En nuestra época nos acostumbramos a andanadas de noticias, a cual más importante o preocupante. La cantidad nos vuelve insensibles y corremos el peligro de no prestar atención a lo importante.
Además, los gobiernos aprovechan la angustia generalizada por el coronavirus y avanzan sus agendas sin debate público.
Una de esas noticias tendría que indignarnos. Involucra especialmente a la comunidad latina.
La agencia federal ICE, encargada de la lucha contra la inmigración ilegal está en el proceso de reclutar a civiles para entrenarlos entre otras cosas en el arresto de inmigrantes indocumentados. Inicialmente, también en el uso de armas de fuego, lo cual ya no aparece en los comunicados y el sitio oficial de la agencia.
Para ello su sección encargada, precisamente, de las deportaciones, inicia una “Academia de Ciudadanos” en Chicago en esta ciudad de Illinois. Allí impartirán clases en ciclos de seis semanas, con participación de 10 a 12 personas en cada clase. El primer curso comenzará el 15 de septiembre y continuará cada martes hasta el 20 de octubre.
Y aunque oficialmente se trata de un programa de esclarecimiento, no es casual que esté a cargo de la Oficina de Cumplimiento de la Ley y Operaciones de Deportación dentro de ICE.
ICE explica que otras agencias de la ley también habilitan a civiles para que les ayuden en tareas policiacas. La comparación es absurda, ya que quienes ICE persigue no son criminales sino extranjeros que se encuentran en el país sin documentos legales.
Quien haya seguido de cerca la metamorfosis de ICE desde que Donald Trump asumió el poder no debería sorprenderse de esta mala idea.
En muchos casos, ICE se ha estado convirtiendo en el brazo armado del programa autoritario antilatino y antiinmigrante del régimen. Considera todo el territorio nacional bajo su jurisdicción, mientras que las aprehensiones fronterizas están a cargo de la agencia de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP).
Frecuentemente sus agentes que buscan a individuos señalados para deportación se hacen pasar por policías, lo que no son. Llevan esa palabra en sus chalecos. Es legal, pero engañoso y de mala fe.
Operan entonces con amplia autoridad y supervisión mínima. Las operaciones de ejecución y remoción de ICE se han vuelto cada vez más agresivas bajo las políticas de la administración Trump y esto no es una excepción.
Subleva también que la presunta “Academia” inicie en Chicago, una ciudad santuario donde la ley limita la entrega de indocumentados por la policía a ICE. Una ciudad seleccionada por Trump como blanco preferido de insultos. Una ciudad donde blancos, latinos y afroamericanos conviven en partes iguales. Y una ciudad en donde ICE ha conducido verdaderos raids con despliegue militar en barrios latinos, aterrorizando a la población.
La creación de cuerpos de “vigilantes” que podrían participar en estos operativos acentúa el peligro que conlleva ICE.
No es descabellado presumir en el futuro un escenario en donde estos civiles participen en la búsqueda de indocumentados allí donde creen que los encontrarán, en las comunidades latinas. Que asuman que alguien parece indocumentado por ser latino. Que utilicen su presunta autoridad para arrestar a personas inocentes. Que no comprendan que vivir sin permiso en el país de por sí no es un crimen sino una falta administrativa civil que no conlleva acusación penal ni más castigo que la deportación. Que traten a todos como criminales.
La supuesta academia de deportación es una mala idea. Debe ser cancelada de inmediato.