Icono del sitio HispanicLA: la vida latina desde Los Ángeles

Cuadernos de la Pandemia: Las esterilizaciones forzadas no son cosa del pasado

Póster contra la esterilización forzada. FOTO: Picryl

«Y luego la historia se esfumó en una traición de humo.
Todavía hay quemas aunque vivamos en una democracia erigida
sobre cementerios»

—Joy Harjo, poeta nativa de Muscogee, Oklahoma

 

Las esterilizaciones forzadas suelen ser un delito de estado y como tal las historias solo se conocen años más tarde, cuando el gobierno que las autorizó ya no está en el poder. O cuando alguna de las víctimas sale a la palestra a denunciarlo. No se dice mucho sobre esto, y si se escucha o se ve en las noticias tiende a perderse el interés al poco tiempo porque sus víctimas son mujeres y hombres humildes, carentes de recursos económicos y pertenecientes a grupos étnicos y raciales que no tienen poder ni representación ante la sociedad dominante. Es un crimen que ha recorrido y sigue recorriendo las entrañas de distintos países del mundo y con frecuencia su objetivo tiene que ver con políticas de exterminio de minorías que se consideran desechables y estorbosas para el proyecto nacionalista de pretendida pureza y superioridad racial.

En el mundo occidental las campañas de esterilización forzada están asociadas con la eugenesia (del griego: nacido de buena cuna, o de buenos genes), una seudo-ciencia racista surgida en la década de 1880 en Inglaterra que buscaba el perfeccionamiento del mundo natural vivo y particularmente el de la especie humana. Su gestor fue el inglés Francis Galton, primo hermano de Charles Darwin, quien partiendo de la teoría de Darwin sobre la selección natural (la supervivencia de los más fuertes) y los estudios del pionero de la genética, el austriaco Gregor Mendel, concluyó que le podía dar una mano a esa teoría por medio de la selección artificial, esto es, con la intervención de mecanismos clínicos que pudieran mantener el control poblacional y contribuir a la preservación y dominio del grupo humano superior, que para Galton eran, claro está, los anglosajones.

Estas propuestas fueron adoptadas rápidamente por el biólogo norteamericano Charles Davenport y tanto en Inglaterra como en Estados Unidos llevaron en poco tiempo a políticos y legisladores a crear leyes a favor de las esterilizaciones forzadas (histerectomías en las mujeres, y vasectomías en los hombres) como manera de implementar la ideología racista eugenésica. El estado de Minesota fue el primero en el mundo en pasar en 1907 una legislación que aprobaba las esterilizaciones forzadas en hombres y mujeres declarados locos, deformes físicamente, discapacitados mentales, epilépticos o criminales. Pronto otros estados también adoptaron leyes parecidas, que en ocasiones incluía a ciegos, sordos,  alcohólicos, personas dependientes como los huérfanos, o desarraigados sociales como los mendigos y vagabundos. El objetivo primario de esas leyes era evitar la degeneración de la población blanca del país, pero con el tiempo comenzaron a ser también un arma de exterminio de minorías no deseables como los afroestadounidenses, indígenas y latinos.

Lutz Kaelber, profesor de sociología de la Universidad de Vermont, realizó una investigación sobre la eugenesia en los Estados Unidos y halló que más de 30 estados crearon leyes que posibilitaron la esterilización de más de 60 mil personas, en su mayoría mujeres, en las primeras décadas del siglo 20 (1). California fue el estado líder en esterilizaciones forzadas con más de 20 mil casos documentados, según Kaelber en la fuente citada y por Daniel Kevles en su libro In the name of eugenics: Genetics and the uses of human heredity (En el nombre de la eugenesia: genética y el uso de la herencia humana (2). El carácter esencialmente racista de la eugenesia contra poblaciones consideradas no blancas se expresa de manera contundente en el llamado Credo Eugenésico escrito por Davenport. Uno de sus puntos en relación con la llegada de inmigrantes a los Estados Unidos que no fueran eurodescendientes, sentencia: “Creo en la selección de los inmigrantes a fin de que nuestro plasma germinal nacional no sea adulterado con rasgos de inadaptación social” (3).  

