El panorama mundial ante la contingencia que se vive por la pandemia en torno a la propagación del Coronavirus (COVID-19) ha ocasionado la disminución de las emisiones contaminantes a lo largo del planeta. En los Estados Unidos la crisis sanitaria ha impactado con mayores proporciones, sin embargo, el presidente Trump se ha aprovechado de la situación para debilitar las regulaciones ambientales que protegen la salud de nuestros niños.
Mediante la Agencia de Protección al Ambiente (EPA, por sus siglas en inglés), presidida por Andrew Wheeler, la administración actual ha debilitado la normativa que regula los estándares de mercurio y tóxicos del aire, y limitan las emisiones de mercurio y gases ácidos de las centrales eléctricas de carbón (MATS, por sus siglas en inglés), además desmantelar los estándares de vehículos limpios.
Aunado a esto el oportunismo del Presidente ante la contingencia derivó en la exención generalizada del cumplimiento de las normas ambientales, trayendo consigo una oportunidad para los contaminantes del país de pasar por alto las regulaciones ambientales.
El difícil momento que vivimos como país nos hace preocuparnos por la salud de nuestros hijos, ya que mientras más se contamina nuestro aire con acciones como la flexibilidad del cumplimiento y la aplicación de los estándares en materia de contaminación, nuestros menores se exponen con mayor riesgo ante el Coronavirus (COVID-19).
Además, considérese la propuesta para rechazar el fortalecimiento de los estándares que nos protegen de la contaminación por partículas finas; la censura a los tipos de investigación científica que la EPA puede considerar cuando establece los estándares en materia de contaminación y la aniquilación de las protecciones contra las emisiones tóxicas de mercurio.
Con el debilitamiento de la Normatividad de Mercurio y Tóxicos en el Aire se lanza una amenaza directa para la salud de nuestros hijos. La normativa garantiza que el 90% del mercurio en el carbón que queman las plantas eléctricas no se libere al aire, reduce las emisiones de gas ácido en un 88%, las emisiones de dióxido de azufre en un 41% y las emisiones de metales tóxicos como arsénico, cromo, níquel, cadmio, plomo, dioxinas, selenio y muchas más.
Los beneficios de los MATS a la salud de la población salvan vidas ante los graves impactos de la contaminación del aire producidos por el mercurio y decenas de otros contaminantes nocivos. Evitan 4,200 y 11,000 muertes prematuras, 2,800 casos de bronquitis crónica, 4,700 ataques cardíacos, 130,000 ataques de asma entre otros beneficios, especialmente para las mujeres embarazadas y las comunidades de color que viven a la sombra de las hispaplantas de carbón.
[bctt tweet=»Al contaminar más el aire, se reduce la capacidad de nuestro cuerpo para combatir las infecciones, por lo que se tiene mayor riesgo de complicación si se contrae el coronavirus » username=»hispanicla»]
Al contaminar más el aire, se reduce la capacidad de nuestro cuerpo para combatir las infecciones, por lo que se tiene mayor riesgo de complicación si se contrae el coronavirus. Dicha contaminación puede causar o incrementar el asma y hace que nuestros pulmones sean más vulnerables a la infección.
Además la contaminación del aire aumenta el riesgo de hospitalización por neumonía. En medio de la pandemia mundial, nunca ha habido una indicación más clara de la importancia del aire limpio como base para una buena salud pública.
El problema podría agrandarse ya que la carga para la salud pública se incrementaría al doble, al atender enfermedades derivadas de la contaminación del aire, junto con la contingencia de salud por el COVID-19. Recordemos que de acuerdo con la American Lung Association, el 40% de los estadounidenses viven en áreas donde no se cumplen los estándares federales de calidad del aire y más de 26 millones de estadounidenses sufren de asma.
Por otro lado, el presidente Trump y Wheeler, están poniendo los intereses de los grandes cabilderos del petróleo de D.C. por encima de la salud del pueblo estadounidense, ya que la regla final requerirá que los fabricantes de automóviles aumenten la eficiencia de los gases de efecto invernadero únicamente un 1.5% cada año, muy por debajo de los estándares actuales que requieren aumentos anuales del 5%.
Esto agrega 1,500 millones de toneladas métricas de contaminación climática, una cantidad equivalente a la contaminación total de 68 plantas de carbón que operan durante cinco años. Los aumentos resultantes en la contaminación del aire causarán 250,000 ataques de asma y más de 18,000 muertes prematuras.
Los propios expertos científicos de la administración han advertido que este retroceso conduciría a un aire más sucio y podría costar a la industria automotriz decenas de miles de empleos. También reducen las facturas de gasolina para cada conductor, en medio de una crisis económica y de salud pública sin precedentes, es una traición a las familias estadounidenses.
¿Cómo debemos abordar la contingencia de salud y la crisis climática?
Debemos priorizar la salud de nuestras familias y enfocarnos en la reducción de la contaminación, a pesar del paro en nuestra economía, ya que las familias con pocos recursos son las más afectadas en esta pandemia.
El aire más limpio y la reducción de la contaminación que estamos viendo ahora pueden ayudar a las personas a inspirarse para luchar por un futuro de contaminación cero, donde todos estemos a favor de un aire más limpio. Tomemos medidas inmediatas para contener la crisis ambiental que vivimos.
[bctt tweet=»Debemos priorizar la salud de nuestras familias y enfocarnos en la reducción de la contaminación, a pesar del paro en nuestra economía, ya que las familias con pocos recursos son las más afectadas en esta pandemia » username=»hispanicla»]
Se puede lograr una movilización global para enfrentar también la crisis climática, justo como lo están haciendo los países ahora. Escuchar a la ciencia, ya que esta emergencia de salud pública refuerza la necesidad de una política guiada por una ciencia sólida. La crisis climática debe enfocarse en tomar medidas avaladas por científicos. Deben ser inmediatas, para reducir urgentemente la causa de raíz: la contaminación.
Con motivo del Día de la Tierra el 22 de abril y ante la contingencia de salud que vivimos es momento de pensar en el cuidado de nuestro planeta y en la salud de nuestras familias, alzar la voz y demandar que los normativas por las que hemos luchado se respeten.
Está claro que el presidente Trump busca favorecer los intereses particulares que acrecientan la contaminación climática y no la salud de las familias estadounidenses. Debemos recordar estas acciones que ponen en riesgo nuestra salud y exigir que en medio de una pandemia se priorice la calidad de nuestro aire ya que de no hacerlo, las consecuencias pueden ser devastadoras.
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