El condado Imperial, que linda con México, es uno de los más grandes entre los 58 de California, y al mismo tiempo el de menor población en el sur del estado, con unos 197,000 habitantes (en comparación, el condado de Los Ángeles tiene 10 millones). Sus habitantes son generalmente latinos y de bajos ingresos.
Un logro especial
En los dos primeros años del COVID, la tasa de vacunación del condado estuvo entre las más bajas de California. Ahora está entre las más altas, más que los condados de mayores ingresos. El 71% de sus niños de 5 a 12 años están vacunados, casi el doble que en la mayoría de los otros condados.
Por otra parte, el condado tiene la tasa más alta de muertes por Covid en todo el estado, una indicación de las condiciones socioeconómicas subyacentes en la población, que la hacen vulnerable a los alcances del coronavirus.
Esta es la pregunta que respondió un panel de expertos participantes en un evento periodístico organizado la semana pasada por Ethnic Media Services, que reunió a decenas de reporteros y editores de los medios étnicos del estado.
Participaron el profesor de epidemiología de UCLA Timothy Brewer, Rosyo Ramirez, vicedirectora de la División de Salud comunitaria en el departamento de Salud Pública del condado Imperial, José Olmedo, fundador del Comité Cívico Del Valle Inc., y Luis Flores, coordinador de la Coalición de Equidad y Justicia del Valle Imperial.
Moderó el evento Sandy Close, directora de Ethnic Media Services.
Dr. Timothy Brewer
El condado Imperial no solo encabeza los de California en tasa de vacunación, inició Brewer, sino los de todo el país, con un 95% de vacunados. Es un logro extraordinario, acotó.
En el tercer año de la pandemia, hay 88 millones de casos solo en Estados Unidos, con más de un millón de muertes hasta el momento.
En California hay 92,000 muertes y 9.6 millones de casos. En el condado Imperial, 60,000 casos y más de mil muertos.
La buena noticia es que aunque la tasa de mortalidad es 37% más alta que el término medio del estado, ahora ha bajado significativamente gracias a la vacunación, por debajo de ese término medio.
Las vacunas no previenen tanto el contagio como la hospitalización y la muerte. La persona no vacunada tiene cinco veces más probabilidades de contraer la enfermedad que quien recibió la vacuna y el refuerzo, y siete veces más de terminar en el hospital y ocho veces más de morir por el mal.
Para la vacunación el principal problema es la desinformación, porque la mayor parte de lo que se encuentra en internet es erróneo. Por ejemplo que la vacuna causa problemas en la sangre. La vacuna fue administrada a 220 millones de vacunas, sabemos cuán segura es. Sin embargo en internet se pueden hallar teorías falsas de lo que hace o no la vacuna. Hay que comprender a la gente y saber cuáles son sus preocupaciones para poder abordarlas.
Respecto a los infantes de seis meses a cinco años, son vacunados frecuentemente antes de ir a la escuela y existe todo el sistema para hacerlo. Ahora que se aprobaron las vacunas para este grupo veremos un aumento en la vacunación. Menos con los jóvenes de hasta 117 años, pero esperamos que aumente su disposición a vacunarse.
Respecto a quienes se niegan a vacunarse, ellos no confían en gente como yo y debemos identificar a aquellos en los que sí confían, como miembros del clero o organizadores comunitarios, para usar esa confianza para darles la información apropiada. Hay más de 200 estudios sobre las vacunas y tenemos mucha información sobre ellas, solo se trata de hacerles llegar la información en un formato que acepten.
Rosyo Ramirez
La funcionaria del condado mostró datos específicos sobre la tasa de contagios, hospitalización y mortalidad en el condado y el cambio operado una vez se impusieron las vacunas en la población.
Prácticamente todos en la comunidad fueron impactados por el coronavirus, sea personalmente o mediante sus familiares y vecinos.
Al comienzo de la vacunación cuando faltaban las vacunas nos organizamos con quienes trabajan en el frente con la población, activistas comunitarios y profesionales, formando grupos de expertos encabezados por profesionales médicos, esforzándonos para dar un mensaje unificado sobre la importancia de la vacunación a medida que las vacunas eran más disponibles.
