¿Qué es Los Angeles? Para unos, la Meca de estabilidad, el lugar en donde los empleos abundan, los refrigeradores se llenan mágicamente de alimentos y hasta los niños de pecho manejan su carro.
O la Jerusalén de nuestros sueños: aquí es dónde el Olimpo bajó a Hollywood, donde el Templo Disneylandia, el Templo Universal Studios, el Templo Knot’s Berry Farm y otros comparten millones de fieles que llegan desde todas partes del mundo a rendirle su pleitesía, adorar sus imágenes y ofrecer ofrendas en forma de billetes verdes.
O bien es el Trántor que ensoñamos los que alguna vez fuimos niños y decidimos siempre serlo, porque leímos la trilogía de Isaac Assimov sobre la Fundación galáctica y ningun otro lugar como éste se le parece: desde el cielo, vemos que el planeta está cubierto de urbanización, que millones de vehículos la cruzan incesantemente, que sigue construida varios niveles hacia abajo, y que es el centro de la burocracia de la Vía Láctea. ¿No?
No, porque la pregunta intenta comenzar de cero. Olvidémonos lo que nos dicen las convenciones: ¿es Los Angeles una ciudad? Porque si lo es, es relativamente pequeña, tan pobre que no puede dar trabajo a sus habitantes, educar a sus hijos en las escuelas, protegerlos del mal. Y un centenar de ciudades más pequeñas, casi todas idénticas una a la otra, la rodean.
Pero esa definición me excluye: vivo en un área no incorporada del condado de Los Angeles, en el barrio City Terrace del Este de Los Angeles. Y claro, aquí los servicios municipales no existen, y los supervisores del condado no pueden sustituir a un alcalde, y por eso miles de personas como yo quieren impulsar la creación de la ciudad del Este de Los Angeles.
Entonces, quizás Los Angeles sea la gente, la sensación de pertenencia, la unidad de sus habitantes, esa pintura de maravillosa diversidad, palabra repetida hasta el hartazgo.
Pero la diversidad no nos une: nos separa. El lenguaje, que nos define y que se queda con nosotros hasta lo último, es otro. La diversidad de razas no sólo separa: confunde. Estados Unidos recién comienza a confrontar su propia historia de esclavitud y discriminación, después de tantas décadas de lucha interna. La cuestión de la raza es la más importante en este país. No por no nombrarla desaparece.
Y si, este fue el centro de las manifestaciones más grandes de la historia de Estados Unidos, las de 2006 por la reforma migratoria. Y la cuna de los Beach Boys, y la maravilla de los freeways, y por aquí están las residencias de Nixon y Reagan…
Somos latinos en Los Angeles: ¿qué es?
Podría seguir, pero son 20 años de vivir aquí.
Sin embargo, uno se lo pregunta y requiere una respuesta:
¿Qué es Los Angeles?
¿Eh?
