años, hasta fines del siglo XX, la idea general era que los seres humanos tenemos un solitario cerebro, que algunos usamos poco y otros mucho o que algunos usan para el mal y otros para el bien.
Pero el neurólogo Paul Mc Lean exactamente en 1970 propuso la idea del cerebro trienio o tres cerebros, y a partir de estos estudios, otros científicos, como La Violette y Laborit, ampliaron las explicaciones sobre la forma como el cerebro trata la información que recibe, y a partir de 1990, otros investigadores incorporaron al estudio la idea de cinco cerebros, tres dominantes y dos secundarios, lo que revoluciona la neurología del siglo XXI.
Primero uno, después tres, ahora cinco
Cerebro 1
“Cerebro-Reptil”, (dominante), es el paleo-cortéx y contiene el hipotálamo, el tronco cerebral y el cerebelo. Básicamente se trata de la misma estructura que el cerebro de un reptil, que actúa como un canal transmisor de informaciones provenientes del sistema muscular.
Dichas informaciones solo entran y salen con el fin de asegurar la coordinación motriz.
Este pequeño y primitivo cerebro es el responsable de nuestra supervivencia. Es el generador de procesos tales como la frecuencia cardiaca, la respiración, la temperatura corporal, el equilibrio y otras , que son controladas y mantenidas aún en situaciones desagradables o de peligro y de dolor.
A este cerebro están conectados los cinco sentidos, (vista, olfato, oído, tacto, gusto). Por eso es importante subrayar que este cerebro vive solo en el presente, produciendo así el instinto único de huir o luchar. Los guerreros antiguos o los deportistas modernos conocen esos momentos en que solo actúan usando este cerebro.
Cerebro 2
“Cerebro-Medular”, (secundario): está ubicado dentro de la columna vertebral, conectado directamente al sistema nervios y dominado por el “cerebro-reptil”. Es el que provoca parálisis musculares, contracciones intestinales, e infinidad de síntomas asociados a fobias o trastornos de comportamiento
Cerebro 3
“Cerebro-Mamífero”, (dominante). Es el sistema límbico. Está situado por encima del cerebro reptil, rodeándolo y envolviéndolo.
En este cerebro residen las emociones y la memoria a largo plazo, y todos los mamíferos lo poseen.
Este cerebro es lo que les da la capacidad de memorizar los comportamientos agradables o desagradables, la noción de éxito o fracaso, la recompensa y el castigo. Es el centro de nuestros juicios de valor, que aún situados a nivel inconsciente ejercen una gran influencia sobre nuestro comportamiento.
El amor, odio, miedo, cólera, alegría y tristeza, así como los rituales de los animales que comprenden los enfrentamientos destinados a seleccionar la hembra o macho de nuestra predilección. La función de esta memoria a largo plazo propia de este cerebro es de gran utilidad, tanto para no cometer los mismos errores del pasado, como para reproducir las experiencias agradables.
Es importante que la interconexión entre el Cerebro-Reptil y el Cerebro-Mamífero, aporte la experiencia del pasado, dando por resultado una respuesta en el presente pero con la experiencia favorable o negativa de las experiencias pasadas. Aún el inconsciente y los actos realizados de forma automática, todas esas cosas que hacemos sin darnos cuenta.
Cerebro 4
“Cerebro-Corazón”, (secundario), es el musculo cardiaco. Curiosamente es un órgano que se desarrolla, en el feto, antes que el sistema nervioso y el cerebro pensante. Se comunica con las células de nuestro cuerpo no sólo mediante los latidos, sino también a través de una onda de presión con información, mucho más rápida que la sangre.
Cerebro 5
“Cerebro-Inteligente”, (dominante), es el neo-cortéx, y es el más grande pero del cual empleamos solamente entre 8% y 10%.
Es el centro del raciocinio, del pensamiento consciente y la memoria a mediano plazo. Este cerebro cobra importancia en los primates y culmina en el humano, con dos grandes hemisferios que dieron lugar al lenguaje, el pensamiento abstracto, la imaginación y la conciencia.
Este cerebro es flexible y tiene una capacidad de aprendizaje casi infinita, porque contiene los centros del habla, lectura, razón, y conciencia. Es aquí donde se llevan a cabo las asociaciones de ideas que toman en cuenta las experiencias pasadas y donde se generan los sueños y las ilusiones.
