Alegría. Solidaridad. Sonrisas. Niños pequeños gritando «Si se puede» a voz de cuello. El ruido de las cornetas de plástico hacen del intento de comunicación verbal una ruidosa ilusión. A dólar, a dólar el agua, pero algunos la reparten. Los hot-dogs cuestan a ojo: yo pagué cuatro, otros tres o dos.
¿Banderas mexicanas? Yuk. Casi nada. Una gigantesco, el señor se afana en desplegarla, es tres veces más grande que él, pero él encima se empecina en sostener una bandera estadounidense. Esas también, a dólar.
El momento emociona. Para las lágrimas: «Where are you, Obama?»
WHERE ARE YOU, OBAMA!?
«¡Obama, escucha, el pueblo está en la lucha».
Algunos comparan la reforma migratoria afanadamente empujada por el senador Shumer a la SB1070 de Arizona.
Alguien posa con un t-shirt: «Todos somos Arizona». ¿A cuál se refería? Mmm.
En la calle 7 y Flower, a ocho cuadras del epicentro de la marcha, unas familias salen del Metro corriendo porque «nos vamos a quedar al final». Pero era muy temprano, antes de las 10. A las 12:30, por el mismo lugar, la gente seguía fluyendo.
Aquí y allá unos estudiantes con lo que más atesoran: sus uniformes de la graduación. Si se afianza la ley SB1070 en el país, si no avanza el DREAM Act, serán piezas de museo para los indocumentados. A uno le pregunto de qué escuela es su uniforme verde.
¡UCLA!, responde sin hesitar. Pero el uniforme es de escuela secundaria. Quizás, me dice mi hijo, ya lo aceptaron a UCLA.
Unos señores braceros insisten en que anote el año en que llegaron a trabajar en Estados Unidos: 1945. «World War Two!», dicen en inglés aunque les contesto en español. ¿Les pagaron lo que les debían? Algo, dicen, algo, y posan para la posteridad, con un orgullo que viene de tantas humillaciones sufridas.
Una señora blanca levanta un cartel que dice «No se metan con los BROWNS». Raro, le digo, no te ves Brown. Es que soy de tez muy clara, dice, y nos reimos, porque la mía es color del quesillo blanco.
Estallan aplausos y más gritería, y el retumbar de los tambores y un grupo de bailarines con atuendos aztecas, y unos carteles alusivos al tratado Guadalupe Hidalgo nos recuerdan que esto era territorio mexicano y antes de eso español hasta hace muy poco. Hasta hace nada, en términos históricos, unos 150 añitos. Un suspiro.
Pero lo que predomina es el «Do I look ILLEGAL to you?» Y el cartel, y la playera con la frasecita, y la bandera, la llevan chicas y mujeres jóvenes, que se ríen de la travesura coqueta, porque no, no se ven ilegales, pero se ven hermosas.