Este 23 de septiembre la cineasta Juana Sapire cumple años. También en septiembre, es el cumpleaños del padre de su hijo y cineasta Raymundo Gleyzer.
El 25 de septiembre, Raymundo hubiera cumplido 80 años si la infamia y la cobardía, no lo hubieran secuestrado y desaparecido ese nefasto 27 de mayo de 1976. Ese día en su honor, en Argentina se celebra el día del documentalista.
Juana y Raymundo se enamoraron cuando ella tenía 16 años y él 18. “Nos volvimos inseparables” escribe Juana en el capítulo 2 de su libro “Compañero Raymundo”, con co- autoría de la periodista y cineasta Cynthia Sabat.
El proyecto de este libro nació a finales del año 2010, cuando Juana viajó desde New York a Buenos Aires para dar testimonio de la detención y desaparición de Raymundo. Cynthia la hospedó en su casa y la acompañó junto a otros compañeros a Comodoro Py. En el marco de la causa por el Centro Clandestino de Detención El Vesubio, Juana declaró y le dijo a los asesinos en sus caras, “son ustedes los que deben decir qué pasó”.
En medio de la realización del libro “Compañero Raymundo” que llevó cinco años de elaboración, Cynthia Sabat realizó el cortometraje “Fuego Eterno”. Allí documenta la visita de Juana a Argentina para testimoniar en ese juicio histórico y allí podemos conocer, gracias al amoroso trabajo cinematográfico de Cynthia, el testimonio de Diego Gleyzer, su visión de la vida y su amor y admiración por su padre.
Los inicios de un continuo presente
Juana nos cuenta en su libro Compañero Raymundo, que tenía 16 años cuando tomaba clases en la Asociación de Cine Experimental, de la ciudad de Buenos Aires. Las proyecciones de esta Escuela se daban en el mítico Cine Club Núcleo, organizado por el entrañable Salvador Samaritano. De allí seguían debatiendo los films en el bar “El Ciervo”. “Era una práctica cotidiana de la cinefilia y bohemia porteña de ese tiempo”. Ahí se encontraron por casualidad Juana y Raymundo. “Ese encuentro me cambió la vida para siempre”, recuerda Juana.
Raymundo, hijo menor de Sara Aijemboin, actriz y fundadora del Teatro Popular Judío- el IFT, trabajaba como fotógrafo social y mantenía una bella relación de complicidad y amistad con su madre.
Raymundo comenzó a trabajar como asistente de filmación para el director José Martinez Suárez en “Dar la cara”. Tanto Martinez Suárez como Fernando Birri fueron los padrinos de Raymundo en el cine.
Con una visión internacionalista, latinoamericana, Raymundo Gleyzer filmó lo que él consideró su ópera prima, “La Tierra Quema”, documentando la pobreza extrema de los campesinos condenados a la muerte por hambre en el Nordeste de Brasil. En 1965, con Juana Sapire como asistente de sonido, realizaron Pictografía del Cerro Colorado y Ceramiqueros de Traslasierra, ambas por pedido de la Universidad Nacional de Córdoba, Argentina. Un cine nuevo se gestaba en nuestro continente. Un cine que escapaba de la etiqueta de entretenimiento y buscaba ser una herramienta para promover la conciencia y la discusión del pueblo ante el colonialismo y la explotación. Una búsqueda de identidad y destino para los habitantes de esos suelos.
En 1966 Raymundo comienza a trabajar como cronista del noticiero Telenoche, de Canal 13 de Argentina, creado por Alberto Rudni y Tomás Eloy Martinez. Se convierte en el primer periodista argentino, autorizado, para desembarcar en las Islas Malvinas. “Nuestras islas Malvinas” fue el suceso del noticiero, en un país que veía por primera vez, imágenes de esa parte de su propio territorio.
