En Estados Unidos hay dos realidades. La de la frontera y la del resto del país. Y el resto del país no sabe lo que sucede en la frontera.
Dos realidades
Este es el mensaje que comunicaron tres expertos en el tema a un nutrido grupo de reporteros, editores y activistas de medios comunitarios, en un evento organizado por Sandy Close, directora de Ethnic Media Services.
En el evento, los participantes suministraron numerosos detalles acerca de la situación actual en la frontera sur y de qué manera se diferencian con las versiones oficiales de los hechos.
A continuación, un recuento de lo dicho por cada uno de ellos y sus respuestas a algunas de las preguntas formuladas por los numerosos participantes.
Muzaffar Chisti
Muzaffar Chisti es el director de MPI, el Instituto de política migratoria, parte de la facultad de derecho de la Universidad de Nueva York. El profesor proporcionó un detalle de lo hecho por la nueva administración Biden en materia de inmigración y frontera y en qué difiere de lo establecido durante los cuatro años de la presidencia de Donald Trump.
“Trump”, dijo Chisti, “fue el primer presidente en usar el tema de la inmigración como elemento para reclutar a sus adherentes, y siguió siendo el más agresivo presidente de reciente memoria en la cuestión de inmigracion. Durante su término creó 450 órdenes ejecutivas.
Sin embargo, Biden, que está en el poder solamente seis meses, ha tomado 165 acciones ejecutivas, a un ritmo que es el doble que Trump. Esta es una presidencia en esteroides.
Ahora bien, de las 165, la mitad fueron cancelaciones de órdenes de Trump y el resto mejoras al sistema.
Antes de ocuparse de cualquier otra cosa, en su primer día en ejercicio del poder, Biden emitió 70 órdenes ejecutivas. Anuló las prohibiciones de ingreso al país contra ciudadanos de ciertos países. Detuvo la construcción del muro fronterizo. Y revirtió la política de Trump de no contar a los inmigrantes en el Censo de Población.
Así, Biden anunció que preservará DACA (el programa para inmigrantes llegados en la infancia y que permite a 620,000 jóvenes para quienes esta es su patria quedarse aquí y trabajar o estudiar momentáneamente, GL). También presentó ante el Congreso lo que viene a ser su propuesta de ley de reforma migratoria para 11 millones de indocumentados. La propuesta no ha sido debatida aún y no existe quorum para hacerlo.
En materia de inmigración, al gobierno de Trump lo caracterizó una frase que dijo su director de servicios migratorios: “Toda persona no autorizada debería estar mirando sobre su hombro cada día”. Todos los indocumentados estaban señalados, marcados para la deportación.
Con la nueva regla el 87% de los no autorizados no tienen nada que temer. Es un cambio existencial para la vida de 11 millones de personas.
El número de personas arrestadas, detenidas y enviadas a campos de detención familiar cayó. Y mucho más cayó la duración de su estadía en centros de detención. Al final de la era Trump las familias estaban detenidas por un promedio de 60 días. Ahora es solo un día.
En la frontera, (la sección de la ley migratoria llamada el) título 42 no se está ahora aplicando a los niños ni a la mayor parte de las familias.
Este inciso de la ley permite expulsar del país a personas que han estado recientemente en un país donde hay una enfermedad contagiosa. Pero no se aplica de manera equitativa a otros provenientes de países extranjeros que son ciudadanos estadounidenses.
También dio fin a la práctica por la que los aspirantes a pedir asilo político ni siquiera podían presentar sus casos en la frontera, no podían acercarse, o no había funcionarios que los atendiesen.
Trump quiso dar fin a todas las protecciones que existían para los inmigrantes, a todos los programas.
De esa manera y mediante decisiones de su secretario de Justicia William Barr, el gobierno republicano descalificó el derecho de amplios sectores de población de solicitar asilo en Estados Unidos. El nuevo secretario de Justicia Merrick Garland lo revirtió. Ahora, por ejemplo, las víctimas de violencia doméstica son nuevamente elegibles para pedir asilo.
Trump redujo por órden ejecutiva el número de refugiados que Estados Unidos acepta cada año a 15,000. Biden lo subió con el mismo instrumento legal, inmediatamente a 62,000 y el próximo año lo subirá nuevamente, a 125,000.
Pero no nos equivoquemos.
La crisis en la frontera es real. Solamente en el mes de julio hubo 200,000 detenciones. Cada mes el número sube. Si sigue así a final de año serán 1.5 millones. Son personas de todos los países..
El problema es político. No se puede llegar a un acuerdo en el Congreso. Especialmente cuando el expresidente Trump mira todo desde atrás y toda su atención está enfocada en la frontera. Eso causa respuestas como esta que dio un congresista republicano: “no me trates de dar lecciones sobre vacunas mientras tienes ese desastre en la frontera”.
¿Habrá reforma migratoria?
