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HOPE: Un programa contra el odio que experimentan asiático-estadounidenses

Foto: Becker1999

Julian Do, codirector de Ethnic Media Services coordinó la conferencia de prensa del 31 de mayo que se centró en el programa Healing Our People Through Engagement (HOPE).

«Al mismo tiempo que se incrementan los incidentes y ataques de odio contra varias comunidades asiáticas, hay nuevas estrategias de ayuda, como el de HOPE, un programa piloto encabezado por la AAPI Equity Alliance», explicó Do. «Se trata de la creación de grupos comunitarios y centros culturales concebidos como espacios de curación para las cinco comunidades asiático-estadounidenses más numerosas; la china, japonesa, filipina, camboyana y coreana. La finalidad es dar un sentido a las experiencias racistas padecidas, adaptando del ´Marco de curación radical de los psicólogos de la “Black Liberation Psychology”; esa misma que ayudó a los afroamericanos a lidiar con generaciones enteras de trauma racial”.

Mejorando vidas individuales y colectivas

El primer ponente fue Michelle Sewrathan Wong, directora general de programas AAPI Equity Alliance.

“El programa HOPE es una coalición de más de 40 organizaciones de base que se dedica a mejorar las vidas de personas asiático-estadounidenses e Islas del Pacífico; esto es, una de cada seis personas en el condado de Los Ángeles”, dijo Sewrathan-Wong.

-¿Cuándo comenzaron los últimos episodios de odio?

-En el pico de la pandemia del 2020, la comunidad asiático-estadounidense sufrió episodios de brutalidad en una escala que no se había visto en muchas generaciones. Eran chivos expiatorios a quienes los políticos culpaban por la llegada del Covid. Así que muchos miembros de la comunidad AAPI sufrieron ataques físicos y bulliyng, o fueron ridiculizados por vecinos y desconocidos. Nosotros sabíamos cómo estaba repercutiendo esto en nuestra comunidad y también del sufrimiento emocional y físico profundo que habían padecido estas personas.

-¿Cómo surge el programa HOPE?

-Surge porque quisimos profundizar las causas radicales de ese odio. Y esta exploración hizo que llegáramos a varios tipos de racismo experimentado en los Estados Unidos.  Dimos con el “Marco de Sanación Radical”, desarrollado por psicólogos afro-estadounidenses, que utilizan la fortaleza de las comunidades y su experiencia colectiva para profundizar la resiliencia. Este fue nuestro modo, también, de enfrentarnos al odio.

-Es decir, hacer de la debilidad una fortaleza…

-Exacto. Nuestra comunidad estaba sufriendo una epidemia de aislamiento, ansiedad y depresión. La soledad que sentían era tremenda cuando los escupían en un autobús, los insultaban en un supermercado o nadie los atendía en los restaurantes. Esto anima a tener orgullo étnico y empoderamiento. El racismo no solo sucede a nivel individual sino también colectivo. Por eso hemos implementado el programa HOPE en las 5 comunidades asiático-americanas más numerosas, con una repercusión muy positiva.

“En el pico de la pandemia del 2020, la comunidad asiático-estadounidense sufrió episodios de brutalidad en una escala que no se había visto en muchas generaciones. Nosotros sabíamos cómo estaba repercutiendo esto en nuestra comunidad y quisimos profundizar las causas. Así llegamos a varios tipos de racismo experimentado en los Estados Unidos y dimos con el marco de sanación radical desarrollado por psicólogos afro-estadounidenses, que utilizaban la fortaleza de las comunidades y su experiencia colectiva para profundizar la resiliencia. y así nació el programa HOPE”.
Michelle Sewrathan Wong

Un programa multirracial para asiáticos-estadounidenses

Anne Saw es profesora asociada de psicología en la Universidad DePaul en Chicago y ex vicepresidenta de la Asociación Asiática Americana de Psicología, además de una de las diseñadoras del programa HOPE.

“Hubo décadas de investigación, mostrando que el racismo daña la salud mental acarreando síntomas de depresión, ansiedad, aislamiento y estrés postraumático», dijo Saw. «Como investigadora asiático-estadounidense y defensora de mi comunidad, vi que la necesidad de sanación era urgente”.

-¿Cómo nace el programa?

-Yo era parte de la American Psychological Association y también de Stop the Hate, y teníamos asociados en todos los Estados Unidos para documentar los impactos negativos de la pandemia, que inevitablemente venía asociado con el odio anti asiático. Vimos que muchos de nuestros miembros estaban sufriendo síntomas de trauma racial y tuvimos el proyecto de sanar centrando a las comunidades y culturas en el contexto en el cual viven, centrándonos en investigaciones muy novedosas.

-¿Hay una “salud especial” para la comunidad asiático-estadounidense?

-Sabemos que las personas asiático-estadounidenses no suelen usar servicios de salud occidentales por varias razones; no sólo por el estigma social o de salud mental sino también por la falta de cuidado de su propia cultura y su idioma. Por eso, todo este programa es visto como recurso de confianza, donde ellos pueden sentirse cómodos y apoyados en su experiencia.

-¿Cómo definirías a HOPE?

-HOPE es el primer programa basado en la comunidad y en el marco de la sanación radical, que aborda el impacto de la salud mental para las personas asiático-estadounidenses. El programa es llevado a cabo por un grupo multirracial de psicólogos y fue creado en 2020, basado en décadas de teorías de investigación de especialistas de color y latinos, previo a nuestra incursión.

-¿De qué hablamos cuando hablamos de “sanación radical”?

– De llegar a las raíces de la propia injusticia, es decir a la injusticia del odio. La idea es estar íntegros a la hora de enfrentarnos con el racismo, participando en acciones comunitarias e individuales que promuevan el bienestar y la resiliencia.

