EEUU se juega este año su democracia y su reputación

El voto latino parece que podría ser decisivo en las primarias del partido demócrata y en las elecciones de Noviembre.

Los demócratas parecen ir definiendo su contienda por la nominación presidencial, tras el contundente triunfo de Bernie Sanders en el caucus de Nevada. Esta victoria, aparentemente en gran medida gracias al apoyo del voto latino, sobre todo joven, de este estado racialmente diverso. Claro está, Carolina del Sur se manifiesta el sábado y el Súper Martes es el 3 de marzo, por lo que los pronósticos pueden esperar.

Causas de los cambios en el Partido Demócrata

Sin embargo, si algo quedó claro el sábado es que el Partido Demócrata está en plena transformación y no es precisamente a favor del llamado establishment o la clase dominante, que durante décadas ha prevalecido en el partido. Así lo demostraron las reacciones a la jornada del sábado con analistas y presentadores televisivos hiperventilando su análisis en vivo.

Pero antes de ello habría que analizar por qué está pasando todo esto. No se puede despachar pensando que la extrema derecha personificada en el presidente Donald J. Trump genera automáticamente una extrema izquierda personificada por Sanders. Y cabe aclarar que Sanders, contrario a Trump, no esboza ideas racistas ni tiene ínfulas de dictador.

Aquí, por una parte, el racismo de Trump y de sus políticas públicas han generado temor, rabia y una sed de cambio entre diversos sectores de votantes, particularmente los hispanos, que han estado en el ojo del huracán que ha sido Trump en sus vidas

Es quizá prematuro concluir que el hartazgo con Trump generará una movilización sin precedentes hacia las urnas, pero al menos en esta etapa inicial de asambleas y primarias, Nevada demuestra que cuando una campaña invierte y le habla directamente a las comunidades afectadas, estas responden y participan. Ese parece haber sido el caso con Sanders y los latinos en Nevada.

El voto latino

Y también va quedando claro el papel crucial que podría tener el voto latino, particularmente joven, en el proceso de primarias demócratas y posteriormente en la elección general.

Y son precisamente esos votantes hispanos los que quizá también estén hartos de un establishment demócrata que no necesariamente haya respondido a sus necesidades. Quizá también hay un factor generacional y los más jóvenes quieren mirar más allá de las mismas figuras y las mismas ideas demócratas que parecen haberse estancado en los años noventa del Siglo 20.

Sanders podrá tener 78 años, pero sus propuestas se consideran radicales entre diversos sectores.

En 2016 el establishment republicano descartó a Trump e incluso algunas de las figuras que ahora lo alaban, entonces lo catalogaron de demente y demagogo, entre muchas otras cosas. Trump ganó la nominación y la presidencia y tiene al Partido Republicano en sus manos bailando al son que él les toca.

También en 2016 la candidata del establishment demócrata, Hillary Clinton, no pudo derrotar a Trump en el Colegio Electoral, y aquí nos encontramos ahora.

Quizá los electores demócratas están listos para su propia “revolución” en el proceso de nominación.

La duda

La interrogante es si Sanders, de ser el abanderado, atraerá a otros sectores demócratas más moderados y centristas en una elección general frente a Trump. Quizá la motivación de remover a Trump de su cargo obre milagros en noviembre.

Pero es mejor no adelantarnos, porque falta un buen tramo por recorrer y desde 2016 el negocio de los pronósticos está bastante desacreditado.

De momento somos testigos de la historia que nos está tocando vivir, presenciando las transformaciones de los dos principales partidos políticos del país: el Partido Republicano convertido en un culto a Trump en detrimento de nuestras instituciones democráticas y nuestro liderazgo mundial; y los demócratas en una lucha interna por su identidad y en el proceso buscando a la persona que pueda frenar a Trump en noviembre. No hay “mucho” en juego: solo nuestra democracia y nuestra reputación.

Maribel Hastings

Maribel Hastings is a Senior Advisor and columnist at America’s Voice and America’s Voice Education Fund. A native of Puerto Rico, Maribel is a graduate of the University of Puerto Rico with a major in public communications and a history minor. She worked for La Opinión, and became La Opinión’s first Washington, D.C. correspondent in 1993. Maribel has received numerous awards, including the 2007 Media Leadership Award from the American Immigration Lawyers Association (AILA) for her coverage of the immigration debate in the U.S. Senate.

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