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De Sharon Tate a Anthony Lowe Jr, medio siglo de crímenes de odio en Los Ángeles

Marcha de Black Lives Matter en Portland, Oregón. 4 de junio de 2020. Foto: Matthew Roth

El 9 de agosto de 1969 en Cielo Drive (Beverly Hills), cuatro miembros del “Clan Manson” asesinaban brutalmente a la actriz Sharon Tate, embarazada de 8 meses. El “gurú” de la secta, Charles Manson, hablaba de una “guerra entre blancos y negros” que, según él, habían profetizado Los Beatles en la canción “Helter Skeltzer”. Más de medio siglo después y casi como la precipitación de una montaña rusa (un “Helter Skelter” es, en Inglaterra, un tobogán en espiral), Anthony Lowe Jr, un afrodescendiente de 36 años con ambas piernas amputadas, era asesinado por la policía de Huntington Beach de diez disparos, en lo que se conoce como uno de los casos más destacados de abuso policial.

Policías de Huntington Park asesinan a tiros a un hombre amputado de sus dos piernas

Que el Álbum Blanco de “Los Beatles” haya aparecido en noviembre de 1968, a los pocos meses del asesinato de Martin Luther King a manos de un segregacionista blanco, acaso sea pura casualidad cromática; como también que una de las joyas del disco haya sido “Helter Skelter”, una canción que inauguraba el “punk”. Lo que no es casualidad es que ambos hechos hayan convergido en la mente de Charles Manson.

Músico de rock frustrado y exconvicto, Manson había creado una secta apocalíptica en base al uso de drogas, resentimiento social y manipulación humana. Y aquel combo de asesinatos racistas y aullidos de rock cristalizará en él, convirtiéndolo en autor intelectual del crimen más horroroso en la historia de Hollywood.

El Apocalipsis está llegando

Corría el llamado “Verano del amor” en California, pero en la mente de Manson el amor se agriaba hasta el odio como un vino malo. Y la paz colectiva soñada por los hippies se volvía, en él, guerra individual y secreta. Obsesionado con la idea de que los afroamericanos iban a protagonizar una revuelta social que acabaría con la raza humana, Manson creyó que ese mismo mensaje estaba siendo difundido por Los Beatles en “Helter Skelter”. Y por eso bautizó así al fin del mundo que, según él, estaba llegando.

Sin embargo, el crimen de Sharon Tate nada tuvo que ver con la negritud ni con la guerra de razas.

Manson tenía la idea de grabar un disco para difundir estos mensajes del fin, y por eso se contactó con Terrence Melcher, que le rechazó el proyecto. Manson, tiempo después, averiguó la dirección del productor musical, que no era otra que el 10050 de Cielo Drive. Pero Melcher ya no vivía allí, sino que había alquilado la casa a RomanPolanski y Sharon Tate. Si bien Manson conocía este dato, igual envió a cuatro de sus acólitas para acelerar el fin de los tiempos. Las mujeres se introdujeron en el domicilio de Tate, cortaron los teléfonos, redujeron a la dueña de casa (su esposo Roman estaba filmando en Londres) y a tres amigos que la visitaban y los asesinaron a sangre fría. Luego, escribieron “Cerdos” con sangre aún caliente en las paredes; el título de otra canción del “Álbum Blanco”, que ahora se teñía de rojo oscuro.

Las vidas negras importan (Black Lives Matter)

A la historia del “Clan” Manson y su fin la conoce todo el mundo; incluso Quentin Tarantino la reconstruyó hace cuatro años en su película “Érase una vez en Hollywood”. Pero la historia que casi todos ignoran, ocurrió 54 años más tarde. No involucraba a rubias estrellas de Hollywood en Cielo Drive sino a un ignoto afroamericano de Los Ángeles.

El hecho, que tuvo lugar el 26 de enero de 2023, quedó capturado en un video de un transeúnte que luego difundió en las redes. Allí se ve a Lowe en una silla de ruedas y sin piernas, sosteniendo lo que podría ser un cuchillo y alejándose de varios policías que parecen estar apuntándolo con armas. Poco después, los uniformados le disparan varias veces y lo matan de diez disparos. Si a este hecho se lo relaciona con los asesinatos de Trye Nichols y Keenan Anderson, ocurridos en el mismo mes; se debe eliminar el factor “casualidad” y suscribir al “apocalipsis racial” pronosticado por Manson. La diferencia es que aquí, la masacre pareciera cosa exclusiva de personas blancas armadas contra gente de color indefensa.

