Este mes de mayo marca varios aniversarios de medidas y eventos con un denominador común: son producto y consecuencia de políticas migratorias extremas basadas en la xenofobia, y de la virulenta retórica que caracteriza el discurso en torno a las mismas.
Los aniversarios de la supremacía blanca
El 7 de mayo se cumplieron 6 años de la oficialización, en 2018, de la nefasta política de cero tolerancia que separó familias en la frontera y literalmente arrancó niños de brazos de sus madres y padres, y cuyas secuelas prevalecen. Ese año el entonces secretario de Justicia bajo Donald Trump, Jeff Sessions, justificó la política pública citando a Romanos 13 en el Nuevo Testamento para afirmar que las leyes hay que obedecerlas “porque Dios ha establecido el gobierno para sus propósitos”. Romanos 13 dice que “sométase toda persona a las autoridades superiores porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas”. Es decir, Dios, según Sessions, condonaría la separación familiar. El mismo Romanos 13 plantea aquello de “amarás a tu prójimo como a ti mismo”, que para los republicanos no parece aplicar a los inmigrantes.
El 11 de mayo se cumple un año de la expiración del Título 42 implementado por Trump en medio de la pandemia para expulsar a migrantes de forma expedita, incluyendo solicitantes de asilo, argumentando razones sanitarias. La intención real era minar las leyes de asilo y en el proceso generar caos en la frontera y al interior del país con repercusiones humanitarias, económicas y políticas todavía latentes.
Y el 14 de mayo se cumplen dos años de la masacre en Buffalo, NY donde un desequilibrado, Payton Gendron, influenciado por la retórica de supremacistas blancos, y creyente en la teoría conspirativa del ‘gran reemplazo’, de que las minorías quieren reemplazar a los blancos para arrebatarles el poder político, mató a 10 personas e hirió a tres. Once de las víctimas eran afroamericanos.
Lo peor es que los elementos que contribuyeron a implementar estas políticas y la retórica que ha tenido efectos mortales, no únicamente en Buffalo sino en otras masacres motivadas por odio racial en El Paso y Pittsburgh, se han recrudecido en este ciclo electoral. Y el aspirante republicano a la presidencia, Trump, ya trazó los planes para revivir estas políticas y los subterfugios para garantizar su implementación, en el Proyecto 2025 de la Fundación Heritage, un plan de acción que detalla las políticas que implementaría una segunda administración Trump, en inmigración y en otros rubros.
El año del infierno
En materia migratoria la pieza central es una campaña de deportaciones masivas, la mayor en la historia de Estados Unidos, según el expresidente. Esto conllevaría enormes campamentos de detención y enormes violaciones de derechos civiles ya que nadie lleva tatuado en la frente una señal que indique quién es ciudadano, residente o indocumentado.
Para David Bier, director de estudios migratorios del Instituto Cato, la piedra angular del Proyecto 2025 en inmigración “son deportaciones masivas y bloquear la inmigración legal por todos los medios posibles”. En su primera administración, indicó Bier en un panel sobre el Proyecto 2025 organizado por America’s Voice, la campaña de deportaciones no se materializó por la intervención del Congreso. “Pero ahora tienen un subterfugio y es usar a la milicia y a policías locales y estatales para hacer el trabajo por ellos para deportar a las personas sin el debido proceso de ley”, afirmó Bier.
Sería devastador además para la economía.
“El impacto es enorme, porque el 100% del crecimiento de la mano de obra procede ahora mismo de los inmigrantes…La Oficina de Presupuesto del Congreso estima que este reciente aumento de la inmigración va a incrementar el Producto Interno Bruto en 7 billones (trillion) de dólares durante la próxima década. Aumentará los ingresos fiscales en un billón (trillion) de dólares”, agregó.
Como indicó Angela Kelley, experta en inmigración y asesora de la Asociación Nacional de Abogados de Inmigración (AILA) en el mismo panel, el daño de una segunda administración Trump será imborrable: “Daño a las millones de familias estadounidenses que serán destruidas por la deportación, a los que huyen de la violencia que se enfrentarán a una frontera sellada, y a todos los ciudadanos que tendrán que mostrar papeles o arriesgarse a ser arrestados. El plan de Trump implementado entorpecerá el motor económico de Estados Unidos y clavará un puñal en el corazón del carácter de la nación”.
Porque el sueño de deportaciones masivas de Trump es una pesadilla humanitaria y económica para Estados Unidos.