Elecciones EEUU: los demócratas ganarán la Cámara Baja, a menos que…

Faltando tres días para las elecciones de medio término en Estados Unidos, concordamos en que son elecciones históricas. Eso es, en el sentido de que tomarán una fotografía del país tal como se encuentra ahora y lo proyectará en términos de poderío político distorsionado, más en el Senado que en la Cámara de Representantes.

Fotografía inexacta y parcial

Los resultados de los comicios representarán una actualización, aunque parcial e inexacta, sobre un país dividido, con un agigantado frente de extrema derecha, de xenofobia, racismo, ejercicio de la violencia, que se encuentra parcialmente en el poder.

Este martes los estadounidenses elegirán a todos los 435 puestos de la Cámara de Representantes, 35 de 100 senadores, miles de miembros de legislaturas estatales, jueces, enmiendas y plebiscitos, y 36 gobernadores

El resultado de las elecciones será parcialmente distorsionado porque en el Senado no se va a reflejar la ventaja nacional que tiene el contingente anti Trump. La razón: la constitución establece dos senadores por estado, independientemente del tamaño de su población. Esto se hizo para atraer a estados pequeños a incorporarse a la nueva Unión, asegurándoles cierta garantía de poder.

Eso obviamente garantiza más poder a un votante de Montana, o Wisconsin, o Rhode Island, que de California, Texas o Nueva York. Además, están en juego la tercera parte de los estados, en su inmensa mayoría (26) aquellos donde Trump ganó en 2016 y donde sigue siendo extraordinariamente popular.

Un voto distorsionado y antidemocrático

Sin embargo, el cambio más importante que puede suceder como consecuencia de estas elecciones es que la Cámara Baja, donde la representación obedece a la cantidad de población, o sea, es democrática. En general, se estima que los demócratas podrán recuperar la mayoría en esta institución. De esa manera, esperan poner cierto tipo de barrera para las acciones de Trump que han resultado en una crisis de proporciones nunca vistas.

Los demócratas perdieron el poder en la Cámara Baja  en la debacle de 2010, cuando los republicanos aumentaron su representación en 63 congresistas. Para recuperarlo hoy, necesitan llevarse 23 nuevos escaños.

¿Lo harán?

Las encuestas dicen que sí. Veamos:

El sitio especializado Five Thirty Eight dice que los demócratas tienen un 85.7% de ganar la Cámara Baja, contra 14.3% de los republicanos.

El sitio Real Clear Politics brinda el resultado de decenas de encuestas tomadas a lo largo de los últimos 12 meses. En todos hay una ventaja demócrata.

Sin embargo, esa ventaja es respecto al votante genérico, a la totalidad del país, y no a campañas aisladas. Además, 12 meses atrás las diferencias entre ambos partidos redundaban en una ventaja de 12% a 15% para los demócratas. Hoy  esa ventaja hoy se redujo a 5%-8%, dependiendo de la encuesta. Si el ritmo de su achicamiento aumenta, podría cambiar la situación radicalmente.

La ventaja demócrata se achica

¿De qué depende cualquier resultado? De la capacidad de reclutamiento de los partidos. Del entusiasmo que le insuflan sus líderes. Por eso vemos en la última semana una desenfrenada avalancha de declaraciones escandalosas. De  exclamaciones violentas, posiciones extremistas. Y de propuestas ilegales por parte del gobierno. No importa que nada de lo que prometen se cumpla: servirá para despertar a los insumisos y llevarlos a las urnas.

De modo que las condiciones están listas para una apretada, muy apretada victoria demócrata en la Cámara Baja y el retorno de Nancy Pelosi, de 78 años, a su presidencia, para enfrentar a Donald Trump, de 72.

Pero no está asegurada. Una cantidad de factores lo determinará. Algunos, previsibles, como la capacidad de los aparatos partidarios de llevar gente a las urnas. Otros no, como las «sorpresas» de último momento que pueda deparar Donald Trump, que indudablemente tratará y que podrían confundir a la gente y cambiar totalmente el eje de la contienda. O, y esperamos equivocarnos, podrían ser los actos de violencia que impidan el voto de algunos, lo suficiente como para ganar o perder contiendas locales.

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