El plan de reforma de Biden es el más ambicioso que he visto de cualquier presidente. Pero Biden no puede hacer la reforma sólo, necesita al Congreso. Tiene allí la más pequeña de las mayorías, en ambas cámaras. Y en el Senado se necesita 60 votos para siquiera debatir una legislación. Los republicanos no se unirán al esfuerzo en tanto la frontera sea percibida – percibida aunque no lo sea – como peligrosa. Y eso no sucederá mientras Trump esté mirando desde atrás.
¿Por qué los migrantes detenidos no obtienen audiencia?
Así es. Biden llega después de cuatro años intensos del gobierno más antiinmigrante de nuestra historia. ¿Ha hecho todo? No. Pero revertir todo lo que hizo Trump es un trabajo (enorme). La tendencia es buena, pero lleva tiempo.
En cuanto a detención de familias, hay un cambio grandísimo.
¿Hay apoyo público a la reforma migratoria?
A fines del siglo pasado la mayoría del país no consideraba la inmigración como algo bueno.
Ahora hay una separación completa entre republicanos, que son cada vez más antiinmigrantes y los demócratas que son más y más proinmigrantes.
La buena noticia es que los jóvenes republicanos son más proinmigración que los adultos.
Nicole Ramos
Nicole Elizabeth Ramos es la directora del proyecto de Derechos en la Frontera de la organización Al Otro Lado, con base en Tijuana, Mexico.
El proyecto trabaja con solicitantes de asilo que desean presentarse a las autoridades de inmigración para solicitar asilo en Estados Unidos.
“Biden le dio fin al programa MPP – Protocolos de Protección al Migrante – popularmente llamado Quédate en México, por el cual enviaron a decenas de miles de personas de todos los países de regreso a México tras presentarse en la frontera. Algunos están allí hasta dos años, esperando que se procesen sus solicitudes.
Pero el proceso que implica la anulación es largo, lento y complicado. Hay unas 75,000 personas en el programa.
Respecto a los menores no acompañados, generalmente la Patrulla Fronteriza ya no los rechaza. Nosotros los acompañamos a la frontera y los presentamos ante las autoridades. Pero si vienen solos muchas veces los rechazan, con frecuencia alarmante.
Todos estamos preocupados por la aplicación del inciso de ley llamado Title 42 por el que devuelven gente a México bajo el pretexto de que podrían traer el COVID. Sigue en efecto. Lo están aplicando.
Es un tema muy complicado. Lo instituyeron a causa de la pandemia, pero aquellos que son ciudadanos estadounidenses pueden entrar como quieran, lo mismo que los residentes permanentes. No están sujetos a ninguna prueba del virus. Entonces, no era para proteger la salud pública.
Pero los asylum seekers que buscan un permiso legal humanitario están sujetos a tests del coronavirus antes de entrar, y ahora el gobierno dijo que va a dejar de recibirlos, a todos ellos, de cualquier manera.
Ellos – los funcionarios del gobierno – dicen que son órdenes destinadas a detener al crimen organizado y poner orden. Pero es al contrario, eso lo único que crea es un mercado abierto para los traficantes de personas. Se disparó el número de secuestros de personas aquí y de extorsión a sus familiares en Estados Unidos.
Usan el Título 42 para expulsar a migrantes que se cayeron del muro y están heridos. O a mujeres embarazadas que ya están en el inicio del parto. Las devuelven a México en lugar de transportarlas a hospitales en Estados Unidos. Nosotros las llevamos a hospitales aquí en México.
Están expulsando a bebés, hijos de los migrantes, que nacen aquí y que en consecuencia son ciudadanos estadounidenses. Pero lo hacen antes de que ellas consigan un certificado de nacimiento que así lo demuestre. Los deportan mientras tramita el documento.
Cuando se presentan mujeres en plena labor de parto en la frontera y piden entrar bajo un pedido de asilo, es obvio, las llevan al hospital estadounidense. En el pasado, les permitían quedarse en el país, les daban una cita en la corte de inmigración.
Ahora, lo que hacen es que cuando la madre puede dejar el hospital, aunque las condiciones médicas no lo aconsejen, la expulsan. A madre y niño, de vuelta a México. Allí los dejan, sin recursos para transporte, refugio, ni siquiera dinero para hacer una llamada telefónica.
Muchas de ellas ni siquiera hablan español, porque son de ciertas áreas de Guatemala, Honduras, el sur de México, o de Haití. Al final a veces tienen que dormir en las calles de las ciudades más peligrosas del mundo. Nosotros mismos evitamos salir a la calle de noche.
¿Hay cambio con la nueva administración?
La política de Biden en la frontera, en general, ha fracasado.
El Título 42 no se está usando para proteger la salud pública. Eso es falso. Lo usan para cumplir una política de mano dura con los inmigrantes. Tenemos que dejar de pretender que lo hace. Porque si así fuese sería aplicada a ciudadanos estadounidenses . Lo que sí logra hacer es generar ingresos astronómicos para el crimen organizado. Lo único que hace es crear más víctimas entre los inmigrantes.
¿Y los menores no acompañados?
