Me imagino sentado en una cómoda silla de un lujoso comedor clásico, con un refrigerio en la mano viendo jinetes surcar la pista, mientras pienso como agradecer a La Condesa de Miravalle por contar con ese espacio para el deleite de la burguesía capitalina.
A la distancia me pregunto con qué ojos verían hoy este espacio urbano los descendientes de Moctezuma II.
Las marcas de lo que fue son evidentes en sus parques y la distribución de las calles a su alrededor, porque el simple nombre parece desorientar a cualquiera.
Recovecos que dan nombres
Cuando uno se adentra a esta colonia, la imaginación se proyecta en muchas direcciones y más para un forastero tan lejano.
Con el simple nombre de las calles se realzan los edificios funcionalistas. Los detalles art-decó capturan mi vista al recorrer cada uno de los recovecos que los conforman.
Quisiera adentrarme para constatar si la fachada se extiende a través de los acabados o el mobiliario. Poder platicar con los usuarios para ver si el espacio les pertenece y es una extensión de ellos mismos.
La paso mirando hacia arriba ignorando la banqueta, la calle y los propios transeúntes. Me encantan los árboles que sirven de complemento a las propias moles de concreto, ladrillo o cristal, como si fueran sacados de un manual de paisaje urbano con sus bellas formas y sus verdes follajes.
Se huele y se siente la historia a través de los sentidos, el palpitar profundo de la evolución constante.
Colonia fresa, bohemia…
A mi no me pregunten que es hoy, porque no lo sé. Apenas voy llegando. Que si es colonia fresa, bohemia, en ascenso o decadencia, que si es cara, de contrastes, ecléctica o de artistas.
Ya tendré tiempo de voltear a verlos, porque la provincia, como en las buenas monarquías, pesa en la psique.
Lo que no puede dudarse es que estoy en el centro de la mancha, en el corazón del monstruo.
Moctezuma se ha vengado con fuerza los primeros días y sólo espero un sismo para sentir que he pasado la prueba.
Las nuevas aventuras de la vida son de retos y más que un hipódromo, esto es una arena de la cual hay que salir victorioso todos los días.
Mi refrigerio se calienta. Es tiempo de hacer una pausa mientras sigo meditando las palabras correctas para La Condesa.