Inevitables desafíos para los bancos centrales
En general, las políticas macroeconómicas son útiles para adaptar las condiciones de los mercados internos de un país a las circunstancias externas. Estas políticas son tres fundamentales: monetaria, cambiaria y fiscal; y tres complementarias, aunque no por esto menos importantes: crediticia, comercial y laboral.
El control de la inflación y las políticas monetarias
Con base lo anterior, las políticas macroeconómicas vendrían a ser una especie de caja de cambios de un auto: adaptar las opciones de conducción del coche a los terrenos que se deben transitar. En unos casos se sacrifica potencia por velocidad y en otros la velocidad debe ceder a la necesidad de mayor potencia; esto último cuando se transitan en ascenso, por ejemplo, cuestas o pendientes muy pronunciadas.
En la actual coyuntura, la economía mundial requiere de controlar la inflación. Indiscutible. Pero no menos prioritario: se requiere de propiciar estabilidad a los bancos a la vez que se establece una política económica que genere incrementos de producción que resulte en aumentos en las oportunidades vía empleo productivo.
Uno de los problemas esenciales que deben enfrentar los bancos centrales en la actualidad es que la política monetaria restrictiva que se utiliza por lo general para enfrentar la inflación está promoviendo inestabilidad bancaria. Esto se encuentra comprobado recientemente con la quiebra de bancos tales como Silicon Valley y Signature. Se trata de emblemáticas y especializadas entidades bancarias estadounidenses.
Una política monetaria contractiva o restrictiva de manera usual utiliza elevación de tasas de interés, aumento de encajes bancarios, restricción de crédito público y ventas de derivados financieros -bonos, por ejemplo- en operaciones de mercado abierto (OMAs).
Esto es importante tenerlo en cuenta dado que una elevación de tasas de interés por parte de la banca central –en el caso estadounidense es la Federal Reserve- hace que muchos activos bancarios se desvaloricen, siendo este un elemento medular para la inestabilidad de ciertos bancos que los puede conducir, en caso extremo, a la quiebra.
Precisamente en esto radica uno de los grandes retos actuales de los bancos centrales: combatir la inflación mediante métodos tradicionales o clásicos puede generar desequilibrios bancarios, entidades que son columnas de sustentación de todo sistema financiero.
Equilibrio entre mercado y empleo
Tal y como lo plantea The Economist, el problema se concentraría en el diseño e implementación de una política macroeconómica en general y monetaria en particular que se base en tener “equilibrio” entre amortiguamiento de la elevación generalizada de precios y el mantener la confianza de agentes económicos en los mercados financieros.
Esto tiene importantes repercusiones laterales, además de efectos directos e inmediatos. Uno de ellos sería la variable empleo. Como se sabe, esta última depende de muchos factores en general, tales como confianza inversionista en la economía real, bienes públicos, estabilidad política, infraestructura. Sin embargo, de manera específica, el empleo estaría en función de: condiciones de demanda y desarrollo del mercado interno; tasa de efectividad y/o substitución de capital – mano de obra; y tasa de interés, es decir costo del acceso al capital como medio de inversión.
Como parte del escenario en el cual se mueven los bancos centrales actualmente, se encuentran las condiciones que se establecieron a fin de contener la crisis sistémica de mercados financieros iniciada en septiembre de 2008, dada la recordada quiebra de Lehman Brothers. Las nuevas disposiciones establecieron controles que previnieran afectaciones sistémicas a los ámbitos financieros y que amenazaran las economías.
Como todo modelo, las disposiciones incluían resultados, factores y condicionantes. Como parte de estas últimas se encuentra la libertad, en función de la cual los bancos centrales se concentrarían en estimular el crecimiento económico a la vez que contenían la inflación. Es aquí en donde se ubica el requerimiento ineludible del acto de equilibrio permanente como función clave de quienes están a cargo de la política monetaria y cambiaria.
Una manera global de enfrentar la crisis
Se considera que de manera global existen al menos dos enfoques de la política derivada de los bancos centrales al comparar, por ejemplo, Latinoamérica y el Sud-Este Asiático. En el primero de los casos se privilegia casi con exclusividad mantener la estabilidad de precios, es decir control de inflación. En el caso de los “tigres asiáticos” se está más dispuesto a sacrificar cierta elevación de precios, a fin de promover mayores niveles de crecimiento y de aumentos de puestos en los mercados laborales.
Otro elemento a tomar en cuenta en las actividades de bancos centrales es el hecho de que lo más globalizado, son los mercados financieros. Un tanto menos lo están los mercados de bienes y servicios; y mucho menos, esto es más restringidos, los mercados laborales.
Al enfrentar las quiebras de bancos estadounidenses y con el fin de contener un posible movimiento telúrico que se asemeje a la crisis sistémica iniciada en 2008, se está planteando en bancos centrales europeos establecer garantías para posibles rescates. Se trata de asegurar a los ahorristas, simultáneamente, el respaldo inmediato de sus activos. A esto se agregan iniciativas de convertibilidad de fondos líquidos a bonos o acciones. No obstante, los nuevos métodos de operación monetaria, de manera concreta, están aún por definirse.