Están a su suerte. Algunos se quedan en Tijuana en campamentos controlados por el crimen organizado. Cada día hay secuestros. Si tienen suerte los recibe un trabajador humanitario y van a un refugio. Son circunstancias terribles e inimaginables. Algunos de ellos jamás serán hallados vivos.
¿Son muchos los que cruzan?
Han detenido el procesamiento de solicitudes en la frontera por casi dos años. El gobierno mexicano, además, no los deja venir desde su propia frontera sur. Todo eso creó un atraso gigantesco donde decenas de miles están en una situación terrible.
No tienen atención médica. Por la pandemia muchos no pueden trabajar. Algunos viven sobre el río y ni siquiera tienen una carpa. Luchan para poder comer, tienen hijos. Todos apuestan a que la Administración Biden no los deportará.
¿La patrulla fronteriza se resiste a Biden?
Siempre van a resistir toda directiva que ayude a los migrantes. Esa es su cultura. Ellos piensan que los inmigrantes son un peligro potencial para Estados Unidos. Van a hacer todo para que no entren al país.
A la gente que rompió su espalda al cruzar los empujan de vuelta a México sin interés por su vida, y lo hacen por cuenta propia, no creo que haya habido una orden para que eso suceda.
Ava Benach
Ava Benach, abogada de inmigración que representa a clientes en procedimientos de deportación y en litigios ante tribunales federales, habló sobre lo que sucede en las cortes de inmigraicón federales.
“En Estados Unidos hay dos realidades. La de la frontera y la del resto del país. Ese es el legado de Trump. Ahora hay desarrollos positivos en las cortes de inmigración, solo por el hecho de no tener que escuchar insultos y palabras de desprecio. Con la anterior administración temíamos siempre qué van a hacer hoy.
Hay una sensación de alivio de que no va a haber redadas en el interior del país.
Parece que no quieren causar problemas a la gente trabajadora sino solo cuando se trata de la seguridad nacional. Es decir, si estás aquí indocuemntado puedes seguir viviendo aquí, a menos que llames nuestra atención por algo negativo.
Eso de que alguien sale de su casa a trabajar y no vuelve ya no sucede.
Pero ahora están otra vez haciendo algunas acciones que tienen origen político, poniendo a la gente en procedimientos de deportación. La detención de inmigrantes está aumentando otra vez, lo que contradice las promesas de campaña de Biden.
Fuimos de 60.000 en detención en los últimos meses de Trump, a 15.000. Pero ahora saltamos 30,000. Es mejor que durante Trump, pero no es lo que queremos.
Ahora entonces, la gran mayoría de detenciones no vienen del interior del país, no son de ICE, sino del CBP, la Patrulla Fronteriza.
Dice el gobierno que no hay aplicación de deportaciones al interior del país a menos que te detengan por cargos criminales. Eso es bueno.
ICE y el Departamento de Seguridad Interna (DHS) instruyeron a sus abogados que no pongan gente en procedimientos de deportación, que si pueden ayudar a alguien a reabrir su caso, que les den esa posibilidad de apelar.
Cuando existe orden de remoción de un migrante, hay dos formas de cumplirla. Una es simplemente la deportación.
Pero la otra es dejarles solicitar la legalización, aquí, en libertad. En ambos casos baja la cantidad de indocumentados. Actualmente hay millones de personas en trámite de deportación o inmigración. Hay un retraso terrible. Si te presentas esta misma mañana y presentas una solicitud, no se tocará hasta 2024 o 2025.
Atrasos en el green card
Están asignados por preferencias, categorías. Básicamente, una está basada en la familia la otra en el empleo.
El atraso para solicitantes de la residencia por lazos familiares es tan terrible que se puede decir que no hay tarjetas verdes disponibles.
Si eres un ciudadano nacido en Estados Unidos y estás peticionando para tu hijo o hija, soltero, de 20 años de edad o más, el trámite lleva 22 años.
En realidad, llevará muchos años más, porque el atraso sigue creciendo.
Y si patrocinas a tu hermano nacido en Filipinas estás hablando de 19 años de espera.
El otro conjunto de peticiones se basa en empleo. Están divididos por país, por cuotas. Hay un problema terrible con la India, por ejemplo. Ahora están atendiendo a quienes presentaron la solicitud en junio de 2011, ocho o diez años. Eso no afecta tanto a los chinos. Ellos tienen números de 2018 y 2019.
Pero por esa división, hay muchos green cards que no se usan y se pierden. No se pueden transferir entre categorías. Eso los deja atados, a la merced de sus empleadores, crea ansiedad y reduce la movilidad.
Los jueces de inmigración
Los jueces recuperaron el control sobre sus expedientes. Merrick Garland revocó la decisión de su antecesor Bill Barr donde no les permite cerrar casos.
Durante el gobierno anterior instalaron a muchos jueces de inmigración con ideología anti migratoria, como la del asesor de inmigración de la Casa Blanca, Steven Miller. Ahora está cambiando.