Ken Paxton es todavía el secretario de justicia de Texas. Desde 2015, es el encargado de luchar contra el crimen, supuestamente a favor de la población de su estado.
En lugar de ello, tenemos aquí a uno de los principales exponentes del actual partido republicano, en donde lo que no se consigue a la fuerza, se consigue con más fuerza. Uno de los más activos, los más ocurrentes, los más consecuentes.
La consecuente tarea de perseguir con saña
Y todo eso cuando está enfrentando cargos criminales acusado por el gobierno federal de haber dado un trato preferencial a un donante político que lo sobornó, así como de malversar recursos públicos y formular declaraciones falsas contra un denunciante dentro de su oficina.
Es, fuerza es reconocer, un sobreviviente. Es también una momia. Sabemos que las momias, por más que sobrevivan por milenios, tienen un final delante de sí. Y sabemos que contienen restos, o en el mejor de los casos, polvo humano.
Ken Paxton, como el gobernador de Florida Ron DeSantis, vive de perseguir a la población migrante de su estado. Lo ha hecho desde hace mucho tiempo, antes de que el gobernador Greg Abbott, quien no le iba en zaga en ferocidad y crueldad, asumiera el poder. Bien, Abbott ocupó el mismo tiempo que ocupa Paxton hasta ser elegido a su actual cargo. Se gustan y se protegen y se solazan atacando inmigrantes.
Desde su poderoso puesto, Paxton ha establecido un récord al haber demandado a la administración Biden más de 50 veces. Representando al estado, demandó a Pennsylvania ante la Corte Suprema (caso Texas vs. Pennsylvania) para prevenir que aquel estado certifique la derrota de Donald Trump en las elecciones de 2020. Ha perseguido con la misma vara a personas LGBT que a inmigrantes. Inventó que los inmigrantes han cometido en su estado 600,000 crímenes, cuatro veces más que el informe más negativo.
Lo hacen bajo cualquier excusa. A veces me maravillo de su ingenuidad, en el sentido de la capacidad de sacar de alguna parte del infierno una idea aún más ilógica, incomprensible, e igual de cruel e injusta.
Resulta que de manera similar a California y otros estados, a la salida de las Oficinas de licencias de conducir del Departamento de Seguridad Pública de Texas hay voluntarios de organizaciones comunitarias que se ofrecen a ayudar a los recientes residentes permanentes que tramitan sus documentos a llenar un formulario para registrarse para votar. Algo totalmente legal y deseable.
Un agente al servicio de la paranoia
Hoy mismo, 21 de agosto de 2024, me entero que Paxton decidió iniciar una investigación criminal contra estas organizaciones. Porque, razona su lógica torcida y malévola, las personas que vinieron por sus licencias de manejar tuvieron la oportunidad de hacer lo mismo en las oficinas estatales. Podían haber pedido el formulario, sigue razonando.
Pero no lo hicieron. Y el hecho de que no lo hicieron significa que “hay algo más”, seguramente ilegal, en las ofertas de las organizaciones sin fines de lucro. ¿Cuál es ese hecho, que además de inventarlo no necesita demostrarlo? Es que, seguramente, les están ofreciendo el registro de votantes a quienes no son ciudadanos.
¡Ah! Resulta que una de las patrañas más aberrantes de los republicanos en sus intentos de deslegitimar el resultado de los comicios presidenciales de 2020 es que votaron contra Trump y por Biden “millones y millones”, usando el lenguaje trumpiano, de no ciudadanos. De ilegales.
“Los texanos están profundamente preocupados por la posibilidad de que organizaciones que dicen ayudar con el registro de votantes estén registrando ilegalmente a no ciudadanos para votar en nuestras elecciones”, dijo Paxton según un comunicado de su oficina. Por la posibilidad. ¿Qué necesita esa sospecha para convertirse en evidencia? Nada. La voluntad de Paxton.
Y todo porque “la administración Biden-Harris ha inundado intencionalmente nuestro país con inmigrantes ilegales y, sin las garantías adecuadas, los ciudadanos extranjeros pueden influir ilegalmente en las elecciones a nivel local, estatal y nacional”.
Paxton no tomó la decisión a la ligera. Fue la culminación de un vasto operativo de seguimiento por parte de agentes encubiertos en varios condados del estado, agentes que en lugar de luchar contra el verdadero crimen, se dedican a calumniar a los inmigrantes y a las organizaciones comunitarias que les ayudan.
Un día antes, la Unidad de Integridad Electoral del Fiscal General Ken Paxton (un nombre que le dío el mismo, incluyendo el suyo propio) informó que sus funcionarios ejecutaron órdenes de allanamiento en oficinas de organizaciones comunitarias en los condados de Frío, Atascosa y Bexar.
Estrategias para invalidar las elecciones
Este episodio absurdo, que no tiene posibilidades de prevalecer en la corte, es parte de una larga lista de acciones de Paxton contra los inmigrantes, después de que ya en marzo de 2017 le aseguró a un entrevistador del diario conservador The Washington Times que “estoy convencido de que existe fraude electoral en Texas”.
Paxton se lució con esta entrevista. Fue el primer funcionario estatal de importancia en apoyar el reclamo de Donald Trump de que los inmigrantes indocumentados votan. Una afirmación que jamás fue acompañada por pruebas y que es falsa.
Son acusaciones, estratagemas, estrategias republicanas destinadas a invalidar los resultados de las elecciones en zonas de mayoría demócrata cada vez que pierdan, cada vez que quieran.
La historia malévola de Ken Paxton no termina aquí. De manera simultánea está persiguiendo también a organizaciones que dan ayuda básica a inmigrantes que cruzan la frontera y que están en peligro de inanición. Odioso.
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Este artículo fue apoyado en su totalidad, o en parte, por fondos proporcionados por el Estado de California, administrados por la Biblioteca del Estado de California y el Latino Media Collaborative.
This article was supported in whole, or in part, by funds provided by the State of California, administered by the California State Library and the Latino Media Collaborative.