En 1971, con Juana como sonidista y Humberto Ríos como camarógrafo, Raymundo viaja a México para filmar “México, la Revolución Congelada”. Aduciendo ser representantes de un canal alemán, interesados en documentar la campaña del entonces candidato del PRI, Luis Echeverría, se ganaron la confianza de este político para documentar la terrible situación de los campesinos mexicanos, traicionados por la Revolución.
La película fue prohibida en México y no pudo estrenarse en Argentina hasta 1973.
El 15 de agosto de 1972, durante el rodaje del film Los Traidores, la sociedad argentina es conmovida por la masacre en la cárcel de Trelew. Raymundo que junto con Juana y Álvaro Melián y Nerio Barberis había organizado el grupo cineasta Cine de la Base, deciden realizar una película urgente, de denuncia para contrarrestar la versión de “fuga” oficial de los medios. Raymundo consigue, gracias a sus contactos con la televisión, imágenes exclusivas de los militantes Rubén Bonet (ERP), Mariano Pujadas (Montoneros) y María Antonia Berger (FAR) exigiendo la garantía de sus vidas. “Ni olvido ni perdón” quedó así como el único documento histórico de los 19 militantes de las fuerzas populares, antes de ser acribillados en el Penal de Rawson.
Los Traidores, filmada en la clandestinidad, es un film de ficción que denuncia la mafia de la burocracia sindical, mostrando los abusos y las torturas que sufrían los trabajadores que no acataban las órdenes de los entronados líderes supuestamente “defensores de la clase obrera”. La película fue poner el dedo en la llaga del sistema y los que pusieron “el cuerpo” pagaron el precio con su muerte – como en el caso de Raymundo – y con el exilio y la persecución. Juana y su hijo Diego debieron dejar el país en 1976 después de la desaparición de Raymundo y desde esa fecha residen en Estados Unidos.
El Fuego Eterno
Ese nefasto 27 de Mayo de 1976, todo fue destrozado en el departamento de Raymundo Gleyzer, todo incluido Raymundo. Todo, menos sus films. ¿Por brutos e ignorantes? Eso fue lo único que no se llevaron y ese fue el enorme tesoro que Juana Sapire guardó por años. Hoy todas las obras de Raymundo han sido remasterizadas por el Instituto Nacional de Cine y están disponibles en territorio argentino en la plataforma Octubre TV. El libro “Compañero Raymundo”, ha sido traducido por Diego Gleyzer y saldrá próximamente publicado en inglés.
Fernando Martín Peña en 1997 escribió ”El cine quema», reivindicando la figura de Raymundo, silenciado durante todos los años de la dictadura y principios de la democracia argentina. En el año 2003, Juana Sapire puso a disposición de Virna Molina y Ernesto Ardito, todo su material de archivo para el documental “Raymundo”.
Hoy la figura de Gleyzer se ha multiplicado en el alma de miles de jóvenes. El Bachillerato Popular Raymundo Gleyzer es la viva representación de su legado. Su cine es un referente para la lucha y liberación de una América Latina que tristemente se sigue debatiendo por su destino. Nada ni nadie pudo desaparecerlo. Raymundo vive en el alma de su hijo, de sus nietos Dylan y Aiden y en los de todas y todos los seres humanos que ven en su cine, un instrumento de conciencia y transformación.
El film de Cynthia Sabat nos pone en contacto con la coherencia y la ética de Juana Sapire.
“¿No tienen miedo a que los maten por el cine que hacen?» era una pregunta recurrente en esos años. La respuesta de Raymundo fue: “No hacemos films para morir, sino para vivir, para vivir mejor y si se nos va la vida en ello, vendrán otros que continuarán… “
A Raymundo no se le fue la vida, se la arrancaron. Su vida, su cine y sus principios siguen en nosotros, porque este cine como el de tantos compañeres, no es un cine para mirar pasivamente, sino para vivir y vivir mejor.
Feliz cumpleaños, Juana y Raymundo y ¡gracias siempre!