Un individuo asesinó a Laura Ann Carleton, una madre de nueve hijos en la comunidad de Lake Arrowhead la semana pasada.
El asesinato fue descrito por miles de personas en las redes sociales como un delito “sin sentido”, “absurdo” y “patético”. Especialmente porque, según las autoridades de San Bernardino, fue por tener una bandera arcoíris (de orgullo gay) ondeando afuera del negocio de la víctima.
Bandera de orgullo gay
Patricia, madre de un hijo trans de 17 años, se sorprendió cuando escuchó que una mujer, Laura Ann Carleton, madre de nueve hijos, había sido asesinada solo por mostrar una bandera arcoíris afuera de su negocio.
El peligro de poder expresarse
“A dónde estamos llegando”, reacciona. “No solo te atacan porque eres parte de la comunidad LGBTQ+, sino que ahora debes de cuidarte solo si los apoyas y defiendes sus derechos. Eso es enfermizo y patético”.
La madre explicó que siempre ha apoyado a su hijo, lo acompaña a ciertos lugares cuando puede, pero ahora no solo va a estar preocupada por la seguridad de él, sino que tendrá que ser más precavida o discreta en referencia a la orientación sexual del adolescente.
No obstante, Jesse Melgar, cofundador del Centro LGBTQ en Inland Empire que abrirá sus puertas en octubre, y consejero de Equality California, organización estatal defensora de los derechos civiles de la comunidad LGBTQ, dijo que las personas y grupos que realizan estos ataques contra la comunidad, es precisamente lo que quieren, provocar miedo y división para que la comunidad deje de expresarse.
“Estas personas es lo que buscan que suceda es que nadie se exprese”, dice Melgar. “Pero cuando situaciones como esta suceden es importante salir con más fuerza y convicción. Mi esperanza es que esta tragedia no sea en vano, sino que nos ayude a organizarnos y tomar acción”.
Necesidad de apoyo en las zonas periféricas
Para el profesional y activista de los derechos civiles de la comunidad LGBTQ, lo que pasa en la zona de Inland Empire no es casualidad. Es el resultado de una comunidad abandonada y con mucha necesidad de información que ayude al conocimiento y el convivio de todas las comunidades.
Actualmente los grandes centros de recursos y apoyo para la comunidad LGBTQ se encuentras en las grandes ciudades como Los Ángeles, San Francisco y San Diego, pero en la periferia de las zonas urbanas, carecen de recursos y centros de apoyo.
“Creo que actualmente Inland Empire es la zona cero para la comunidad LGBTQ en California. Si vemos lo que pasa en Temecula y Chino donde hay que notificar a los distritos escolares si los hijos se identifican como trans, y si le agregamos este asesinato de una aliada que ondea su bandera de orgullo gay, son indicativos que hay mucho trabajo por hacer en esta área”.
Melgar explicó que junto a Gabriel Maldonado, presidente de TruEvolution, fue parte de los esfuerzos para que la asambleísta Sabrina Cervantes lograra asegurar 3 millones de dólares para instaurar en unos meses el primer Centro de Recursos LGBTQ en Inland Empire, que cubrirá las zonas de san Bernardino y Riverside entre otras comunidades. Además, se aseguró un millón de dólares para las organizaciones y comunidades LGBTQ de todo el estado que estén sufriendo este tipo de ataques de odio y así tratar contrarrestar el problema
“Son demasiados los ataques en contra de nuestras comunidades que desafortunadamente estamos sufriendo”, enfatiza Melgar. “Tenemos que hacer más para proteger a la gente”.
El asesinato de Laura Ann Carleton sucede en un momento en que las autoridades californianas a nivel estatal y local están invirtiendo más recursos e información para detener los crímenes de odio,
Normalizar la violencia y el odio es inadmisible
La bandera significaba seguridad, protección y daba la bienvenida a las personas que pertenecían a la comunidad LGBTQ. Laura no era parte de esa comunidad, pero fue descrita como una alidada que defendía ferozmente a las personas no binarias. Muestra del cariño que se le tenía, al altar levantado en su negocio todavía sigue llegando gente a lamentar su deceso, a más de una semana de su asesinato.
Ari Carleton, hija de Laura, describió a su madre como una persona sin miedo que siempre respaldó a la comunidad LGBTQ+, le comentó al periódico LATimes. Subrayó que en la familia tenían muchos miembros de la comunidad no binaria con los que eran grandes amigos porque para ella era algo muy importante el brindarles apoyo.
En las redes sociales, Connie Farmer, así como miles de personas lamentaron y condenaron su muerte.
“Imagínate asesinar a una persona por una bandera. Es absurdo. Lo malo es que esas personas están en todos lados. Normalizar la violencia contra la gente que tiene diferentes opiniones es indignante. Esta pobre mujer no merecía morir de esa forma”.
Después del asesinato afuera de la tienda, el perpetrador identificado por las autoridades de San Bernardino como Travis Ikeguchi, de 27 años de edad e hijo de un condecorado agente de la Patrulla de Caminos de Florida, tuvo un encontronazo con las autoridades donde perdió la vida.
En sus redes sociales, X, antes Twitter y Gab.com, esta última para audiencias más conservadoras, se encontraron varias publicaciones donde Travis manifiesta su inconformidad con la comunidad LGBTQ.
En una de sus publicaciones en las redes, Travis pregunta ¿Qué hacemos con la bandera LGBTQ, y abajo aparece una bandera arcoíris incendiándose.
La comunidad LGTQ es parte de nuestra sociedad
Marco González, miembro de la mesa directiva de Latinx Equality Alliance (LEA), dice que actualmente se están proponiendo proyectos de ley en todo el país y a nivel estatal en contra de la comunidad LGBTQ que regresan a la comunidad 60 años. En Florida no se puede decir la palabra gay, mientras que en las escuelas se oponen a que se hable de la historia de la comunidad LGBTQ, de sus logros y sus retos.
“Es una transgresión a la comunidad evitar que seamos parte de la sociedad”, enfatiza González, referente al asesinato de Laura y a las medidas que están apareciendo a nivel nacional en varios estados de la nación.
“Mientras que se nos trate de mantener en silencio o nos quieran regresar al closet, todo esto seguirá porque no se brinda información necesaria para aceptar y reconocer que somos parte de la misma comunidad”.
González fue muy claro y preciso en su respuesta, pero subraya, que hace falta educación y concientización de la comunidad para que haya más aceptación y entendimiento.
“No queremos que nos toleren, sino que nos acepten”, indica. “No es un estilo de vida, así nacimos. No es una decisión que tomamos, sino es algo que somos”.
Este artículo está respaldado en su totalidad o en parte por fondos proporcionados por el Estado de California, administrado por la Biblioteca del Estado de California en asociación con el Departamento de Servicios Sociales de California y la Comisión de California sobre Asuntos Estadounidenses Asiáticos e Isleños del Pacífico como parte del programa Stop the Hate. Para denunciar un incidente de odio o un delito de odio y obtener apoyo, vaya a CA vs Hate.
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