Nuestros hospitales tenían desde el comienzo el personal requerido y participaron en el esfuerzo de vacunación, sea en centros comunitarios con vacunaciones en vehículos, o en escuelas, allí donde podíamos instalamos centros de vacunación, no solo en un lugar.
También nos enfocamos en la población senior, en los trabajadores del campo, a través del comité cívico, los activistas de la comunidad LGBT, así como organizaciones como Ventanillas de Salud y Clínica del Pueblo que tienen locales en las partes rurales del condado.
También trabajamos con los empleadores para tener acceso a sus trabajadores. Y enseñamos a muchas familias a usar la computadora para ubicar recursos. Y lo hicimos con médicos pediatras para llegar a los niños.
Las campañas las llevamos a cabo en la radio, vallas publicitarias, periódicos comunitarios, allí donde podíamos llegar a la gente.
José Olmedo
El Comité Cívico existe 35 años y es muy activo en los últimos 20, por las endemias y pandemias de los recientes años. Nos convierte en expertos en endemias, como la gente en el Valle de Coachella y San Joaquín, y debimos hacerlo a causa de la falta de inversión oficial en instalaciones médicas y otros recursos necesarios.
Tenemos 100 años de discriminación racial y económica en la que otros elementos se aferran al poder y nos han dejado solos para ocuparnos de nosotros mismos en esta comunidad fronteriza.
No somos parte del sistema de respuesta oficial. Pero en el caso de la necesidad de trabajadores esenciales fuimos muy activos, porque ¿de dónde vienen a nuestra zona estos trabajadores esenciales? Del otro lado de la frontera. Y lamentablemente el gobierno federal no dio ni una sola máscara ni un pomo de desinfectante. En lugar de eso deshumanizan nuestro esfuerzo. Lanzamos entonces junto con otros nuestro esfuerzo llamado Salud Sin Fronteras. No fue ni el estado ni el gobierno federal o local. Fueron donantes privados que dieron miles de máscaras o desinfectantes. Eso no puede repetirse en el futuro. Una fundación en Mexicali se ocupó de distribuirlos en el otro lado y nosotros lo hicimos de este lado.
Eventualmente logramos recibir parte de esos suministros del estado y en última instancia de FEMA, la agencia federal de emergencias que tiene múltiples recursos. Agradezco al condado por suministrarnos el espacio para recibir estos recursos.
Nosotros, las organizaciones comunitarias, siempre hemos estado allí, cuando los gobiernos no pudieron hacerlo, respondiendo a las necesidades de la población. Pero pasó un año hasta que las organizaciones comunitarias comenzaron a tener un papel decisivo en el esfuerzo de manera oficial.
Finalmente tuvimos un acuerdo con el condado pero no había motivo para esperar tanto y eso es algo que no debe repetirse.
Tuvimos que crear nuestra propia base de datos, que es mejor que cualquier otra y que representa a nuestra población. Y antes que la Guardia Nacional fuera desplegada nuestros activistas fueron desplegados con nuestros uniformes y nuestros logos de Salud Sin Fronteras. Y fuimos nosotros quienes pedimos la presencia de la Guardia Nacional.
La oficina del procurador del distrito nos ayudó a formalizar un acuerdo con los terratenientes.
Hasta el día de hoy Salud Sin Fronteras no ha recibido ni un centavo de los recursos del estado. Toda la movilización cuesta dinero. Pero los que ayudaron fueron los filántropos y les agradezco mucho por sus donaciones.
Luis Flores
Flores hizo hincapié en las diferencias políticas e ideológicas en cuanto a la vacuna, ya que mientras que el porcentaje de demócratas vacunados superó 90, entre republicanos fue de alrededor de 58%, y no podemos ignorar la función de la política anti vacuna de este partido.
En este condado tenemos un 85% de latinos, mayor porcentaje que en los otros estados del estado.