A fines de junio 2011 hice pública mi partida de La Opinión donde he sido desde 1999 y hasta hoy uno de los editores de noticias.
Mi próxima estación es AOL/Huffington Post, donde a partir del martes 5 de julio me he incorporado como jefe de noticias de AOL Latino / HuffPost Latino Voices.
Es algo que me llena de satisfacción y esperanzas de ser relevante.
Pero este texto es sobre HispanicLA, el sitio de internet que fundé en 2009.
HispanicLA deja de publicar nuevo material.
¿Qué significa ésto para el lector y para los escritores?
Es así: desde enero de 2009, HispanicLA ha emergido como una voz seria de actualidad, comentario y opiniones. HispanicLA ha sido un verdadero solitario. Aquel que se pone a bailar solo en la plaza, y al cabo de un tiempo se forma un corro a su derredor, donde “esta gente, al verme bailar en seco y sin música, porque ellos no oyen la que rige y acompaña a mis piruetas, se han puesto a llevarme el compás con sus manos, y me aplauden y dan palmadas, y como estas palmadas van al compás de mis saltos y cabriolas, creen que salto y brinco yo al compás de ellas, y esto les mueve a aplaudirme más, y se dicen: “¡Bravo, y cómo hacemos bailar a este hombre!” (Miguel de Unamuno, Soledad)
Me dicen que un logro de HispanicLA ha sido la consistencia. Alguien lo definió como una característica humana: temple. Y me dicen que ha habido lugar para la expresión independiente y diferente. ¿Cuál es su opinión?
El grupo de colaboradores y columnistas es, de muy lejos, lo mejor que tiene HispanicLA. La contribución de este grupo no puede perderse, y no se perderá. Al contrario: crece.
Muchos se están incorporando a las columnas de opinión de uno de los sitios más leídos en el mundo hispano: AOL Latino. Se han ganado el respeto y el aprecio por la calidad de sus textos y la fortaleza de sus argumentos. Y como por aquí se dice, “hopefully”, encontraremos en las páginas de opinión en español de AOL / HuffPost a los mismos columnistas.
Y así termina su texto Miguel de Unamuno, el anarquista: “Y no saben que yo no oigo siquiera sus palmadas, y que, si arrecio yo a brincar cuando ellos arrecian a aplaudir, es que ellos aplauden porque yo brinco, y no brinco yo porque ellos aplaudan. Y tal es la ventaja de bailar solo”.
Gabriel Lerner