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Inversión extranjera y retos en América Latina

Disponemos ya de algunos datos sobre el impacto  de la pandemia en la región latinoamericana y del Caribe. Con esta evidencia se pueden llevar a cabo estudios e inferencias acerca de condiciones, perspectivas y medidas de política para la región y los diferentes países. En este caso, lo que se aborda es el componente de la inversión extranjera directa, la que está asociada con los circuitos de la economía real, es decir con la producción de bienes, servicios y empleo. Es la economía la que crea oportunidades para las personas y que se contrapone a la economía financiarista, conformada en lo esencial por movimientos bancarios en la bolsa.

De conformidad con cifras dadas a conocer por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), durante 2020 los sectores productivos de recursos naturales y de manufacturas, vieron decrecer sus inversiones en un 47% y 38%, respectivamente. Esto es algo muy importante para tener en cuenta ya que los sectores productivos relacionados con recursos naturales renovables y sobre todo no renovables, tienen un gran peso en los portafolios de exportación de América Latina.

Es cierto que es necesario, por ejemplo, abordar los retos de la transición energética. Conformar dinámicas y esquemas que redunden en energías limpias, pero es innegable que esos cambios deben llevarse a cabo aprovechando los ingresos de las exportaciones actuales. Se trata de substituirlas, evitando golpes de timón, medidas abruptas, que pongan en grave riesgo el ingreso de divisas para las diferentes naciones. Lo importante es fortalecer procesos de transformación e innovación.

En el caso del sector manufacturero con una baja en la inversión de un poco más de la tercera parte, la repercusión afecta a un gran sector que genera un importante efecto estratégico en el empleo dentro de los países. Impacta en la producción de bienes con valor agregado. Debilitar el sector agrícola y manufacturero puede desembocar en un fortalecimiento de las exportaciones mineras, es decir en continuar con la tendencia de la venta de nuestros riñones en términos de los recursos disponibles. La manufactura es clave, además, en el fortalecimiento de medidas que permitan ampliar la demanda efectiva en los mercados domésticos de los países.

En términos totales de la inversión extranjera directa (IED) que recibió la región, CEPAL estima que la cifra correspondiente a 2020 fue de 105, 480 millones de dólares. Esto constituye un 35% menos de IED que recibió Latinoamérica en comparación con 2019. Se considera que los flujos de IED en el ámbito mundial disminuyeron 33% en relación con los diferentes sectores productivos. Estos valores, es de subrayarlo, son los más bajos desde 2005.

Un dato en perspectiva, adicionalmente, señala que la recuperación esperada de IED para la región latinoamericana no superaría un incremento de un 5% para 2021. De nuevo, sería Europa, Estados Unidos, Japón, China y buena parte del sudeste asiático, quienes tendrían como destino las inversiones en los sectores reales, en particular en tecnologías de punta. Con ello, se aumentan las brechas en tecnología, generación de valores agregados, ampliación de mercados y beneficios sociales. En síntesis, tendríamos mayor disparidad en los niveles de desarrollo.

Y desde luego existen diferencias al interior de la región en cuanto a la captación de IED. Brasil y México capturan más de esos fondos, entre otras consideraciones, con base en sus mercados internos más desarrollados, infraestructura física y tradición exportadora. Tómese en consideración que, en la actualidad, toda la región latinoamericana le está brindando casi un 5% del total de exportaciones mundiales. De ese total, México está exportando casi la mitad. De manera que la región sin México, pero sí incluyendo a Brasil, estaría participando con un 2.5% de las exportaciones mundiales.

Brasil, como se sabe, debe soportar ahora el liderazgo esperpéntico de Bolsonaro, mandatario que llegó a sostener que no había que temer por la Amazonía, “como es un bosque húmedo, no se incendia”, “los ataques sobre las pérdidas de bosques amazónicos son injustos”, recalcó. Pero bueno, con todo y eso, Brasil es muy importante en la región, constituyendo cerca de un 40% del total de producción latinoamericano, poseyendo en su mercado interno casi 212 millones de habitantes.

Existen razones por las cuales el dato de la inversión extranjera directa (IED) al favorecer la generación de empleo, establece vínculos efectivos entre crecimiento económico y desarrollo humano. Pero los retos para que se eleven los niveles de calidad de vida de la población latinoamericana siguen allí presentes. En general, aún queda por resolver en la región el grave problema que plantea la carencia y mantenimiento de la infraestructura física. Durante ya un largo tiempo, la región estaría invirtiendo en este indicador, sólo un 2% ciento del total de producción anual.

Un ejemplo para ello se encuentra en Colombia y en general en el resto de los países andinos –Bolivia, Ecuador, Perú y Venezuela. Los costos de transporte de Ucrania a un puerto en el pacífico colombiano como Buenaventura, tienen casi el mismo monto que los requeridos para transportar la carga entre ese puerto y Bogotá.

Otros problemas del desarrollo tienen que ver con la inequidad. Latinoamérica sigue siendo la región más inequitativa en cuanto al acceso oportunidades y a la riqueza generada, por parte de la población de los países. Este rasgo, además de plantear desafíos que atraviesan componentes éticos y de responsabilidad social, tienen el agravante de que limitan los mercados internos. La demanda de estos últimos puede constituirse en estratégicos factores de crecimiento de producción y de fortalecimiento de competitividad de las empresas.

En efecto, como se ha indicado en otras oportunidades, tener pobres en un país es un pésimo negocio. Pierden quienes no pueden comprar y pierden también quienes no pueden vender, quienes, por ello no pueden producir, y como consecuencia de ello, quienes no pueden acceder a un empleo. De esa manera los recursos humanos tienden a sub-utilizarse. Todo país que tiene a ingenieros, médicos, abogados o bien otros profesionales universitarios conduciendo taxis no está aprovechando como debería, la inversión que ya realizó en sus recursos humanos; por cierto, el único recurso que crea la riqueza, el más valioso de los recursos con que cuentan los países y las empresas.

Autor

  • Giovanni E. Reyes

    Giovanni Efrain Reyes Ortiz, Ph.D. en Economía para el Desarrollo y Relaciones Internacionales, de la Universidad de Pittsburgh, con post-grados de la Escuela de Altos Estudios Comerciales -HEC- en París, Francia, y de la Universidad de Harvard. Ha sido Director de Integración Latinoamericana y del Caribe en el Sistema Económico Latinoamericano y Director de Informe en Naciones Unidas.

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