Situación migratoria crítica en San Diego
No es que para San Diego, una ciudad fronteriza, los migrantes sean una novedad. Pero la región está acostumbrada a cientos, no a decenas de miles de migrantes que de pronto aparecen en sus calles, parques y otros espacios públicos
3,400 millas
La situación en la frontera sur está alcanzando un punto crítico y, dada la polarización política en Washington, no parece haber luz al final del túnel.
En una noche reciente, según informó CalMatters, un migrante ecuatoriano deambulaba por el centro de San Diego, buscando un lugar seguro para dormir. Por supuesto eso no era lo que se imaginaba que viviría en el País del Norte después de viajar más de 3,400 millas.
Un grupo de hombres que viven en la calle le mencionaron una iglesia donde tal vez lo ayudarían. Afortunadamente, tenían espacio esa noche. Allí se quedarían las siguientes 29 noches.
El joven de 23 años dice que tuvo que salir del Ecuador debido al aumento de la delincuencia y la violencia. Una violencia que incluyó el asesinato del candidato presidencial Fernando Villavicencio en agosto pasado.
Dijo que el peligro para su familia aumentó cuando su madre, que vendía mantas y sábanas en un puesto callejero, ya no pudo pagar las extorsiones impuestas por miembros locales de pandillas. El migrante ecuatoriano cruzó montañas y ríos en la peligrosa Región de Darién que se encuentra entre Panamá y Colombia. Y atravezó países de América Central para finalmente llegar a México. Casi un mes después de dejar a su familia, se entregó a funcionarios de inmigración estadounidenses en El Paso, Texas.
Fue fichado y pasó su primera noche dentro de una celda de la Patrulla Fronteriza (CBP), que es conocida como la “hielera” debido a sus bajas temperaturas. Al día siguiente, lo esposaron y le ordenaron abordar un avión sin decirle a dónde iba. Aunque pensaba que lo estaban deportando, lo llevaron a San Diego, una ciudad de la que nunca había oído hablar. Lo soltaron afuera del aeropuerto y luego terminó en el centro, a unas pocas millas de distancia.
Abandonados a su suerte
Según funcionarios del condado de San Diego, de septiembre a noviembre, las autoridades fronterizas de EE.UU. han dejado en las calles del condado de San Diego a más de 42,000 migrantes. Los dejan allí sin dirección ni asistencia. A menudo son abandonados en paradas de autobús y tranvía, en lugar de ser transportados a lugares donde puedan recibir ayuda.
El Centro de Tránsito Iris, en San Diego, donde confluyen autobuses y tranvías, es uno de los tres lugares donde los oficiales fronterizos han liberado a miles de migrantes desde septiembre. Hay instancias en las que también se los deja en San Ysidro, cerca del Puerto de Entrada, y en Oceanside, una ciudad suburbana al norte de San Diego.
Algunos de los migrantes más vulnerables, incluidas mujeres, niños, personas discapacitadas e individuos LGBTQ, fueron liberados directamente en refugios dirigidos por organizaciones religiosas locales, como el Servicio Familiar Judío de San Diego y Caridades Católicas de la Diócesis de San Diego. Pero los solicitantes de asilo que no se consideraban vulnerables generalmente eran dejados en las calles de la ciudad.
Recursos limitados
No es que para San Diego, una ciudad fronteriza, los migrantes sean una novedad. Pero la región está acostumbrada a cientos, no a decenas de miles de migrantes que de pronto aparecen en sus calles, parques y otros espacios públicos.
Para hacer frente a la crisis, la Junta de Supervisores del Condado de San Diego aprobó $3 millones de dólares en octubre para financiar servicios que provean asistencia a los migrantes. Los fondos provienen de lo que quedó de $650 millones que el gobierno federal envió al condado de San Diego para confrontar la pandemia de COVID-19.
Los $3 millones se otorgaron a una organización sin fines de lucro que estima que el dinero se agotará a fines de diciembre. De todos modos, el estado ayuda a financiar varias organizaciones sin fines de lucro importantes del condado de San Diego cuyas misiones incluyen servir a los migrantes.
Por otro lado, el Congreso de EE.UU. estableció su Programa de Refugio y Servicios, en 2022, para financiar entidades no federales que brindan refugio a migrantes que son liberados por las autoridades migratorias. Pero la financiación federal es insuficiente dada la monumental demanda.
El senador estatal Steve Padilla, demócrata de Chula Vista, elogió a las organizaciones sin fines de lucro y a los voluntarios que ayudan a los migrantes. «Han sido héroes en esta lucha», le dijo a Cal Matters.
Aunque el estado ha puesto millones de dólares a disposición para apoyar a los solicitantes de asilo, «necesitamos que el gobierno federal promulgue una solución integral; una que incluya una reforma migratoria significativa y duradera y brinde capacidad de procesamiento mejorada, una mejor coordinación y la financiación necesaria para continuar y expandir la respuesta humanitaria de California», dijo Padilla.
Este artículo fue apoyado en su totalidad, o en parte, por fondos proporcionados por el Estado de California, administrados por la Biblioteca del Estado de California y el Latino Media Collaborative.
This article was supported in whole, or in part, by funds provided by the State of California, administered by the California State Library and the Latino Media Collaborative.