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Trump, más cerca de Xi Jinping que de Milei

Trump, Xi Jinping y Milei

Pese a las diferencias ostensibles entre un mandatario estadounidense de talante nacionalista, un presidente chino al frente de un régimen autoritario unipartidista y un economista libertario latinoamericano, surge una conclusión notable: al observar la forma de ejercer el poder y el rol del Estado, Donald Trump exhibe rasgos más cercanos a Xi Jinping que a Javier Milei.

Estas son las razones de esta aparente paradoja, considerando aspectos de liderazgo, concepción económica y modelo de relaciones internacionales, a la luz del contexto que se vislumbra en 2025.

Estilos de liderazgo y centralización del poder

Donald Trump mantiene su discurso centralizador y personalista. Desde su primer mandato (2017-2021) fue evidente su predilección por una relación directa con sus bases, un uso intensivo de las redes sociales y una retórica de confrontación contra las élites tradicionales. Aunque Estados Unidos todavía conserva contrapesos institucionales, Trump busca ejercer su influencia de manera contundente y controlar la narrativa mediática en la medida de lo posible.

Xi Jinping, por su parte, lidera la República Popular China donde el Partido Comunista ostenta el monopolio del poder. Desde que asumió la Secretaría General del PCCh y la presidencia, Xi ha incrementado su control personal. Reformó la Constitución para permitir su reelección indefinida y expandió la campaña anticorrupción para disciplinar por su intermedio a potenciales rivales. 

En 2025, China continúa con esta tendencia a la concentración de poder, presentándose ante el mundo como una potencia que vela por la estabilidad y el crecimiento, pero con una censura interna rígida y un liderazgo prácticamente incontestable.

En ese sentido, ambos (Trump y Xi) comparten la figura del líder fuerte que encarna los ideales de su nación y utiliza mecanismos de poder para afianzar su posición. Por mucho que Estados Unidos y China representen polos opuestos en lo institucional, la actitud de Trump ante las agencias federales, el poder judicial y los medios de comunicación muestra una inclinación a minimizar la crítica y a gobernar con un estilo personalista, algo que recuerda el centralismo de Xi Jinping.

Por su lado Javier Milei, quien desde Argentina ha alcanzado notoriedad por su estilo mediático y su propuesta libertaria radical, se define como un antagonista de la “casta política” y propone un adelgazamiento drástico del Estado. Su liderazgo, si bien también es carismático y combativo, se fundamenta en una doctrina de libertad individual que va en dirección contraria a la concentración del poder estatal.

Por ello, la afinidad que algunos observadores quisieran hacer entre Trump y Milei, basándose en su rechazo a la ortodoxia política, no se sostiene tanto cuando se analiza su concepción de poder. Trump, al igual que Xi, busca controlar y centralizar, mientras que Milei, al menos en teoría, aboga por descentralizar y soltar amarras estatales.

Nacionalismo versus Liberalismo

En el escenario de 2025, las disputas comerciales entre Estados Unidos y China siguen siendo un tema de primer orden.

Donald Trump, mantiene su doctrina de “America First”. Con ella impulsa barreras arancelarias selectivas para defender la producción nacional. Revisa tratados comerciales y prioriza el interés de sus propias industrias y trabajadores. Aunque la retórica de libre mercado está presente en el discurso republicano, la práctica de Trump ha demostrado un fuerte componente proteccionista.

Xi Jinping sostiene un modelo de “capitalismo de Estado”, que implica un control político central, la designación de campeones nacionales (grandes corporaciones chinas apoyadas por subsidios estatales) y la protección de sectores considerados estratégicos (tecnología, energía, finanzas). Además, los megaproyectos como la Nueva Ruta de la Seda representan un expansionismo comercial de China, pero siempre orientado y supervisado desde la cúpula partidaria.

Aunque partan de sistemas políticos opuestos, Trump y Xi coinciden en que el Estado debe intervenir en la economía para asegurar determinados objetivos nacionales, en ambos casos, la “mano invisible” del mercado no es suficiente; se ejerce una “mano visible” (tarifas, subsidios, regulaciones) para resguardar la solidez económica interna.

Bases económicas de Milei

Por su parte, Javier Milei viaja en sentido contrario, preconiza un modelo ultraliberal para Argentina (y, por extensión, para cualquier economía que siga su ideario), cuya propuestas son:

Este enfoque colisiona con la praxis de Trump y Xi, quienes consideran que la nación se fortalece con un control estratégico de la economía, en lugar de la competencia abierta y sin barreras. Ambos líderes aplican políticas concretas para proteger ciertos sectores. Mientras Milei se ubica en el extremo anarcocapitalista, Trump y Xi retoman un énfasis más pragmático de la intervención estatal cuando se trata de defender su tejido productivo.

En lo único que coinciden Trump, Xi Jinping y Milei es al control y la desacreditación de voces críticas.

En China, bajo el liderazgo de Xi Jinping, el control sobre las voces críticas es una constante, El gobierno chino ha implementado estrictas medidas de censura en medios de comunicación y plataformas digitales. Limita la difusión de información que pueda ser considerada contraria a los intereses del Partido Comunista.

Además, se han reportado detenciones de periodistas y activistas que expresan opiniones disidentes. La propaganda estatal juega un papel crucial en la construcción de narrativas favorables al gobierno, mientras que se desacredita y silencia a quienes cuestionan o critican las políticas oficiales.

En Estados Unidos durante su segundo mandato, iniciado en enero de 2025, el presidente Donald Trump firmó la Orden Ejecutiva 14149, titulada «Restaurar la Libertad de Expresión y Poner Fin a la Censura Federal«. Esta orden prohíbe el uso de recursos federales para lo que denomina censura, refiriéndose a los esfuerzos de plataformas de redes sociales y organizaciones independientes para mitigar o rastrear la desinformación.

Esta medida ha generado críticas por parte de expertos en desinformación quienes argumentan que podría dificultar los esfuerzos para combatir la propagación de información falsa y proteger la integridad del discurso público. S ha señalado que, aunque la orden busca proteger la libertad de expresión, tiene implicaciones negativas para la libertad de prensa y la moderación de contenido en línea.

En la Argentina, el presidente Javier Milei ha adoptado una postura confrontativa hacia los medios de comunicación y las voces críticas. Desde su asunción en diciembre de 2023, se ha observado un aumento en los ataques a periodistas, alimentados por discursos oficiales y estrategias de hostigamiento digital.

En esto se parecen

Aunque China, USA y Argentina operan en sistemas políticos y contextos culturales diferentes, Trump, Xi y Milei comparten ciertas estrategias en relación con el manejo de voces críticas:

Desacreditación de Medios y Opositores, los tres líderes han empleado discursos que buscan desacreditar a medios de comunicación y opositores que cuestionan sus políticas, etiquetándolos frecuentemente de desinformadores o enemigos del Estado.

Control de la Información, los tres han implementado o apoyado medidas que restringen la difusión de información crítica, ya sea mediante censura directa, control estatal de medios o regulaciones que limitan la libertad de prensa.

Uso de la Propaganda, los tres utilizan herramientas de propaganda para promover narrativas favorables a sus gobiernos y minimizar o silenciar las críticas, consolidando así su imagen y legitimidad ante la opinión pública.

Estas coincidencias reflejan una tendencia hacia el autoritarismo en el manejo de la información y la relación con las voces disidentes, lo que plantea desafíos significativos para la libertad de expresión y el pluralismo democrático en sus respectivos países.

 

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