En noviembre de 2020, los angelinos eligieron a George Gascón como fiscal de distrito del condado de Los Ángeles. Estaban cansados de tanto abuso policiaco y de que no hubiera justicia. Al mismo tiempo, les gustó que el candidato latino les prometiera una reforma al sistema de justicia que, hasta la fecha, encarcelaraba y castigaba a las personas, en su mayoría latinas, afroamericanas y de bajos recursos.
Lucrar con la justicia
No existe una correlación entre el encarcelamiento y el castigo excesivo con los bajos niveles de delincuencia en una sociedad. El endurecimiento de las sentencias y la multiplicación de nuevas leyes solo incrementan el número de minorías en prisión. Al mismo tiempo provocaron un crecimiento explosivo de la industria carcelaria que ve a los reos como números que generan más ingresos, pero no como seres humanos a los que hay que tratar de reformar para que se reintegren a la sociedad.
Este sistema inició en los 80 cuando California contaba con unos 30,000 prisioneros. Pero cuando se empezaron a incrementar los castigos y a multiplicar las sentencias, para finales de los 90’s ya había 180,000 presos, un incremento de 600%. En su mayoría las personas que estaban siendo encarceladas eran latinas y afroamericanas .
En la década de los 80 se construyeron en California nueve cárceles en menos de seis años. En los años 90 fueron edificadas otras 12. Hoy el estado Dorado —supuestamente uno de los más liberales, diversos y tolerantes de la nación— es el segundo que más encarcela a su población, y los apellidos latinos ya son mayoría en esas prisiones.
La población optó por la decencia
Coincidentemente, en su libro Are Prisons Obsolete?, Angela Davis, una de las activistas, escritoras y académicas más reconocidas en la lucha por los derechos civiles, subraya que debido a la encarcelación masiva en las comunidades de color, los jóvenes en zonas latinas y afroamericanas de bajos recursos tienen más posibilidades de llegar a la cárcel que obtener una educación decente.
Es por eso que en noviembre de 2020, los angelinos dijeron basta y apostaron por las nuevas reformas de Gascón, quien trata no solo de controlar el crimen, sino también de desalentar esas sentencias que se multiplicaban hasta por robar una pizza para comer o tener un cigarro de marihuana.
Desafortunadamente algunos grupos conservadores, republicanos y quienes lucran con las vidas de los prisioneros y las largas sentencias, han invertido millones de dólares para tratar de destituir al fiscal. Ellos quieren hacer creer a los habitantes que si se aligeran las sentencias, la seguridad de los angelinos estará en riesgo. Se han aprovechado del dolor de algunos familiares de víctimas de la violencia, a quienes han instado a que acusen al fiscal directamente por el crimen que le quitó la vida a su familiar.
Gascón y el respeto por el voto
Debemos de tener en cuenta que Gascón lleva solo 18 meses en el cargo, y los esfuerzos de destitución se iniciaron desde el primer día en que tomó posesión de su oficina. Es más, este es el segundo esfuerzo para deshacerse de él, porque en el primero no alcanzaron a reunir las firmas para destituirlo. Considerando este punto, no podemos decir que estos esfuerzos son legítimos, ni que son por la seguridad de los angelinos. En todo caso son por la seguridad de esos republicanos que quieren seguir lucrando con un sistema de justicia a costillas de las vidas de nuestra juventud.
Por otro lado, si consideramos que los seguidores de Trump son los que están financiando y dirigiendo la campaña de destitución contra Gascón, no sería exagerado decir que hay intenciones racistas.
No podemos dejar que un pequeño grupo de millonarios con visiones extremistas revierta la voluntad de la mayoría de los angelinos que votaron por Gascón. Si lo logran, sería un retroceso en nuestro proceso democrático y pasaremos a un sistema plutocrático, donde la voluntad de unos cuantos con mucho dinero, se antepone a la decisión de la mayoría (53%) que en noviembre de 2020 votó por una reforma al sistema de justicia.