La moneda está en el aire en Estados Unidos y tiene al mundo al vilo. Las encuestas muestran a los candidatos Kamala Harris y Donald Trump prácticamente empatados, tanto a nivel nacional como en los estados considerados clave por la cantidad de asientos que tienen en el Colegio Electoral.
Los dos candidatos a un día de la elección
La apuesta de los dos es convencer indecisos o quitarle votos al otro. Los dos enanos en la batalla pueden morder pequeñas porciones que sean cruciales e inclinen la elección. Jill Stein nombró a un antisemita de candidato vicepresidencial con lo que puede reforzar el voto a favor de Trump que se ve como pro israelí. De hecho en Florida, otro estado clave, hay judíos abandonando al partido Republicano porque han sido más fuertes en las protestas anti israelíes y judeofobas en las universidades, mientras que los musulmanes de Michigan amagan con castigar a Harris por el apoyo a Israel.
Los optimistas demócratas piensan/desean que las pifias de Trump y su entorno les traigan votos de los ofendidos y de los indecisos.
La burla contra puertorriqueños, negros, judíos, en el evento de cierre de campaña de Trump en Nueva York, desean los demócratas que sean suficientes para ofender a los hispanos que se estaban inclinando por Trump. La campaña de Trump dirigida a los judíos habla sobre la lucha contra el antisemitismo, y el chiste contado en el Madison Square Garden aludía justo a un tropo antisemita. Basta decir que Trump no se desdijo ni se disculpó, solo dijo que él ama a los puertorriqueños, aunque no dijo lo mismo sobre afro americanos y judíos.
La campaña de Harris piensa que las múltiples declaraciones misóginas de Trump, incluyendo la última cuando dijo que defenderá a las mujeres lo quieran o no, o su supuesta invitación a matar a Liz Cheney, podría acercarle más votos, aunque el voto femenino se inclina mayormente por Harris y se ha desbordado en la elección temprana.
La campaña de Kamala Harris está desconcertada porque no obstante las pifias, dichos y barbaridades, ella ha perdido apoyo, por ejemplo entre los votantes afro americanos y los hispanos, los que se pensaba que se inclinarían en automático por un demócrata, y ni siquiera la movilización de Obama y su esposa ha logrado el efecto deseado.
Hay una percepción peculiar porque aunque la economía va bien, la inflación está bajando y el empleo es abundante, muchos dicen que confían en Trump para el manejo de la economía. Y la gente vota con el bolsillo y no con la memoria de lo pésimo que fue su presidencia.
No parece que las demandas y sentencias judiciales en contra de Trump lo hayan mellado; de hecho ya ha sido declarado culpable y es un felón convicto, lo que en la ética estadounidense es muy grave, pero se resbala entre sus seguidores quienes aceptan la narrativa de que todo ello es una persecución política, aunque el fraude financiero de Trump fue ampliamente demostrado.
Trump no parece sobrepasar el porcentaje de simpatizantes de hace 4 años, lo que puede alcanzarle para ganar.
Un plan de terror versus un plan de construcción y futuro
Trump ha hecho una campaña de miedo, acusando y alertando sobre la destrucción del país en manos de Kamala; ella insiste en que ella es el futuro y él el pasado.
Si el miedo ha funcionado, parece mostrarse en una asistencia masiva a las urnas. Hasta el 3 de noviembre 76 millones de personas habían votado, llegando a votar hasta cinco millones en un día. O sea que un 47% de los 161 millones de votantes registrados ya sufragó y seguramente se rebasarán las cifras de 2020, cuando hubo una fuerte movilización demócrata para derrotar a Trump. Los republicanos quieren cancelar el voto temprano, porque no les favorece y porque hacerlo en un solo día, desanimaría a muchos votantes, que es lo que ellos quieren. En el pasado el voto temprano era demócrata, y ahora en el voto temprano el demócrata supera en 2% al republicano.