“HOPE es el primer programa basado en la comunidad y en el marco de la sanación radical, que aborda el impacto de la salud mental para las personas asiático-estadounidenses. El programa es llevado a cabo por un grupo multirracial de psicólogos y fue creado en 2020, basado en décadas de teorías de investigación de especialistas de color y latinos. La idea de sanación radical es llegar a las raíces de la propia injusticia, es decir, a la injusticia del odio y estar íntegros a la hora de enfrentarnos con el racismo, promoviendo el bienestar y la resiliencia.»
Anne Saw

Empoderando a la comunidad estadounidense-japonesa

Xueyou Wang es facilitadora del programa HOPE y asistente del Centro de Servicio Social de Little Tokyo. Y esta fue su experiencia:

“Al principio nos preguntábamos si este programa iba a servir a la comunidad estadounidense-japonesa, y tras consultar con varios miembros nos dimos cuenta que sí. Ellos hablaban de muchas agresiones recibidas que se acumularon durante la pandemia, mencionando que eran atacados por usar mascarilla en la calle», explicó Wang. «Cuando estaban en una multitud, sentían necesidad de proteger a otro asiático-estadounidense por miedo a que le pegaran. Había, además, muchas experiencias de inmigración, estadounidenses-japoneses que eran cuarta o quinta generación y otros que eran nuevos. Los más antiguos temían a la pérdida de la cultura y la historia. Este programa trató de zanjar esa falta de historicidad y cultura en los inmigrantes más jóvenes, hablando del distrito de Little Tokyo se unificaron y fortalecieron muchos temas”.

“Al principio nos preguntábamos si este programa iba a servir a la comunidad estadounidense-japonesa, y tras consultar con varios miembros nos dimos cuenta que sí. Ellos hablaban de muchas agresiones recibidas y que cuando estaban en una multitud, sentían necesidad de proteger a otro asiático-estadounidense por miedo a que le pegaran”.
Xueyou Wang

No hay palabras chinas para decir “crímenes de odio”

Yu Wang es facilitador del programa HOPE, terapeuta matrimonial y familiar asociado en el Centro de Tratamiento y Consejería de Asia Pacífico.

“Durante la pandemia nos gritaban en la calle por el odio a los chinos, y eso hizo que llegáramos a una situación crítica. Y es que en nuestra cultura no se enfatizan los sentimientos contra el racismo. De hecho, no tenemos una palabra o una expresión en nuestro idioma para decir ´crímenes de odio´», dijo Wang. «En el grupo teníamos cuatro participantes de la comunidad chino-estadounidense, personas que compartían su sentimiento de desesperación. Eran tres hombres y una mujer que creció en una comunidad blanca. Los hombres se sentían excluidos y expresaron su falta de confianza comunitaria, pero la mujer se sintió aceptada en el grupo y dijo que quería explorar más la cultura china. Nuestra comunidad tiende a internalizar las experiencias traumáticas en vez de hablarlas. Este espacio fue muy positivo para expresar y validar estos sentimientos. Un joven dijo que, a partir de este programa, empezó a ver en la comunidad chino-estadounidense un grupo de apoyo. Este grupo nos dio la oportunidad de escucharlos y apoyarnos los unos a los otros y efectuar cambios positivos”.

“Durante la pandemia nos gritaban en la calle por el odio a los chinos y eso hizo que llegáramos a una situación crítica. Y es que en nuestra cultura no se enfatizan los sentimientos contra el racismo. De hecho, no tenemos una palabra o una expresión en nuestro idioma para decir crímenes de odio”.
Yu Wang

Jóvenes coreanos, uníos

Joann Won es facilitadora del programa HOPE en el Centro Comunitario Juvenil Coreano (KYCC).

“El programa consta de seis semanas, con una reunión semanal de dos horas», explicó Won. «Tenemos cinco participantes y todos se identifican como coreanos o coreanos-estadounidenses. Yo soy Generación Zeta, así que al racismo lo entendía en teoría; es decir, como una persona asiática criada en California, donde nunca me sentí marginada. Pero eso cambió radicalmente durante la pandemia. Creo que no estábamos listos para la amenaza física y emocional que íbamos a sufrir. Nuestros padres, por ejemplo, tenían miedo de ir al supermercado por lo que escuchaban por televisión de los crímenes de odio en Nueva York. En este sentido, el programa HOPE fue increíble porque no sólo pude entender el racismo por mi propia experiencia, sino también por la de ellos. Pude ver cómo los participantes estaban conectados entre sí. Una inmigrante de primera generación se emocionó mucho compartiendo su experiencia y lloró por primera vez al contar una agresión, pero luego empezó a citar cómo había sido excluida de su vecindario, menospreciada por su acento y marginada. En este espacio no juzgamos nada, sólo escuchamos durante esas seis semanas. Con el tiempo, los participantes empezaron a cuidarse entre sí, y eso fue muy importante. Porque al comenzar el programa eran desconocidos y ahora son amigos”.

“Yo soy Generación Zeta, así que al racismo lo entendía en teoría; es decir, como una persona asiática criada en California donde nunca me sentí marginada. Pero eso cambió radicalmente durante la pandemia. El programa HOPE fue increíble porque pude ver cómo los participantes estaban conectados entre sí. Una inmigrante se emocionó mucho compartiendo su experiencia de cómo había sido excluida de su vecindario o menospreciada por su acento. Con el tiempo, los participantes empezaron a cuidarse entre sí y eso fue muy importante porque al comenzar el programa eran desconocidos y ahora son amigos”.
Joann Won

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