Simultáneamente, culminan varias investigaciones y juicios relacionados con las acciones del expresidente Donald Trump.
El comité especial que investigó el ataque contra el Capitolio del 6 de enero de 2021 recomendó esta semana procedimientos criminales contra el exmandatario por insurrección y otros cargos; el Departamento de Justicia nombró a un veedor para supervisar su propia investigación; la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) analiza su mal manejo de registros presidenciales y material secreto. Hace dos semanas la Organización Trump -un conglomerado de sus 500 empresas- fue declarada culpable de fraude fiscal.
Y ayer, el Comité de Medios y Arbitrios dio a conocer sus conclusiones a partir de sus declaraciones de impuestos.
Así concluyó una lucha de cuatro años en las que Trump impidió la entrega de sus impuestos, contrariamente a la tradición histórica del país. Como es su costumbre, el magnate utilizó todos los medios judiciales a su alcance, incluyendo la Suprema Corte, para dilatar este momento.
Desde que el Comité ordenó que se publicaran sus hallazgos y numerosos documentos correspondientes, la naturaleza de Trump se ha puesto en evidencia.
A pesar de que la ley impone que el Servicio de Ingresos Internos (I.R.S.) debe auditar los impuestos del presidente y vicepresidente, esto no sucedió durante los dos primeros años del gobierno del republicano. Cuando el comité comenzó a investigar esta irregularidad solo se tomaron medidas simbólicas. Trump actuó por encima de la ley, usando su poder para imponer sus intereses al más alto nivel.
Resultado de esas maniobras, escasea la información sobre los negocios de Trump durante su presidencia.
También se reveló que la excusa de Trump de que no puede dar a conocer sus impuestos tal como había prometido porque el gobierno lo estaba auditando era falsa. Otra mentira más.
Durante su presidencia, Trump declaró haber hecho significativas contribuciones caritativas en efectivo, lucrando con ello, pero sin detallarlas y sin recibos..
Las declaraciones de Trump al I.R.S. muestran la verdad. Es un hombre de negocios que ganó muchos millones de dólares cada año, pero que acumuló supuestas pérdidas crónicas que empleó agresivamente para evitar pagar impuestos, mientras que los estadounidenses los pagaban como debe ser.
Al mismo tiempo, Trump enfrenta una demanda civil de la fiscal general de Nueva York, Letitia James por participar en fraude financiero, y también el fiscal de distrito de Manhattan investiga supuestas prácticas ilegales en sus declaraciones de impuestos.
Estas investigaciones y procesos tienen lugar en momentos en que Trump ya no tiene la inmunidad que le confería la presidencia ni los medios para explotar las herramientas del gobierno a su favor.
Por más que él y el ala MAGA del partido Republicano quieran victimizarse y restar importancia a estos desarrollos, son trascendentales en el proceso de liberar al país del espectro del fascismo y prevenir una repetición del desastroso periplo de su gobierno entre 2016 y 2020.
