Nuevamente el gobierno de Estados Unidos declara a la República Bolivariana de Venezuela como una amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad nacional y la política exterior de Estados Unidos.
El presidente Joe Biden dio continuidad por un año más a la Orden Ejecutiva 13692 que originalmente firmo y renovó cada año el ex presidente Barack Obama en el 2015. También la renovó Donald Trump durante sus cuatro años como Presidente.
A continuación, la traducción del texto completo del comunicado original en inglés publicado por la oficina de prensa de la Casa Blanca:
Mensaje al Congreso sobre la continuación de la emergencia nacional respecto de Venezuela
AL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS:
La Sección 202(d) de la Ley de Emergencias Nacionales (50 U.S.C. 1622(d)) establece la terminación automática de una emergencia nacional a menos que, dentro de los 90 días anteriores a la fecha aniversario de su declaración, el Presidente publique en el Registro Federal y transmita al Congreso un aviso indicando que la emergencia continuará en vigor más allá de la fecha del aniversario. De conformidad con esta disposición, he enviado al Registro Federal para su publicación el aviso adjunto indicando que la emergencia nacional declarada en la Orden Ejecutiva 13692 del 8 de marzo de 2015, con respecto a la situación en Venezuela, continuará vigente más allá del 8 de marzo. 2024.
La situación en Venezuela continúa planteando una amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad nacional y la política exterior de Estados Unidos. Por esta razón, he determinado que es necesario continuar con la emergencia nacional declarada en la Orden Ejecutiva 13692 con respecto a la situación en Venezuela.
El Mundo al revés
Como diría Eduardo Galeano “El Mundo Al Revés”. Venezuela no posee bombas atómicas ni bases militares en el extranjero que puedan representar una amenaza a Estados Unidos. La única ocasión en que el ejército patriota bajo el mando de Simón Bolívar cruzo nuestras fronteras fue para liberar a Colombia, Perú, Ecuador y Bolivia del imperio español.
Es lamentable que esta Orden Ejecutiva – ampliada por Donald Trump quien según su consejero nacional de seguridad John Bolton y su secretario de estado Mike Pompeo considero seriamente la invasión militar – continúe en vigor.
La política de cambio de régimen implementada por EE.UU. ha sido un completo fracaso. En 2019, muchos países apoyaron el exabrupto de una “presidencia interina” por parte del expresidente de la entonces Asamblea Nacional opositora, Juan Guaidó. Por cierto, este todavía no rindió cuentas claras sobre los cuantiosos recursos económicos que recibió de Estados Unidos y de la comunidad Europea. Ni sobre el manejo de los activos del estado venezolano en el extranjero, entre otros la petrolera CITGO con base en Houston y hoy en peligro de ser liquidada por su culpa.
Hoy los países que en un momento apoyaron a Guaidó vuelven a establecer relaciones diplomáticas directas con el gobierno del presidente Nicolás Maduro.
El pueblo de Estados Unidos está pagando un alto costo por el precio de la gasolina y de los alimentos producto de la guerra de Rusia y Ucrania. Este conflicto también está afectando las cadenas de suministro energético y alimentario en el mundo. Por su parte, el pueblo de Venezuela ha venido sufriendo las sanciones económicas que afectan directamente a la economía venezolana y han impedido la recuperación completa de su industria petrolera.
Estados Unidos debe cambiar la diplomacia del garrote y la zanahoria.
En una ocasión en Washington DC, coincidí con un ex diplomático de carrera del Departamento de Estado, que después de retirarse de la diplomacia estadounidense, decidió trabajar sus últimos años de carrera profesional en el mundo de las ONG internacionales. Fue en Bread for the World, cuando fui asociado para asuntos latinoamericanos de esa organización. Al saber que después de una década me retiraba de Bread y regresaba a mi país natal, Venezuela, para ingresar como diplomático en comisión en la cancillería, me invito a almorzar para despedirme y me dijo:
“La misión o función de los diplomáticos estadounidenses en el mundo es, decirle a los gobiernos y diplomáticos de los otros países que hagan lo que nuestro gobierno desea, y si no lo hacen, mandarlos al infierno, pero que vayan felices en el viaje”, dijo. Jamás olvide esa frase.
