Promesas electorales y realidad
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El pasado 2 de noviembre los conservadores, agrupados en el Partido Republicano y el movimiento radical “Tea Party”, arrasaron en las elecciones de renovación del Congreso estadounidense, aunque en California ocurrió todo lo contrario: los Demócratas ganaron, y gracias al voto latino.
La crisis económica sería la responsable de la derrota Demócrata, expresada en el “voto de castigo”, como dicen los analistas, al presidente Barack Obama.
Pero qué prometieron los Republicanos que llevó a que mucha gente los votara? Prometieron empleos. Tienen algún plan para crear esos empleos? Mmmm… ¿La verdad?, no.
Su estrategia de campaña fue agitar el temor de la ciudadanía, en dos niveles: 1) el gobierno de Obama es “socialista” y nos llevará a la catástrofe y 2) lo que Obama está haciendo ante la crisis no sirve y peor aún, nos está endeudando.
Esto fue acompañado por un tono de feroz oposición a cualquier cosa que el Presidente Obama hiciera.
Pero, ¿y los empleos? ¿Cuándo llegarán esos empleos que prometieron? Vayamos al grano: nunca.
El mismo día de las elecciones, los triunfantes republicanos, expusieron a gritos su verdadero proyecto:
- Eliminar la reforma de salud del presidente Obama
- Recortar decenas de servicios y eliminar miles de empleos públicos en aquellos estados donde lograron la gobernación —por ejemplo, Winscosin y Pennsylvania
- El premio mayor: evitar la reelección de Obama en 2012. Ni una palabra, y menos todavía un plan coherente, sobre la creación de empleos.
Desde hace muchos años —claramente desde la administración de Ronald Reagan, en 1980— escuchamos el mismo eslógan por parte de los conservadores: hay que reducir impuestos para que las empresas puedan crear trabajos.
Pero esta reducción de impuestos no trajo más empleos. Al contrario, hemos visto cómo las empresas se embolsan el dinero que se ahorran en impuestos y llevan su producción a otros paises, como China o India, donde pagan salarios aún mucho más bajos y sin beneficios.
Negocio redondo
Aquí, en el Valle Central de California, los conservadores realizaron una campaña política y propagandística inteligente: claman por agua para los agricultores porque así, dicen, se crearán empleos.
Incluso se hicieron marchas, se formó en 2007 la Coalición de Latinos por el Agua (The California Latino Water Coalition) que propuso una costosa Proposición que se sometería al electorado este 2 de noviembre pero que fue retirada varios meses antes al conocerse la creciente oposición a la misma.
Dicha proposición, “Water Supply Infrastructure Bond”, consistiría en un bono público de $12.500 millones de dólares para infraestructura acuífera en el estado. Las encuestas demostraron que el público no se interesó en endeudarse para beneficiar a un grupo de empresas agrícolas.
¿Y qué empleos prometían estos agricultores? Los mismos trabajos mal pagados, sin beneficios de ninguna clase. Algo que cualquier campesino conoce muy bien en el Valle Central.
Pero aprovechando la atención de los medios que la Coalición de Latinos por el Agua había despertado, integrantes de la misma acusaron al congresista Jim Costa, de Fresno, de oponerse a proyectos destinados a traer agua al Valle. Esa campaña luego se amplió a la presidenta de la Cámara Baja Nancy Pelosi. Ambos son, claro, demócratas.
Esta propaganda en sus diversas veresiones ayudó al movimiento conservador a ganar las elecciones el 2 de noviembre.
La propaganda fue clara: “Pelosi-Costa, no agua / no empleos. Vote por Andy Vidak” (ver foto).
Digamos de paso que ya antes de las elecciones la Coalición de Latinos por el Agua dejó de operar.
Y algo más: los republicanos anunciaron esta semana que quieren eliminar el proyecto del tren rápido en varios estados del país —pero sí quieren quedarse con el dinero que el gobierno federal adelantó para dicho proyecto. En el caso de California, el proyectado tren pasaría por el Valle Central, lo cual generaría cientos de empleos en una zona con un nivel de desempleo cercano al 20 por ciento.
Entonces, ¿qué podemos hacer para lograr esos empleos que prometieron los republicanos en sus campañas electorales? Quizá ayude si cambiamos el nombre de nuestra región… ¿Qué tal «Central China Valley»?