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Quizás no todos somos Americans

¿es esto los angeles?

¿Se acuerdan de Los Angeles, la famosa? ¿La que atraía a todo el mundo por su desarrollo y prosperidad, su ambiente de frescura y progreso personal, su sistema de educación pública, las maravillas de su red de carreteras?

Yo me acuerdo, y no fue hace tanto.

Esa Los Angeles está en vías de extinción.

En California en general y en esta ciudad en particular se está desmantelando el estado social, aquel que considera que el gobierno es ante todo responsable por el bienestar de sus habitantes.

Hay una crisis económica, de acuerdo. ¿Quién la va a pagar? Ahí está la diferencia.

Los Angeles era la ciudad del futuro de un estado avanzado. No más. De la mano del gobernador el esqueleto político del sur de California ha declarado que otras alternativas no existen y que se deben balancear los déficits. Dicen que hay una emergencia: salvar al sistema.

Pero el gobierno federal adopta un sistema totalmente diferente: financia los servicios y ahonda el déficit presupuestario. Son decisiones políticas, no un destino financiero inexorable. Mas si los recortes se hacen realidad el declive se hará irreversible.

Washington parece decir que hay una emergencia: salvar a la gente. El déficit es inimaginable, pero se atenderá después.
En Sacramento se desdibujan los límites entre demócratas y republicanos. Lo que antes era sacrosanto -programas de salud pública, educación, ayuda a la niñez desamparada, protección a los viejos, desarrollo urbano, creación de fuentes de empleo- ahora puede ser recortado. Allí buscan todos soluciones.

Lo que en teoría declaraban antes que eran panaceas de crecimiento ahora desdeñan como tumores que deben operarse: ayuda social; rehabilitación de presos; educación pública.

Todo eso lo justifican en aras de la estabilidad y el balance financiero. Y en pro de quienes llaman «Americans» y «Californians».

¿Cómo explican estas medidas que arruinan a quien los envió a gobernar?

Quizás en la mente de quienes promueven los recortes, no todos somos «Americans». Quizás ahora los «Californians» son de dos tipos. La mitad, los de antes, de los Beach Boys, playas y autos convertibles. La otra mitad, los de ahora, de tez morena, quienes cruzaron la frontera sur o sus descendientes. Los de los tacos, manifestaciones por la reforma migratoria y valores familiares.

Porque son los latinos, los inmigrantes y los de bajos recursos quienes pagarán el afán de balancear el presupuesto. Por algo será.

Con sus planes de recortes, parecen decirnos: «Váyanse con su ‘Cinco de Mayo’. Y llévense sus problemas a otra parte».

En Sacramento los demócratas ofrecieron a los republicanos ser amigos y juntos recortar miles de millones de dólares en programas sociales, como primer paso para una solución, oferta que fue rechazada. Allí se quería anular el programa de ayuda social CalWorks que apoya que los indigentes se conviertan en trabajadores productivos. Se protege el gasto en prisiones, que casi se duplicó en 6 años, mientras que el gasto por alumno subió en sólo un 7%.

Y mientras que el Fondo general de gastos en 2000 llegó a ocupar el 7% del total de los ingresos personales, el año pasado ya bajó del 6%, un descenso de 15%.

En el Ayuntamiento de Los Angeles, se quería despedir a 1,200 empleados.

En las oficinas del gigantesco Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles (donde 75% de sus 700,000 niños son latinos), se están escribiendo los nombres de cinco mil maestros, directores, bibliotecarios, operarios despedidos.

Esto aumentará el número de alumnos por aula, un factor crítico. Y eso que, como dice nuestro reportero Rubén Moreno, Los Angeles de por sí tiene más niños por escuela que otros distritos.

Algunas de estas ideas quizás no lleguen a convertirse en realidad, pero han revelado el verdadero pensamiento social de quienes nos manejan.

Entonces, mientras por un lado se anuncian por doquier los festejos del Cuatro de Julio en esta ciudad para el próximo sábado, por el otro decretan que la mitad de la población no tiene Cuatro de Julio. No es para ellos.

Con sus planes de recortes, parecen decirnos: «Váyanse con su ‘Cinco de Mayo’. Y llévense sus problemas a otra parte».

Eso, parece que nos dicen.

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Autor

  • Fundador y co-editor de HispanicLA. Editor en jefe del diario La Opinión en Los Ángeles hasta enero de 2021 y su actual Editor Emérito. Nació en Buenos Aires, Argentina, vivió en Israel y reside en Los Ángeles, California. Es periodista, bloguero, poeta, novelista y cuentista. Fue director editorial de Huffington Post Voces entre 2011 y 2014 y editor de noticias, también para La Opinión. Anteriormente, corresponsal de radio. -- Founder and co-editor of HispanicLA. Editor-in-chief of the newspaper La Opinión in Los Angeles until January 2021 and Editor Emeritus since then. Born in Buenos Aires, Argentina, lived in Israel and resides in Los Angeles, California. Journalist, blogger, poet, novelist and short story writer. He was editorial director of Huffington Post Voces between 2011 and 2014 and news editor, also for La Opinión. Previously, he was a radio correspondent.

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