“La inteligencia de la mañanera es que hasta yo le entiendo” me dice Carlos Spector que aunque vive en Estados Unidos su español es bueno.
Esa opinión contrasta con la que acababa de oír de un líder empresarial, que indicaba que Sheinbaum estaba copiando a López Obrador y que las copias son malas, que nunca se alcanza al que las originó. Me puse a pensar en teorías o en técnicas médicas que son superadas por los que las siguen, pero tal vez hay que ver al fondo a las mañaneras para ver si yéndose AMLO debieron irse con el.
Una herramienta para evitar el cerco mediático
López Obrador inició las mañaneras cuando fue Jefe de gobierno de la Ciudad de México y con ellas evadió el cerco mediático impuesto por el gobierno federal. Pero además impuso la agenda nacional. A Fox no le quedó más remedio que bailar al son que le tocaba su acérrimo enemigo. Tal vez por eso su odio se agravó.
Llegando a la presidencia y asediado por una campaña sucia que duraba 12 años, AMLO siguió con la experiencia. Muy temprano en la mañana tenía una reunión de seguridad y enseguida, ante un elenco periodístico nuevo, abordaba diversos temas de gobierno. En ocasiones, muy pocas, los viejos periodistas se presentaban a confrontarlo.
En la mañanera con ese estilo muy peculiar de hablar despacio, hacer grandes pausas, AMLO esquivaba a los medios que lo atacaban sistemáticamente y le hablaba directamente a sus seguidores.
Esas sesiones de prensa se convirtieron en espacio de denuncia, de lecciones de historia de México, de confrontación con los enemigos del gobierno, de información sobre precios de gasolina, de desnudamiento de los mentirosos y difusores de los fakenews, hasta de canciones. Cada día López Obrador ganaba más terreno. Hasta en YouTube superaba a los que se habían refugiado en el internet, creyendo que las plataformas (Twitter, Facebook) sirven para ganar votos.
Sus enemigos no entendieron que no podían vencer a la palabra presidencial, que además tenía el micrófono por lo menos dos horas diario.
Algunos críticos sostenían que AMLO solamente trabajaba y gobernaba dos horas al día. En efecto, trabajaba dos diarias en la comunicación, y las acciones de gobiernos las comunicaba como él quería, pero si algo demostró el último año fue la serie de inauguraciones que se construyeron a lo largo del sexenio.
Hablar a diario es difícil y en ocasiones pueden cometerse errores, los que se trataba de magnificar en las redes sociales, pero ese terreno AMLO entendió que tenía límites.
Un fenómeno mexicano que continúa
Llegó Claudia y en lugar de descartarlas, les metió su estilo. Depuró el tipo de asistentes, pero siguen siendo reporteros de medios menores. Los grandes que se sienten poseedores de la verdad no llegan, o no se atreven.
El carácter y la forma de exposición de Claudia es más didáctico, pero sigue siendo la respuesta ante temas candentes y receptáculo de quejas y problemas. Si solamente fuera el espacio de las quejas de problemas locales que no son cubiertos por los medios que se llaman a si mismos “nacionales”, estaría cumpliendo con su función.
Las mañaneras son un instrumento de educación y movilización para los millones de seguidores de MORENA. A ellos se les informa todos los días, se les habla con un lenguaje simple sobre planes y actividades de gobierno, se les habla despacio, como si se buscaran las palabras, con pausas para que lo informado penetre. De paso, se desplaza a los grandes medios que están sumergidos en una lucha constante con el gobierno que les quitó la posibilidad de manipular la agenda diaria.
Se le da juego a medios menores, a reporteros que se convierten en mensajeros. Hay algunos que dicen: voy a leer una pregunta que me dijo una compañera.
La mañanera es el medio de comunicación que lleva el mensaje gubernamental todos los días, es un fenómeno único que tal vez no existe en otro país.
Son la oportunidad de que la jefa del Estado dé la cara todos los días y se le pregunte sin filtros.
¿Es acaso un acto de transparencia o de rendición de cuentas al que no estamos acostumbrados? ¿Es acaso el mensaje y la educación para los cuadros que votan en masa? Es una de las estrategias de cohesión social y política más ingeniosos que hemos visto.