Latinos que son supremacistas blancos
No es una contradicción, y en América Latina es frecuente
La foto muestra a una persona de tez oscura con ropas de fajina y un cinturón de pertrechos militares. Lleva un fusil, un arma de guerra, del cual cuelga un aparato de comunicaciones. Un parche a su espalda dice: RWDS, significa Right Wing Death Squad. Escuadrón de la muerte del ala derecha. El término denominaba a las tropas especialmente entrenadas para matar a opositores en América Latina en los años 70 y 80 del siglo XX. Sí. También a los latinos de derecha.
A partir de 2010, dice el sitio de la Liga Contra Difamación (ADL) en su glosario, varios grupos militantes de derecha estadounidense lo comenzaron a adoptar, identificados con aquellos represores en tierras lejanas.
La persona que muestra la foto es Enrique Tarrío, un afrocubano que hasta hace poco era el líder del grupo neo nazi Proud Boys y que está en lca cárcel condenado por su papel durante el intento de insurrección del 6 de enero de 2021.
Otra persona que llevó un cinturón militar con el parche RWDS es Mauricio García. Lo hizo el día en que atacó un centro comercial donde asesinó a ocho personas, e hirió a varias más hace apenas un par de semanas, antes de que un policía le disparara fatalmente. García era un méxico americano.
Ambos, latinos, extremistas, identificados con supremacistas blancos.
No son los únicos
En varios medios están apareciendo historias cada vez más frecuentes de hispanos que son parte de la extrema derecha y que se identifican con el neo nazismo (abiertamente en el caso de García) y el supremacismo blanco.
Nick Fuentes, comentarista político con lazos mexicanos, es un supremacista blanco, abiertamente antisemita y negador del Holocausto. A fines de noviembre pasado, Fuentes almorzó con el ex Presidente Trump (junto con el músico Kanye West), lo que le dio la legitimidad que anhelaba en la derecha oficial.
En el año 2012 George Zimmerman mató a Trayvon Martin. Su padre rechazó que fuera racista porque, dijo, el hijo hablaba español. Lo defendieron el comentarista Rush Limbaugh y el político y ex líder del Ku Klux Klan David Duke.
Los supremacistas blancos latinos argumentan que no pueden ser supremacistas blancos porque son latinos. Pretenden que su identidad hispana los vacuna contra las acusaciones de racismo.
El mismo Tarrío negó que su pandilla sea una mafia supremacista blanca porque él y otros miembros son latinos.
Mark Levin, un comentarista conservador, también lo rechaza como algo prácticamente imposible “¿Estás defendiendo la supremacía de una raza de la que no eres? Tienes que estar loco para hacer estos argumentos”.
Sí, son supremacistas blancos latinos.
Hay más en Florida y especialmente en la comunidad cubana en Miami. Ha sido importante su apoyo al capítulo local de los Proud Boys “durante su apogeo de 2016 a 2021, cuando el grupo se autodenominó el “ejército” del entonces presidente Donald Trump,” escribe el comentarista Tim Padgett, Editor para las Américas de WLRN, la radio pública de Miami.
Pero eso no significa que haya algo malo, anormal, patológico en ellos. El odio no es una enfermedad.
Son muchos los latinos estadounidense que se sienten blancos.
¿Por qué?
En nuestro país, lamentablemente, el racismo es parte de la esencia nacional. En esas condiciones las minorías tienden a adherirse al grupo más beneficiado: los blancos.
No olvidemos que hasta 1865 los afroamericanos eran esclavos. Uno de los dos únicos países del mundo en serlo, junto con Brasil.
Y es un hecho que en las primeras décadas del siglo XX, los inmigrantes italianos, irlandeses, judíos, griegos, no eran considerados blancos. Todos ellos querían agregarse a las filas del privilegio blanco. Les llevó décadas.
El beneficio de ser blanco
Enumera Ali Breland en Mother Jones: “Las personas blancas a menudo se consideran más empleables, tienen más probabilidades de recibir promociones, dominan las industrias más prestigiosas, tienen una mayor participación en la riqueza, a menudo son más buscadas en el grupo de citas, y así sucesivamente
Por otra parte, la raza es un concepto dinámico, basado en las relaciones humanas y no en los cromosomas. Muchos latinos se identifican como blancos en el censo. Es que lo son. Ser blanco y ser latino no se excluyen mutuamente.
Eso sucede porque «Latino» no es una raza. Es una etnia, una cultura, una historia común y especialmente, un idioma que nos une.
Pero los supremacistas blancos latinos no son exclusivos de Estados Unidos. Por el contrario, prácticamente en toda América Latina y el Caribe, algunos países más que otros, el look “blanco,” en las telenovelas, las películas o la publicidad, es “codiciado” a pesar de que más del 90% de la población son mestizos más oscuros y mestizos.
La tendencia es clara. El apoyo latino a los demócratas, dicen un par de encuestas, bajó de 75% a 60% faltando menos de dos años para las más dramáticas elecciones presidenciales de nuestras vidas.
Latinos racistas, una realidad que crece
El portavoz más importante y abierto del nazismo, The Daily Stormer ya en 2017 creó una edición en español.
En años recientes cinco latinos miembros de las tropas Proud Boys fueron electos al comité ejecutivo del partido Republicano del condado Miami-Dade, escribe Padgett, incluyendo a Gabriel García, excapitán del Ejército y participante en el ataque al Congreso.
En Miami, desde el 6 de enero unos populares comentaristas de radio todavía niegan la realidad: «Antifa envió autobuses llenos de gente a Washington», dijo la conductora Lucy Pereda en la estación de radio La Poderosa 670 AM. «Hay fotos de personas antifa dentro del Capitolio … Ellos son los que comenzaron el asalto, y los partidarios de Trump simplemente los siguieron».
Y uno de los grupos de QAnon en español en la creciente plataforma social Telegram tiene más de 34,000 seguidores.
Los latinos involucrados en el extremismo de derecha y supremacista blanco son una minoría, pero están creciendo.
En consecuencia, si queremos comprender el crecimiento del fascismo estadounidense debemos desprendernos de su visión racial.
Los supremacistas blancos latinos son una realidad en este país y necesitan ser monitoreados tan de cerca como deberían serlo los supremacistas blancos blancos.
Este artículo fue apoyado en su totalidad, o en parte, por fondos proporcionados por el Estado de California y administrados por la Biblioteca del Estado de California.