Durante los primeros años de la Alemania nazi, la campaña de esterilización forzada de mujeres que eran consideradas defectuosas y que habrían de procrear hijos defectuosos fue inspirada en las teorías y prácticas de la eugenesia desarrolladas en los EE. UU. Se considera que un promedio de 400 mil mujeres y hombres alemanes fueron esterilizados contra su voluntad bajo la Ley para la Prevención de Descendencia con Enfermedades Genéticas que se aplicó de 1933 a 1939, e incluyó a judíos, afroalemanes, gitanos, homosexuales y personas que no fueran consideradas de raza aria (4).

En el caso de los EE. UU. hay que tener en cuenta que la discriminación, segregación y opresión contra grupos racializados (negros, latinos, indígenas, asiáticos y otras minorías) ya era una realidad en los Estados Unidos antes del surgimiento de las teorías y prácticas de la eugenesia. Pero la elaboración y las conclusiones de la eugenesia fue el argumento puntual de la ideología nativista para intentar mantener el predominio anglosajón en los Estados Unidos. Es de la eugenesia de donde derivan esas expresiones racistas y clasistas que usamos con apariencia inofensiva cuando decimos que tal o cual persona es de “buena cuna” o que tiene “buenos genes”, como acostumbra vanagloriarse Donald Trump apuntándose a sí mismo y a sus seguidores. El documental American Experience: The Eugenics Crusade (Experiencia americana: la cruzada eugenésica), que puede verse en el canal de Amazon Video, narra de manera detallada los origenes y la implementación de esta máquinaria clínica de exterminio humano.

Pero este delito no es cosa del pasado. Las esterilizaciones forzadas en los EE. UU. continuaron en la segunda mitad del siglo 20 y continúan hasta el día de hoy ejecutadas sobre todo contra mujeres indígenas, afroestadounidenses y latinas. Menciono cuatro casos notables y ampliamente documentados.

Uno: Entre las décadas de 1950 y 1960, el gobierno de los Estados Unidos emprendió una campaña secreta y genocida contra mujeres pobres de Puerto Rico alegando que la isla estaba superpoblada y que al no tener hijos muchas más mujeres podían unirse a la fuerza laboral de las nuevas compañías norteamericanas que estaban inundando este territorio. El documental La Operación, dado a conocer en 1982, describe, a través de entrevistas a mujeres puertorriqueñas que fueron esterilizadas con engaño, la vastedad de este proyecto de genocidio demográfico (5). La píldora anticonceptiva fue también probada primero y de manera experimental con mujeres puertorriqueñas.

Dos: En la década de los setenta, el Congreso de los Estados Unidos aprobó el Acta sobre Servicios de Planificación Familiar y Estudios de la Población a través de la cual más del 25 por ciento de las mujeres indígenas del país fueron esterilizadas forzadamente, sin la información debida, o con engaños. Durante un período de siete años (1970-1977), médicos pagados por el gobierno esterilizaron bajo presión a mujeres de distintas tribus de los Estados Unidos en un proyecto de exterminio de las comunidades nativas de esta nación que se autodenomina faro de la democracia y de la justicia en el mundo (6).

Tres: El documental Belly of the Beast (El vientre de la bestia), trasmitido por PBS, denuncia de manera detallada y con el relato de algunas de las víctimas, el crimen de las esterilizaciones forzadas contra mujeres afroestadounidenses y latinas en las cárceles de California después de 1979, el año en que esta práctica genocida fue prohibida legalmente en el estado. El documental enfoca particularmente en al menos 150 casos documentados de histerectomías en Central California Women’s Facility, la cárcel para mujeres más grande del mundo. Estrenado el 23 de noviembre de 2020, las directoras del filme denuncian que este delito sigue cometiéndose hasta el presente en diversos centros penitenciarios para mujeres.

Cuatro: En septiembre de 2020 la enfermera Dawn Wooten denunció a la prensa que varias mujeres migrantes latinoamericanas en los centros de detención migratorios en Irwin, Georgia, en la frontera sur de los Estados Unidos, habían sido esterilizadas sin el consentimiento de ellas en hospitales bajo la supervisión del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas, ICE (7).

