Faltando menos de cien días para las elecciones presidenciales del 5 de noviembre sube la cantidad de propaganda electoral en los medios de comunicación y sitios sociales, así como la intensidad de los mensajes y la hostilidad hacia los representantes del bando contrario. Esto sucede en todos los niveles, incluyendo los programas de comentario político de las distintas cadenas, donde el análisis desapasionado ha dado lugar a una repetición de eslóganes.
Mentir : la constante herramienta de Trump
La víctima habitual de este proceso es la verdad, reemplazada por una sarta de mentiras cada vez más descabelladas.
El principal líder en la industria de falsedades es el expresidente y nuevamente candidato Donald Trump. Alcanza con leer sus declaraciones durante la conversación de dos horas que le regaló la semana pasada el dueño de X (Twitter) Elon Musk para encontrar decenas de ocurrencias disparatadas y absurdas.
En esta situación lamentable es deber de la prensa libre denunciar las mentiras y salvar las verdades, cuidándose de no ponerse al servicio de ninguno de los bandos en la contienda.
Uno de los ejemplos más sobresalientes es la aseveración de que estamos en medio de una crisis económica sin precedentes en la historia, que la inflación es descontrolada y que los precios de la canasta familiar siguen subiendo por culpa de la presente administración.
Los datos oficiales de la realidad
Y si bien hemos sufrido meses de acelerada inflación – la más alta en 40 años – y suba de precios, y nuestra economía aún muestra los vestigios de la crisis del COVID-19, la realidad es que según el nuevo informe publicado ayer por la Oficina de Estadísticas Laborales la inflación interanual en julio cayó al 2,9%, el nivel más bajo en tres años.
La importancia de este dato radica en que se trata de la indicación más clara de que hemos vuelto a niveles normales sin que hayamos tenido que pasar por una recesión.
Con este incentivo el Banco de la Reserva Federal contribuirá a aliviar la presión sobre la economía que ejercen las altas tasas de interés, que en este ciclo a su vez impulsan el encarecimiento de las hipotecas inmobiliarias, los préstamos para adquisición de automóviles y las líneas de crédito para pequeñas empresas, así como los precios al consumidor de los productos alimenticios.
No esperamos que por arte de magia los propagandistas electorales reconozcan que estamos por el buen camino. Lamentablemente, seguirán machacando su falso mensaje y distorsionando la realidad hasta el último momento de los comicios.
Esto sucede porque según un estudio reciente del Instituto Cato, para el 40% de los votantes la inflación es el principal problema en las próximas elecciones presidenciales. Es decir: la mentira les conviene.
Los precios de los artículos de primera necesidad constituyen un tema demasiado importante para dejarlo en manos de manipuladores electorales. En última instancia, las cifras reales no tienen pertenencia partidaria y la verdad se impondrá.