El partido Demócrata estadounidense conquistó este martes el control de la Cámara de Representantes en unas elecciones de medio término precedidas de tensiones y con la participación de millones de nuevos votantes. La victoria demócrata puso fin a dos años de dominio total que el presidente Trump y el Trumpismo tuvieron en todos los niveles del gobierno desde enero de 2017.
Este fue el resultado principal de los comicios que se celebraron este martes 6 de noviembre. Además de voto congresional, se eligieron 32 gobernadores, centenares de legisladores estatales y se votó por centenares de plebiscitos y proposiciones en todos los estados.
Si bien al cierre no se disponía de la cantidad final de participantes, más de 33 millones de votantes lo hicieron en las semanas previas al martes 6, un récord nacional.
La victoria demócrata en la Cámara Baja fue resonante, ya que el partido de oposición aumentó su caudal parlamentario en unos 35 escaños. Para recuperar la mayoría en la cámara, necesitaba un incremento de 25 puestos.
El poder de la Cámara Baja
El partido que tiene la mayoría en cada cámara nombra al presidente de la misma – Nancy Pelosi de California reemplazará al republicano Paul Ryan de Wisconsin. Además, obtienen la jefatura de los comités parlamentarios, que tienen un amplio poder de investigación y derecho legal a pedir documentos y convocar testigos. Esto otorga al partido que tiene la mayoría, aunque sea mínima, poder que va más allá de la diferencia numérica entre los partidos.
Esto, por supuesto, aunado a su papel principal de promover, debatir y legislar leyes, conjuntamente con el Senado.
Antes de la medianoche en la costa Este, las principales cadenas de noticias por cable, CNN y MSNBC, así como la cadena considerada portavoz de Donald Trump, Fox News, declararon a los demócratas ganadores en la Cámara Baja. Pocos minutos después, algunos de los que se consideran sus futuros líderes a partir del inicio del período legislativo en enero de 2018 hicieron claro que entre sus objetivos estará investigar las declaraciones impositivas del presidente Trump y sus familiares, así como fortalecer la investigación de la trama rusa.
Republicanos aún pueden golpear
Sin embargo, analistas consideraban probable que en las semanas que le quedan al Congreso antes de la toma de posesión de los nuevos parlamentarios demócratas, la aún vigente mayoría republicana tratará de impedir que sucedan los cambios tan esperados por la oposición al presidente Trump.
Por otra parte, y tal como se pronosticaba, los republicanos mantuvieron e incluso fortalecieron su mayoría en el Senado federal. Esto sucedió ya que mientras que la totalidad de la Cámara Baja estaba a elección, solo la tercera parte del Senado, es decir 34 puestos, lo eran, y de ellos solamente 10 eran posiciones ocupadas por los republicanos. Los demócratas debían defender más curules y la mitad de ellos, en estados ganados por Trump en 2016.
El resultado final permitió establecer que el Congreso está dividido. Sin embargo, es la reacción masiva de la ciudadanía, que votó en un porcentaje sin precedentes para una elección de medio término, la principal característica de la jornada.
Haciendo caso omiso de los consejos de sus allegados, el presidente Trump dedicó las últimas cinco semanas a su pasatiempo favorito de recorrer los estados que lo apoyan, comparecer en actos multitudinarios – hasta 25,000 participantes – y atacar ferozmente a sus rivales políticos.
Ataques feroces
De esta manera, Trump convirtió a los comicios en lo que de cualquier modo se perfilaban, como un plebiscito sobre su personalidad y sus primeros dos años de gobierno.
La insistencia de Trump en atacar a quienes considera sus enemigos llevó a un ambiente de tensión y violencia en las últimas semanas. El presidente insistió en repetir mentiras que ya había utilizado para su campaña presidencial y agregar nuevas, sabiendo que no existía suficiente tiempo para que las desmentidas calen en la conciencia popular.
Trump logró energizar a lo que llama su «base», para que salieran a votar a como dé lugar, reduciendo la ventaja que las encuestas daban a la oposición a un mínimo.
Seguirá la radicalización
El resultado del tipo de gobierno de Trump tambien fue, por supuesto, una mayor radicalización de la derecha estadounidense, ya de por sí militante. Asimismo, un frente estrecho pero incondicional caracterizada por ser de raza blanca, de hombres, de las regiones rurales del país y de bajo nivel de educación.
Quien piensa que pasadas las elecciones disminuya el nivel de violencia por parte del mandatario se desilusionará amargamente. Trump sacó de las profundidades del psique estadounidense un pasado de racismo, antisemitismo e intolerancia que explotó para sus designios. Ahora que su situación de gobierno será más difícil, y a menos que algo nuevo suceda, deberá usar una y otra vez las tácticas de ataque que lo caracterizan para avanzar su agenda.