Dime cual usas y te diré como eres
Estos cinco cerebros no funcionan de manera independiente. El tratamiento de la información se efectúa de abajo hacia arriba, o sea a partir del cerebro-reptil (paleo cortéx) y el cerebro-medular. Pasa a través del cerebro-mamífero (límbico) y el cerebro-corazón, para finalmente llegar al cerebro-inteligente (neo-cortéx).
Por ejemplo, si recibimos una amenaza, es el cerebro reptil conjuntamente con el cerebro-medular quien recibe la agresión. Su reacción es siempre la de huir o atacar. De allí pasa al cerebro-mamífero y al cerebro-corazón, que son el centro de las emociones. Es aquí donde la pulsión de sobrevivencia es amplificada o frenada, ya sea por el miedo, la piedad o el amor.
Desde allí va al cerebro-inteligente. Aquí la cólera emotiva puede aumentar el deseo de agresión o puede integrarse a las educación implícita y reglas de conducta. Por esa razón ante una mala noticia, primero tensionamos los músculos, luego nos ataca la ira, el llanto o el enojo, y por ultimo reaccionamos “civilizadamente”, neutralizando nuestras emociones.
Pero el problema es que desde el punto de vista de la ejecución, el más rápido de los cerebros es el reptil. El mamífero es tres veces más lento y finalmente, el superior es diez veces más lento que el mamífero. Esto quiere decir que el cerebro reptil es treinta veces más rápido que el cerebro-inteligente o neo-cortéx.
La memoria de corto plazo está situada en el cerebro-reptil. Bastan algunos minutos u horas para que este cerebro lo haya olvidado todo. La memoria de largo plazo se sitúa en el cerebro-mamífero, y la memoria a mediano término reside en el cerebro-inteligente. Así, las enfermedades de la vejez y otras tipo Alzheimer (EA), atacan el cerebro inteligente, dañando la memoria a mediano termino.
La persona recuerda hechos de su infancia y no del año anterior. Incluso personas sanas, muy inteligentes, no recuerdan donde dejaron las llaves, o qué cenaron el día anterior, ya que al ser actos automáticos quedaron en el cerebro-reptil que los borró en pocas horas.
Conocer el funcionamiento de estos cinco cerebros y la forma como se interrelacionan nos puede evitar muchos errores de aprendizaje. Los profesores utilizan métodos de enseñanza que incluyen pedagogía inteligente, razonada y explicativa.
Sin embargo, ahora que sabemos cómo las cosas funcionan dentro de nuestro cuerpo, podemos analizar otros métodos más instintivos y menos racionales.
En la enseñanza tradicional, comenzamos por explicar a nuestro cerebro-inteligente lo que el cerebro-mamífero o reptil debe hacer, cuando realmente éstos funcionan en reversa. Comprendemos pero no podemos “hacer”, porque el cerebro-inteligente con sus razonamientos lógicos no puede de ninguna forma darle instrucciones u órdenes a los cerebros inferiores, que son los que “hacen”.
Debemos entrenar al cerebro inteligente para que controle o ignore los mensajes dañinos de miedo, inquietud, emoción, ira, ansiedad, etc., provenientes de los otros cerebros, porque a ellos no podemos enseñarles nada.
Pon a funcionar tus cinco cerebros
Para que tus cerebros respondan a tus necesidades deben estar motivados. Esto significa que deben tener objetivos seguros y metas realizables.
¿Cuáles son tus mayores talentos?, ¿Qué te haces sentir feliz?, ¿Cuáles son tus temas de conversación?, ¿Cuáles son tus temas de reflexión?, ¿Qué cosas sientes que debes hacer o conocer antes de morir?
Con todas estas preguntas, date un plazo, una semana por ejemplo, en que las ideas gradualmente se inserten poco a poco en tus cerebros. Son preguntas que, una vez sembradas, van a madurar respuestas en los momentos que menos esperes. Simplemente ponte alerta, porque tus ejes motivadores (pareja, casa, dinero, viajes, auto, etc.) se mezclarán con alguno de los estimulantes de tus cerebros.
De esa manera, tus ideas cobrarán vida propia y te impulsarán a actuar.