Estados Unidos debe comprender que no pueden seguir comportándose como el único poder absoluto en lo militar y económico, y que necesita un acercamiento respetuoso hacia Venezuela, independientemente de las diferencias políticas e ideológicas que evidentemente existen entre ambos gobiernos.
El bloqueo a la industria petrolera venezolana
En un sentido más pragmático Estado Unidos necesita un millón de barriles de petróleo diario adicionales aproximadamente para su consumo interno como consecuencia del embargo al petróleo de Rusia.
El Departamento del Tesoro por medio de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) ha otorgado una licencia que autoriza a la petrolera Chevron a reanudar operaciones limitadas de extracción de petróleo en Venezuela. Debe ampliarse aún más el pragmatismo económico para el beneficio del pueblo estadounidense y venezolano.
Venezuela ha sido sometida en los últimos ocho años a más de 930 medidas coercitivas y unilaterales, sanciones contra la economía, el pueblo y la sociedad venezolana por parte del gobierno estadounidense. Estas acciones limitaron en mucho su capacidad de maniobra en el sistema financiero internacional. A pesar de ello, la economía nacional ha crecido en los tres últimos años. Según estimaciones de Ecoanalítica, el país registrará un “crecimiento importante” que oscilará entre un 9% y un 10 % respecto al 2023.
En este 2024, se espera una mejora de los ingresos por la venta de petróleo, lo que puede generar una entrada adicional de entre 5.000 millones y 10.000 millones de dólares. Sin sanciones a nuestra industria petrolera el país puede regresar a mercados como el estadounidense y vender nuestro crudo “sin descuentos” como obligan hoy las sanciones.
Es cierto, que Venezuela tiene retos internos, y externos, entre ellos los bajos salarios y la migración hacia otros países de América Latina y Estados Unidos. Sin embargo, deben ser los propios venezolanos los que decidan el futuro de la nación, y no que Estados Unidos continúe impulsando un cambio de régimen por medio de ordenes ejecutivas y sanciones económicas. Irónicamente la situación migratoria al sur de la frontera de EE.UU. con México será un tema central de la campaña electoral de Trump en contra de Biden. Pero una economía venezolana sin sanciones, ayudará a reducir el flujo migratorio hacia Estados Unidos.
Acuerdo de Barbados
El gobierno del presidente Maduro y la Plataforma Unitaria de partidos de oposición iniciaron un proceso de negociación hace dos años con la facilitación del reino de Noruega y el apoyo de México. El 17 de octubre del 2023 se firmaron Los Acuerdos de Barbados acompañados por el reino de Noruega, Francia, Argentina y México.
Aunque EE. UU. no formo parte oficial de los diálogos entre el gobierno y la oposición, ni firmo el acuerdo, un día después de su anuncio, el Departamento de Estado notificó que levantaría una serie de sanciones impuestas a Venezuela, aunque de forma temporal. El Departamento del Tesoro de los EE.UU. ha emitido una limitada autorización para transacciones relacionadas con los sectores petrolero, gasífero y aurífero de Venezuela.
También eliminó una prohibición sobre el intercambio secundario de ciertos bonos soberanos venezolanos, así como de deuda emitida por Petróleos de Venezuela, la estatal petrolera. La licencia que levanta las sanciones a los sectores del petróleo y el gas expira el 15 de abril.
Recientemente El Consejo Nacional Electoral de Venezuela anuncio un cronograma electoral que incluyen elecciones presidenciales para el 28 de Julio del 2024 donde los venezolanos y las venezolanas mayores de 18 años inscritos en el registro electoral tendrán la oportunidad de decidir el futuro político de la nación, por medio de los votos, en elecciones libres, esto debería incluir el cese de ordenes ejecutivas o sanciones económicas por parte de los Estados Unidos.
Entre los gobiernos de los Estados Unidos y la República Bolivariana de Venezuela presididos por los presidentes Joe Biden y Nicolas Maduro debe imponerse la necesidad de un acercamiento directo y diplomático, con respeto aun en medio de las diferencias políticas e ideológicas. Somos vecinos del mismo hemisferio y tenemos intereses comunes, entre ellos el petrolero energético.
El tiempo ha mostrado que la política de aislamiento, intervenciones, sanciones económicas y órdenes ejecutivas coercitivas han sido una ruta equivocada. Como dijo el primer y único presidente de origen indígena de México mejor conocido como Benemérito de las Américas, Benito Juárez: «Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”.