El presidente Donald Trump ha mostrado consistentemente que solo piensa en él mismo y no en su país. Aun en los días finales de su nefasta presidencia hace todo lo que puede para conservar su poder, alimentar su ego y debilitar la democracia.
Afortunadamente para Estados Unidos y el mundo, Joe Biden gano las elecciones de una forma contundente. Más de 81 millones de votantes demócratas y republicanos, un número nunca antes visto en la historia del país, rechazaron la reelección del mandatario.
Trump continua argumentando que le hicieron trampa, que hubo fraude. Sin embargo, no ha podido presentar pruebas convincentes y más de 90 jueces federales, tanto liberales como conservadores, rechazaron en decenas de casos considerar su petición de descartar los votos que le dieron la victoria a Biden en Wisconsin, Michigan, Pennsylvania y Georgia. Por si fuera poco la Corte Suprema de Justicia dominada 6-3 por jueces conservadores también desestimó en dos ocasiones demandas a favor de Trump.
Esta semana, el Washington Post saco a la luz pública la conversación entre Trump y Brad Raffensberger, el secretario de estado de Georgia, donde el presidente le presionaba para que le «consiguiera» 11,780 votos, uno más que el margen de victoria del demócrata en ese estado. Trump llegó al extremo de amenazar con de llevarle a un juicio criminal. Raffensberg, un funcionario republicano, no cedió a la presión y al chantaje, y se mantuvo firme en la defensa de la democracia.
Esta noche, o en unos pocos días, sabremos si los candidatos demócratas Raphael Warnock y Jon Ossoff ganen la elección por los dos escaños al senado representando a Georgia. Hasta el momento de escribir este artículo hay un record de participación de un poco mas de 3 millones de votantes, incluyendo a 100 mil que lo hicieron por primera vez, lo que es una buena noticia para los demócratas que han tratado de expandir su base en ese estado.
Las encuestas les daban a ambos la delantera.
Una victoria en Georgia le dará más margen de maniobra legislativa al presidente electo Joe Biden, ya que la vicepresidenta electa Kamala Harris podría ser el voto decisivo y quebrar el balance de poder a favor de los demócratas en el Senado para aprobar legislaciones importantes y las confirmaciones del gabinete ejecutivo.
Aunque Trump fue derrotado electoralmente, todavía conserva un enorme poder político. Los 74 millones de votos que recibió lo convierten en la principal fuerza dentro del partido Republicano. Esa es la razón por la cual 11 senadores y 140 miembros de la Cámara Baja del Congreso han indicado que objetarán los resultados del colegio electoral cuando estos sean leídos en la sesión conjunta del congreso el 6 de enero. La contradicción para cuatro de los 11 senadores es que ellos mismos ganaron en la misma elección que están cuestionando. Utilizaron las mismas boletas y el mismo sistema las electoral.
Algunos senadores y representantes republicanos utilizarán la atención de los medios para montar una escena de teatro que puede durar algunas horas, pero cuya escena final será la certificación del resultado del colegio electoral 306-232. Una amplia mayoría del Congreso reafirmará la elección de Biden como el 46avo Presidente de EE.UU.
El teatro y el guion están dirigidos a complacer la base ultraconservadora de tendencia fascista y racista que aún apoya a Trump.
El sistema público y privado de salud del país está al borde del colapso debido a la pandemia del Covid19, a pesar de que el Congreso aprobó a última hora un paquete de 900 mil millones de dólares para tratar ayudar a los más afectados. Estados Unidos está duramente golpeado por los millones de infectados, los cientos de miles de muertos, la alta tasa de desempleo, el fantasma de miles de expulsiones de casas y apartamentos, pequeños negocios quebrados. Ante este panorama sombrío Trump prefiere escaparse a jugar golf en su resort de Mar-a-Lago en Florida y twittear desenfrenadamente en lugar de mostrar algo de liderazgo y preocupación por el ciudadano común en las semanas finales de su tan nefasta presidencia.
El congreso le propinó un duro golpe al ego de Trump al anular el veto que éste hizo de la reautorización de la ley de Defensa. Le envió un mensaje claro de que no autorizará una acción militar internacional si se le llegara a ocurrir al todavía presidente. A muchos en el Congreso y en la comunidad de inteligencia se prendieron las alarmas cuando Trump destituyó a funcionarios claves del Pentágono y los sustituyó con sus incondicionales. Algunos expertos pensaban que se preparaba para alguna acción militar en el extranjero que lo beneficiara en las encuestas.
En un hecho sin precedentes, 10 exsecretarios de Defensa que sirvieron tanto en administraciones republicanas como demócratas, escribieron una carta pública denunciando a Trump por tratar de revertir los resultados del colegio electoral después que se han realizado auditorias, recuentos de votos, decisiones por parte de jueces federales y de la Corte Suprema de Justicia.
En un lenguaje muy firme fustigan a Trump y concluyen que el tiempo de cuestionar los resultados ya pasó y que es el tiempo de contar los votos del colegio lectoral en el Congreso , tal como lo prescribe la constitución. Los firmantes de la declaración pública son: Dick Cheney, James Mattis, Mark Esper, Leon Panetta, Donald Rumsfeld, William Cohen, Chuch Hagel, Robert Gates, William Perry y Ashton Carter.
El fin de semana, durante una entrevista con MSNBC el exrepublicano Steve Schmidt, quien dirigió la campaña presidencial del difunto senador John McCain en 2008, al ser cuestionado sobre la presidencia de Trump expreso lo siguiente:
“Donald Trump ha sido el peor presidente que este país haya tenido. Ha logrado debilitar a nuestra nación en solo tres años, es inimaginable ponderar donde estamos hoy en comparación de donde estábamos cuando Barack Obama dejó la presidencia.”
“Muchos estábamos dudosos al principio de la nefasta presidencia de Trump, pero este es un momento de debilidad y humillación nacional. Lo que oyes del presidente son las reflexiones de un imbécil, de un idiota, y no uso estas palabras como una etiqueta, las uso porque son las palabras del idioma ingles que describen correctamente su conducta y comportamiento.”
“Nunca habíamos visto un nivel de incompetencia tan asombrosamente abismal por parte de nadie en este país que se haya encargado de responsabilidades tan substanciales. Es asombroso que este hombre sea el Presidente de Estados Unidos. El estafador de la ciudad de New York, el de los negocios en bancarrota, el del reality show, un programa que lo presentó como algo que él nunca fue: un hombre de negocios exitoso.”
“El actual presidente de Estados Unidos es el hombre que haría este país grande nuevamente, pero que en cambio el trajo muerte, sufrimiento, colapso económico verdaderamente en una escala épica.”
En cuanto a la política de Trump hacia Venezuela, siempre estuvo ligada a sus intereses electorales en Florida. Después de todo, declarar que todas las opciones estaban sobre la mesa, incluyendo la militar respecto a aquel país, alentó narrativas intervencionistas en sectores de la oposición.
Venezuela nunca fue algo que preocupara al votante promedio estadounidense fuera de Florida. Utilizar electoralmente el tema del socialismo venezolano le resultó a Trump. Después de todó gano en Florida gracias al voto cubanoamericano. Parte de la oposición venezolana se casó con la agenda electoral de Trump y su retorica guerrerista.
Pero al parecer también se debilita con su derrota y el ocaso de su nefasta presidencia.