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El aumento de la deuda pública en América Latina y los desafíos para el crecimiento económico

La pobreza extrema y la inequidad son los grandes retos para la región

La deuda pública bruta de América Latina y el Caribe se ha visto incrementada de manera significativa durante el período 2014 a 2021. Esta situación era de esperarse, en especial debido a los requerimientos que se tuvieron a fin de enfrentar las graves repercusiones de la pandemia del Covid-19. Como se recordará, estas situaciones comenzaron a aparecer a fines del primer trimestre de 2020, cuando dio inicio el cierre de las economías.

El declive de las economías reales

De conformidad con datos de un estudio reciente dado a conocer por parte de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), la deuda pública bruta de América Latina pasó de ser 42% del producto interno bruto (PIB) en 2000, a 59% en 2021. Para el caso del Caribe, la situación es más dramática. Pasó de ser 62% en 2000, a 91% del PIB en 2021.

La situación de mayor incremento de deuda pública en países del Caribe está influenciada por rasgos estructurales de sus economías. Se trata de mercados relativamente reducidos, los cuales para poder crecer, deben abrir sus mercados. Tómese en cuenta que, de conformidad con el modelo general macroeconómico, para aumentar el PIB se trata de incrementar tanto el consumo, como la inversión en la economía real, ampliación del desempeño del gobierno, así como mayor estímulo a las exportaciones.

Esa apertura de las economías tiende a generar una dinámica de mayor vulnerabilidad en las mismas. Además nótese cómo las balanzas comerciales en particular y las cuentas corrientes de las balanzas de pagos en general, dependen en alto grado del turismo. Se trata de un sector que en especial se estancó o bien se redujo con motivo de la pandemia del Covid-19. Ese conjunto de aspectos incidió en el aumento de deuda pública en los países caribeños.

La amenza de un ciclo de recesión

No obstante, de manera general, a ese aumento de deuda pública bruta en toda la región, debe agregarse el hecho de la pérdida de dinamismo en el crecimiento económico de los países de América Latina y el Caribe (ALC).

El crecimiento promedio anual de la producción de los países (PIB) entre 2014 y 2021 se ubicó tan sólo en 0.8%, tal y como lo documenta CEPAL. Se trata de un crecimiento promedio anual menor que el 2% que fue el crecimiento del PIB durante la década de los años ochenta, la denominada década pérdida. Como se recordará fue, durante esos años, que se tuvo una notable contracción o estancamiento de producción –entre otros factores decisivos- debido al aumento de compromisos de deuda externa.

Fue el viernes 20 de agosto de 1982 cuando México declaró que no podía cumplir con el pago de los intereses de su deuda externa. Este fue el punto de inflexión, el que inició la “crisis de la deuda”. Es de notar que esta problemática se caracteriza por la dificultad de pagos de los deudores. No hay problema mientras se continúan con los pagos. Además las dificultades surgieron dado que las tasas de interés eran flotantes, lo que volatilizó el total parcial de pagos que ya habían cumplido los países deudores.

Mucho de la deuda externa la habían pactado países latinoamericanos dados los aumentos substanciales del precio del petróleo, durante los años setenta (6 de octubre de 1973, Guerra de Yom Kippur; y 4 de octubre de 1979, conflicto en Irán). Debido también, la sobre-liquidez de los mercados financieros internacionales; la afluencia de los petrodólares provenientes del mayor ingreso de los países productores.

Estas circunstancias contribuyeron a que la pobreza dejara de disminuir en varios países, mientras en otros este indicador se expandía. Véase bien: en el mejor de los casos las disminuciones del conjunto de población vulnerable dejo de reducirse, con ello dejó de expandirse la anhelada demanda efectiva de los mercados internos.

A ello se suma que durante esos años ochenta, el dinamismo de los mercados externos descendía. Ya no se tenía el relativo vértigo de los años sesenta que fue elemento de empuje al crecimiento mediante de exportaciones que favorablemente afectó a los denominados “Tigres Asiáticos” de primera generación: Taiwán, Corea del Sur, Hong Kong y Singapur.

El peso de la deuda se debió además, a la elevación de los tipos de interés. En particular la proveniente de la Federal Reserve –banco central- de Estados Unidos. Esto tuvo lugar durante la presidencia (1981-1989) de Ronald Reagan (1911-2004) y de Paul Volcker (1927-2019) al frente de la citada Fed.

Los grandes retos: Inequidad y extrema pobreza

En la actualidad, con mayor deuda pública –y también privada- de los países, con un menor dinamismo en los mercados internacionales y más lentitud en los crecimientos de producción, se tiene una condición de menor “margen de efectividad” de las políticas fiscales, monetarias y cambiarias. Estas últimas muy relacionadas con: costos de vida en lo interno y  estímulos al mercado foráneo, en lo externo.

Foto: Nico Avelluto

Específicamente estos son los retos que se tienen en función de la reactivación productiva y competitiva de la región. Es de transformar –de nuevo se insiste- la naturaleza de nuestras exportaciones. Hacer que esos productos y servicios tengan un mayor valor agregado. De esa manera se podrán estimular tasas de crecimientos más altas, quizá rebasando el 5% anual, a fin de disminuir –sostenidamente- los niveles actuales de pobreza total, pobreza extrema e inequidad que afectan a la región latinoamericana

Autor

  • Giovanni E. Reyes

    Giovanni Efrain Reyes Ortiz, Ph.D. en Economía para el Desarrollo y Relaciones Internacionales, de la Universidad de Pittsburgh, con post-grados de la Escuela de Altos Estudios Comerciales -HEC- en París, Francia, y de la Universidad de Harvard. Ha sido Director de Integración Latinoamericana y del Caribe en el Sistema Económico Latinoamericano y Director de Informe en Naciones Unidas.

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