Elecciones parciales como la que sobreviene este 8 de marzo raramente atraen mucha atención por parte de los votantes. Especialmente cuando no están en juego los nombres conocidos, las estrellas de la política (o el cine), el control del congreso o el poder presidencial.
Así ha sido a lo largo de las últimas décadas en la ciudad de Los Angeles y sus alrededores. Mientras que en las elecciones generales participa poco menos de la mitad de quienes pueden hacerlo, en las parciales o de primarias el porcentaje cae en otro 50%.
En este caso, la emoción de las grandes decisiones en las elecciones generales es reemplazada por una avalancha de medidas locales a primera vista frívolas, como la de Beverly Hills que otorgaría dos horas de estacionamiento gratuito, y que compite con la que daría… tres horas gratis.
Los porcentajes se desploman aún más en este tipo de votaciones, y los votantes que ya se reconocen entre ellos en los desolados centros de votación son más escasos y encorvados.
Todo lo cual es un contrasentido. Es imposible no comparar esta indiferencia con el entusiasmo con que en todo el mundo los pueblos están ahora saliendo a las calles para retomar el control de sus destinos. Confundidos, exaltados, desorganizados, sí, pero llenos de motivación y esperanza. Y confianza en si mismos.
Es fuerza enfatizar que en estos comicios debemos sacudir la modorra, borrar las dudas, sobreponernos al escepticismo e invertir diez minutos de nuestro tiempo para llegar a la escuela o el salón habilitado para el voto.
En efecto, los residentes de Los Angeles por ejemplo, podrán votar la medida L, que restaura fondos para bibliotecas públicas, severamente recortados en los últimos años y que ahora están a punto de perder aún más dinero por el déficit del estado de California. Tienen la oportunidad de gravar impuestos a los productores locales de petróleo, como casi todos los centros urbanos del país. Además, eligen a la mitad del concejo municipal, en donde una contienda disputada es precisamente la del Este de Los Angeles, que confronta al titular José Huizar con Rudy Martínez. Otra de interés es donde Bernard Parks defiende su escaño contra Forescee Hogan-Rowles.
En esta época de crisis en nuestra educación, cuatro puestos en la junta directiva del distrito escolar se someten a nuestra decisión, y la misma cantidad para el distrito de escuelas comunitarias de Los Angeles.
Hay donde expresarse, en LA como en toda la zona. Hay elecciones municipales en Bell, Rosemead, San Gabriel, South Gate, Carson, Monterey Park, Pasadena, Norwalk, y la lista sigue. Allí donde vivimos se nos ofrece participar.
Para aquellos latinos que siendo ciudadanos y estando registrados pueden votar, la responsabilidad es doble: aquella que moralmente los obliga a, mediante su papeleta electoral, decidir cuestiones importantes de su futuro, y la que deriva del hecho de que entre sus vecinos, familiares y amigos muchos no pueden ejercer ese deber ciudadano porque son indocumentados y carecen del derecho al voto.
Entonces, y sin más preámbulos: si es ciudadano y puede votar este martes: hágalo. No se arrepentira.