Finalmente estamos notando un descenso constante en la cantidad de hospitalizaciones y muertos por el COVID-19 en el condado de Los Ángeles, gracias al esfuerzo colectivo de la comunidad y a que los residentes llevan mascarillas, ejercen el distanciamiento social y se abstienen de reuniones multitudinarias.
Así lo estimó la supervisora del condado de Los Ángeles, Hilda Solís, en una reunión digital con periodistas de medios comunitarios étnicos la semana pasada.
Solís preside actualmente la Junta de Supervisores y representa el Distrito 1, que incluye numerosas comunidades de mayoría latina al este y al sur de la ciudad de Los Ángeles.
El evento fue organizado conjuntamente por Ethnic Media Services y el condado de Los Ángeles.
“Debemos agradecer especialmente a los científicos, quienes nos trajeron las vacunas de Pfizer, Moderna y Johnson & Johnson”, dijo Solís, “gracias a lo cual ya se han vacunado más de 2.3 millones de residentes del condado”
“Sin embargo”, agregó, “nos queda mucho trabajo por hacer, especialmente entre los más vulnerables, la gente de color”.
Solo el 34% de los latinos los mayores de 65 años recibieron la vacuna, al igual que el 25% de los afroamericanos, al día de la fecha.
En general, el índice de vacunación es mucho más alto en zonas de residentes adinerados, donde supera el 30%, mientras que en comunidades hispanas dentro del distrito de la supervisora Solís, como Bell, Bell Gardens, Cudahy o South Gate sólo se vacunó el 9% al día de la fecha.
Más impactante es la estadística en el área del Este de Los Ángeles en donde el 20% de las personas han mostrado signos de contagio, pero solo el 11% han sido vacunados.
Solís señaló las dificultades inherentes a estos centros de población. “Junto con CDP Health tuvimos que traer a la zona de Nueva Maravilla Housing una clínica de vacunación, donde centenares recibieron la vacuna. Es que no podían recibir citas porque no tenían acceso a internet de banda ancha (broadband) o tenían problemas de idioma o conocimiento para hacer la cita por teléfono”.
De la misma manera se estableció una unidad móvil de vacunación de la agencia federal FEMA en el Este de Los Ángeles, que a partir del 8 de marzo, dijo la supervisora, atenderá a residentes mayores de 65 años, docentes y trabajadores de la alimentación, un total de 500 personas por día.
El Centro de Mujeres del Este de Los Ángeles, sirve generalmente a mujeres de comunidades de color víctimas de violencia doméstica y desamparo (homelesness). Ahora establecieron un programa de promotoras para difundir información sobre el COVID-19 y la vacuna dentro de los barrios.
“Conectan a las personas con la información y los recursos adecuados, el gobierno, los servicios y personas reales”, en distintos lugares, hasta en lavanderías públicas», dijo Solís.
Estas promotoras han repartido miles de frascos de desinfectantes y mascarillas.
Son importantes, porque todavía existen muchas dudas dentro de la comunidad.
En suma, si bien las fuerzas que combaten el COVID-19 mediante la vacunación y preparación de la población crecen a diario, aún no ha pasado el peligro y hay mucho que hacer.