Las campañas de esterilización forzada se multiplican por el mundo, sin dejar de recordar que Estados Unidos fue el primero en iniciarlas y sirvió y sigue sirviendo como modelo de “inspiración” a otros países. En las noticias en estos días están las denuncias contra el gobierno peruano de Alberto Fujimori, acusado de autorizar la esterilización forzada o con engaños de más de 300 mil mujeres de las comunidades indígenas quechuas y de familias con pocos recursos económicos entre 1996 y el 2000 (8). El gobierno chino, por su parte, está desde hace años en una campaña de exterminio de la minoría étnica y religiosa de los uigurs en Sinkiang, China, a través de la esterilización forzada. Debido a este programa genocida la población uigur redujo su crecimiento poblacional en más del 60 por ciento entre 2015 y 2018, que son los últimos años de que se dispone de estadísticas (9).

En cuanto a EE. UU., el aumento de los ataques racistas contra las comunidades minoritarias que se ha visto en los últimos cinco años, es apenas un reflejo de la corriente interna que recorre el código genético supremacista de esta nación y que se expresa en múltiples maneras, entre ellas la aniquilación de grupos minoritarios considerados indeseables. Identificar, denunciar y desmantelar el mito asumido de la superioridad racial blanca, que sigue teniendo un aliado fundamental en la ideología eugenésica, es una responsabilidad del segmento de la población que lucha por un mundo con justicia social y racial. En las protestas antiracistas de los últimos años vemos con frecuencia el letrero que dice, “El silencio es violencia también”. Y es difícil negar que tiene razón.

Fuentes citadas:

1. Kaelber, Lutz. “Eugenics: Compulsory Sterilization in 50 American States.” University of Vermont, Burlington, VT, 2012.
2. Kevles, Daniel. In the name of eugenics: Genetics and the uses of human heredity. Harvard University Press, 1998.
3. Riddle, Oscar. “Biographical Memoir of Charles Benedict Davenport, 1866-1944.” National Academy of Sciences of the United States of America. Volume XXV—Four Memoir, 1947, 84.
4. “El estado biológico: higiene racial nazi. 1933-1939.” United States Holocaust Memorial. Washington D.C. s/f.
5. La Operación. Documental sobre las políticas de esterilización impuestas en Puerto Rico, Dirigido por Ana María García, 1982.
6. Theobald, Brianna. “A 1970 Law Led to the Mass Sterilization of Native American Women. That History Still Matters.” Time Magazine. November 28, 2019.
7. “Migrantes esterilizadas en cárceles de EE.UU. ¿La punta del iceberg?” DW, Bonn, Alemania, 24 de septiembre, 2020.
8. Fowks, Jackeline. “Indígenas y pobres: 20 años sin culpables para las víctimas de esterilizaciones forzadas en Perú”. El País. 8 de marzo 2021.
9. “China impone control de natalidad a minorías musulmanas”. Associated Press. 28 junio 2020.

OTROS ARTÍCULOS:
Cuadernos de la Pandemia: Glendale reconoce su pasado racista y trabaja para combatirlo

Cuadernos de la Pandemia: De Poeta en Nueva York a The Wall. Retratos del despojo

Autor

  • Valentin González-Bohórquez es columnista de HispanicLA. Es un periodista cultural, poeta y profesor colombiano radicado en Los Ángeles, California. En su país natal escribió sobre temas culturales (literatura, arte, teatro, música) en el diario El Espectador, de Bogotá. Fue editor en Barcelona, España, de la revista literaria Página Abierta. Es autor, entre otros libros, de Exilio en Babilonia y otros cuentos; Historia de un rechazo; la colección de poemas Árbol temprano; La palabra en el camino; Patricio Symes, vida y obra de un pionero; y Una audiencia con el rey, publicados por distintas editoriales de Colombia, España y los Estados Unidos. Ha publicado numerosos ensayos sobre literatura y es co-autor, entre otros libros, de Otras voces. Nuevas identidades en la frontera sur de California (Editorial A Contracorriente, North Carolina State University, 2011), The Reptant Eagle. Essays on Carlos Fuentes and the Art of the Novel (Cambridge Scholars Publishing, 2015) y A History of Colombian Literature (Cambridge University Press, 2017). Es profesor de lengua y literaturas hispánicas en Pasadena City College, Calif.

    Ver todas las entradas
Salir de la versión móvil