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California vota en medio de temores e incertidumbre

Por fin California va a votar en el Super Martes este 3 de marzo. Va a ser reconocido como el estado gigante que es. Atrás están los días en que los resultados en California no importaban, porque el estado votaba en junio y a esa altura ya se había perfilado la identidad del ganador de las primarias y candidato demócrata (o republicano) a Presidente.

California, el estado decisivo

De esa manera el estado deja de ser la vaca lechera de dólares que fue por décadas. El estado al que los candidatos llegaban primordialmente para recolectar dinero de nuestros “millonarios y billonarios”, como los llama el líder del grupo, el socialdemócrata Bernie Sanders.

Es decir: California tiene que cumplir con las expectativas, ser el estado decisivo (junto a Nueva York y Texas) y hacer de lado a los más pequeños y menos diversos.

[bctt tweet=»Los Ángeles se convierte en el epicentro de un experimento electoral; cada error será magnificado para disminuir la confianza en el sistema y la democracia » username=»hispanicla»]

Pero con el aumento en su visibilidad viene también un aumento de responsabilidad y de escrutinio.

¿Está todo listo?

Quizás. El problema es que justo, justo cuando la campaña electoral se vuelve sorprendente, impredecible, crítica, justo cuando sube el nerviosismo en el establishment demócrata por el giro que están dando los primeros resultados, justo entonces, California tenía que efectuar cambios radicales en sus reglas.

Las nuevas reglas de votación

Sí, porque a partir de ahora, se puede votar en cualquiera de los nuevos centros regionales, que serán 1,000, contra los 5,000 que se usaban hasta ahora. Ya no es necesario que busques la escuela en la que estás registrado para votar. Además, el voto en el condado de Los Ángeles comienza once días antes de la fecha oficial.

Y además, el sistema de votación es totalmente nuevo. Un sistema que no se ha probado antes.

Aunque es la última palabra en tecnología los temores sobre su funcionamiento persisten. O sea, no es que se tema una repetición del caos registrado en Iowa, en donde prácticamente contaban con el dedo. Pero igual.

En primer lugar, porque votar ahora no es simple. O aunque fuese simple, los votantes deberán aprender un nuevo método de votación, con su potencial para errores y la confusión. El sistema, llamado “Voting Solutions for All People,” o VSAP, fue probado en experimentos piloto, pero nunca con los casi 6 millones de votantes que se espera para el  martes 3 de marzo.

Los responsables del nuevo sistema insisten en que no tenían otra alternativa que ponerlo en uso. Diez años de desarrollo son suficientes, dicen. Y muchas municipalidades cambiaron sus fechas de votación de modo tal que sincronizaran con las nacionales que se vienen encima. El motivo: sin ellas, los porcentajes de voto caen estrepitosamente a un 15% o menos de los autorizados para hacerlo, mientras que en esta ocasión se esperan números cuatro o cinco veces mayores. Buena idea, pero doble presión sobre las nuevas reglas.

El sistema no fue probado

Todo lo cual a sus ojos justifica el riesgo, que auguran pequeño.

De manera tal que el voto se llevará a cabo digitalmente, sobre una pantalla; una vez que el votante termine de señalar su elección, el programa la imprimirá en sendas papeletas, que a su vez se pueden revisar y que garantizan que un recuento, en caso necesario, sea posible.

Pero el condado de Los Ángeles, el segundo mayor de Estados Unidos, tiene una característica adicional. Es uno de los 15 (10 de ellos nuevos) condados en que se pone en uso nuevos procedimientos, aprobados en 2016 por la Legislatura siguiendo un modelo utilizado únicamente en el estado de Colorado. Pero es el único en el que no se enviarán previo al ejercicio ciudadano las papeletas a los votantes cuyos centros de votación desaparecieron.

En consecuencia, podría sobrevenir una situación en la que miles de votantes del condado no estén enterados de los cambios y que al no encontrar su sitio tradicional de votación abierto, enfilen para sus casas. Adiós voto.

De esta manera, el condado de Los Ángeles se convierte en el epicentro de un experimento que, sí, puede tener éxito. O no. En cuyo último caso el error será magnificado y amplificado, para regocijo de los contrarios y para disminuir la confianza en el sistema y a la larga, en nuestra democracia.

Y hay razones para estar preocupados. Una encuesta de USC dada a conocer a principios de febrero 2020 arroja que solo el 38% de los votantes está al tanto de los cambios que se avecinan.

La mitad votará por correo

Por último, incluso pequeños defectos pueden causar grandes problemas. Un ensayo de votación llevado a cabo en noviembre en el condado arrojó que el 1% de las máquinas tienen problemas para imprimir las papeletas, haciendo imposible su conteo.

Ahora, el 1% es poco. Pero son entre 10,000 y 15,000 votos. Es mucho.

Como las opciones electorales son tan diversas dentro del mismo condado, entre una jurisdicción y otra, no se puede preparar una nueva papeleta universal de reemplazo y la única manera de superar este problema será escribiendo las preferencias del ciudadano a mano, una por una.

Hasta aquí los potenciales problemas de California vota… afortunadamente, se calcula que más de la mitad de los votantes lo harán por correo. Aproximadamente el mismo porcentaje que en 2018.

Dicho todo esto, hubiese sido mejor que se probaran los nuevos sistemas en un ciclo electoral menos importante que el actual (es decir, en cualquier otra ocasión). Ya es tarde para ello. Para minimizar los daños, debemos difundir la información correcta y los ciudadanos deben informarse antes del día mismo.

La comunidad latina de Los Ángeles y California toda está movilizada. Una encuesta de noviembre de Latino Decisions y Latino Community Foundation muestra que el 74% de los latinos con derecho a votar están seguros de que lo ejercerán. Con o sin cambios administrativos, este número es crucial. Que se cumpla.

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Autor

  • Fundador y co-editor de HispanicLA. Editor en jefe del diario La Opinión en Los Ángeles hasta enero de 2021 y su actual Editor Emérito. Nació en Buenos Aires, Argentina, vivió en Israel y reside en Los Ángeles, California. Es periodista, bloguero, poeta, novelista y cuentista. Fue director editorial de Huffington Post Voces entre 2011 y 2014 y editor de noticias, también para La Opinión. Anteriormente, corresponsal de radio. -- Founder and co-editor of HispanicLA. Editor-in-chief of the newspaper La Opinión in Los Angeles until January 2021 and Editor Emeritus since then. Born in Buenos Aires, Argentina, lived in Israel and resides in Los Angeles, California. Journalist, blogger, poet, novelist and short story writer. He was editorial director of Huffington Post Voces between 2011 and 2014 and news editor, also for La Opinión. Previously, he was a radio correspondent.

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