La campaña de Harris espera que los jóvenes respondan ante su propuesta de futuro y voten. EL 49% de los registrados para votar pertenecen al rango de edad de 18-24 años y pueden inclinar la elección, está por verse si lograrán movilizarlos. Hay una inclinación fuerte de lealtad a los partidos mostrada en una división casi pareja en el electorado, pero también se registra cierta volatilidad en una parte del electorado derivada de consideraciones coyunturales, como la inflación. Alguien definió su voto por el precio de la gasolina. Hay también una cierta resistencia a que el país lo presida una mujer.
Una elección que afectará los destinos del mundo
Esta es una elección con implicaciones mundiales.
Europa está preocupada si gana Trump, la OTAN ya tuvo una mala experiencia en su presidencia. Irán anuncia que atacará a Israel antes de las elecciones, tratando de afectar la elección al propiciar un enfrentamiento entre Estados Unidos y Rusia, ya que Rusia anunció que firmará un acuerdo de protección mutua frente al alineamiento de Estados Unidos con Israel, cosa que ya declaró que hará y en caso de un ataque iraní se abre el escenario para esa confrontación.
Frente a una respuesta masiva israelí que dañe instalaciones petroleras y nucleares, Irán apuesta a que el voto musulmán se vaya con Trump, pero deben recordar que la primera decisión de Trump en 2016 fue prohibir la entrada de musulmanes. En el mapa geo estratégico iraní puede servirles dañar a los demócratas.
Netanyahu también apuesta a favor de Trump cuyo acto simbólico de mover la embajada a Jerusalém fue tema mayor, pero especialmente desde que Obama asumió una postura anti israelí y ahora que Walz (candidato a vicepresidente de Harris) le ha ofrecido a Ocasio Cortez, una férrea anti israelí, ser presidenta del Congreso, esta posición la pone en la línea directa de la sucesión, esta postura refuerza a un ala radical del partido, que como vimos, aleja votantes en Florida y tal vez en otros lados.
No es que el voto judío sea muy grande, pero en condiciones de un punto de diferencia o menos, adquiere más peso. La paradoja es que ante el empate, el peso de las minorías deja de ser marginal.
México tendrá en Trump a un férreo opositor de las maquilas y pondrá el riesgo el nearshoring, si es que se atreve a imponer una tarifa del 20% a la importación de los automóviles para forzarlos a regresar su producir al territorio estadounidense. Falta ver que hace con los electrodmésticos.
Agréguese la amenaza de deportación, que posiblemente lanzará a México a millones de migrantes que perderán su patrimonio y llegarán en condiciones muy desventajosas. Esto representará una fuerte carga para las finanzas mexicanas, especialmente que ante el freno pronosticado en la economía, entrará en una etapa de dificultades fiscales, toda vez que se constitucionalizaron los apoyos económicos y hay resistencia gubernamental a realizar una reforma fiscal. Es también una apuesta difusa saber si Claudia tendrá una amiga en Kamala, aunque sabemos que Estados Unidos no tiene amigos, solo intereses.
Para China, Trump implica continuar una guerra económica, y se han apresurado a fortalecer a los BRICs que ya están aumentando su membrecía y empezaron a desdolarizarse.
Se considera que Trump está vendido o manipulado por Putin, ya sea que Putin le sepa algún secreto y hasta si tiene videos comprometedores, este análisis parte de la intervención rusa a su favor, aunque en Estados Unidos persiste la mentalidad de la guerra fría, un congresista republicano por Florida dijo que Rusia es una gasolinería con bombas atómicas.
El acercamiento de Rusia a China, a Irán, a India, y el juego de los BRICs es complicado y no parece que la mentalidad maniquea del liderazgo estadounidense lo entienda del todo, Harris verá a Putin como enemigo y Trump como su amigo, pero Putin, en todo caso, es más sagaz y aprovechará una presidencia de Trump, lo que puede tener otros tintes con Harris.
Esta elección, sin ser tremendistas, podrá acelerar el cambio del mundo como lo conocemos y no necesariamente en una buena dirección y la decisión como en otras partes del mundo, está en manos de grupos recalcitrantes y fanáticos.