Primo de la cofundadora de Black Lives Matter (“Las vidas negras importan”), Anderson era un maestro de escuela de 31 años. Y el 3 de enero del año pasado murió de un paro cardíaco tras ser electrocutado por la policía de Los Ángeles en un altercado. El caso de Tryer Nichols es similar a los otros dos y tuvo lugar en Memphis. Se trata de un joven afroamericano de 29 años que sufrió un arresto a base de golpes y patadas, lo que le causaría la muerte tres días después en un hospital, el 28 de enero. A Nichols lo habían detenido por supuesta “conducción imprudente”.

Medio siglo después

Pero ¿qué dice al respecto la Comisión de Relaciones Humanas del condado de Los Ángeles en su Informe sobre Crímenes de Odio en 2022? Veamos.

El informe, que se acaba de publicar, detalla que los “ataques de odio” estuvieron dirigidos contra un amplio espectro de minorías no sólo raciales sino étnicas, religiosas y sexuales. También que “los delitos de odio denunciados en el condado de Los Ángeles, han alcanzado el segundo nivel más alto en más de 20 años”, según su director ejecutivo Robin Toma.

El informe sintetiza que, en 2022, se reportaron 929 crímenes de odio en el condado, lo que significó un aumento del 18% respecto al año anterior. El 72% fueron violentos y la raza fue el factor motivador en el 57% de los ataques. Allí, los afroamericanos encabezaron la lista de víctimas con un 53%, mientras que los ataques contra latinos aumentaron un 3% y los delitos contra asiáticos disminuyeron un 25%, aunque siguen siendo muy altos.

Manifestación por Charlottesville – Santa Bárbara Indivisible. 13 de Agosto 2017. Foto: Louise Palanker

Robin Toma mencionó, además, que “el aumento de las denuncias a través del sitio web LA vs Hate  (Los Ángeles Contra el Odio) han llevado a cifras globales más altas, aunque reconoció que los números representan “tan sólo un puñado” del total real.

“El odio no tiene fronteras”, afirmó la supervisora del condado de Los Ángeles, Hilda Solís, quien junto con la supervisora Sheila Keuhl redactó en 2018 una iniciativa destinada a proteger a las comunidades minoritarias. Esa medida condujo a la creación de La vs Hate, “la tercera fuente más importante de denuncias de delitos motivados por el odio después de la policía de Los Ángeles (LAPD) y la oficina del sheriff” según Toma.

El Álbum Negro

No hay dudas que los hechos de Cielo Drive del “Clan” Manson de 1969 se inscriben en los “crímenes de odio”. Y aunque no haya habido una razón racial de por medio, para Manson, la guerra étnica había comenzado. O por lo menos una despiadada lucha de clases a modo de preludio. Acaso era la misma guerra que once años después impulsó a Mark David Chapman a dispararle a quemarropa a John Lennon, que por cierto había tocado en Helter Skelter y que, al oír las declaraciones de Mason, dijo: “está chiflado. No sé qué tiene que ver Helter Skelter con el hecho de apuñalar gente”.

Pero la guerra comenzó hace rato. Acaso antes del asesinato de Luther King y antes del asesinato de Kennedy. Pero parece haber alcanzado su cima de víctimas y violencia en los últimos años.

Una pintura de Martin Luther King, junto con el lema «Black Lives Matter», ubicada en el embarque frente a The Hill Hub en Highfield Road, Dartford en Kent. Foto: Ethan Doyle White

¿Qué números arrojará la Comisión de Relaciones Humanas de Los Ángeles cuando cuente con los números de 2023? ¿Qué tipo de lista negra contendrá nombres y apellidos de personas de color masacradas por el abuso policial o la intolerancia de un “segregacionista blanco”? ¿Qué nuevo “White Álbum” deberán grabar los heraldos de la guerra racial que, más que profetizarla, sin dudas la incentivan? ¿Acaso un “Black Album”? ¿Acaso un “Helter Skelter” cayendo en espiral sin fin? Este será, sin dudas, el disco de quienes sintonicen con las visiones de Manson. Otros, en cambio, pensarán en un “Álbum Blanco y Negro”, Será el que piense en las dos caras de un mismo disco, unidas por una conjunción y no separadas por una disyunción; una cara inconcebible sin la otra. Será el disco que empiece con una canción como visión; pero no la de un mensaje de odio sino de clarividencia onírica, una canción que empiece diciendo “I have a dream”.

Autor

  • Ivan Wielikosielec

    Escritor y periodista argentino (Córdoba, 1971). Ha publicado libros de relatos y poesía (“Los ojos de Sharon Tate”, “Príncipe Vlad”, “Crónicas del Sudeste”). Colabora para diversos medios gráficos e instituciones culturales.

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