Cruzando líneas: La agonía de vivir, por Maritza Félix

SONORA – A todos se nos muere alguien.

Cada uno sobrevive a su manera. Esto de velar y enterrar es algo inevitable.

Lo hacemos por ellos, con la esperanza de que alguien lo haga por nosotros… ojalá no muy pronto. Nos cuesta mucho reconocer que vivimos en una eterna agonía, siempre esperando el último suspiro.

Vivimos para morir o para que se nos mueran. Lo sé, este año he sepultado a tres propios y a muchos ajenos. 

También he muerto un poco y me han enterrado en vida; dos accidentes automovilísticos y una disputa familiar. De lo primero se sana, de lo segundo no me quiero curar.

No soy la única.

Somos muchos a los que a veces nos duele todo, hasta vivir. Es como algo crónico, como si nos empeñáramos a seguir respirando mientras los que más queremos se nos van.

Entonces desafiamos el significado estándar de la felicidad y descubrimos el propio: Sonreímos con los pequeños logros y nos festejamos nuestras victorias secretas. Volvemos a la vida poco a poco, con instantes nada convencionales, con bálsamos de recuerdos.

Renacemos con las costuras en el alma. 

Hay quienes se codean más de cerca con la muerte, a veces sin deberla ni desearla. Pero hay otros que le buscan la cara para vivir tranquilos. A mí me roza a cada rato; la he sentido desde los tres años. Quizá ya hicimos las paces: me coquetea pero me suelta. Me deja contar las pérdidas ajenas.

He visto a la muerte en las lágrimas de los míos tras suicidios e infartos; la he sentido a través de ellos, cuando ven los cuerpos de los suyos asesinados. La he maldecido cuando la distingo en los rostros desesperados de las madres que escarban fosas o desiertos. También la he pillado al natural, en sonrisas de aquellos que se van en paz. 

La muerte es cruel y sarcástica. Es perversa, como quien se sabe inevitable. También es retorcida con los que le temen, pero en extremo vulnerable con los que no. A veces, desnudarse ante ella, saberse indefenso, seguir sin miedo, es el remedio para continuar vivo. Todos, diría Jane Austen, todos somos mitad agonía y mitad esperanza

La vida es el cómplice y el antídoto de la muerte.

Para algunos, la congoja del moribundo dura desde su primer momento de conciencia de mortandad.

Para otros, el abrazo del tiempo que se acaba poco a poco como uno mismo. Un abismo entre mentiras y realidades; entre deseos y finales; entre lo que se puede hacer y lo que se pudo haber hecho.

Sí, la vida es el cementerio de rutinas y hubieras.

Federico García Lorca decía que la agonía de un cuerpo puede ser corta, pero que la de un alma insatisfecha dura toda la vida. Por eso, quizá, sigo aquí y tú también. Somos como esos labios entreabiertos a punto de tocarse, pero que no logran besarse. La hemos visto a los ojos y no agachamos la mirada. Tal vez la espantaron nuestros sueños o -quisiera pensar- la conmovieron. Nos dio otro instante para que dejemos de pensar que tenemos tiempo. Y aquí estamos, entre lágrimas y despedidas, gastándonos los minutos. Yo quiero acabármelos así, sabiendo que nos vamos, con una agonía poco acongojada, con una resignación llena de ganas de vivir, con ellos, porque no sé si en ese más allá esté sola o habrá tiempo para reencuentros.

Quiero amor aquí para llevarme a la eternidad. 

Maritza L. Félix es una periodista, productora y escritora independiente galardonada con múltiples premios por sus trabajos de investigación periodística para prensa y televisión en México, Estados Unidos y Europa. 

Autor

  • Maritza Félix

    Maritza Lizeth Félix es una periodista, productora y escritora independiente en Arizona. Nació en Magdalena de Kino, Sonora, México. La frontera ha sido su hogar y su inspiración por más de 15 años. Su trabajo ha sido publicado en importantes periódicos de Estados Unidos, México y otros lugares del mundo, así como en las principales cadenas de televisión de habla hispana Univisión y Telemundo. Actualmente trabaja de manera independiente para la Organización Editorial Mexicana, Channel 4, Proyecto Puente, Uniradio Noticias, Telemax y Prensa Arizona. Fue reportera en el documental “Misterios de la Fe”, de Discovery Channel y fungió como productora del documental de la frontera de Estados Unidos y México para la serie televisiva “The Wall”, un trabajo investigativo mundial realizado por Rondo Media, del Reino Unido. También ha sido productora de proyectos especiales como coberturas políticas, electorales y de inmigración para Al Jazeera y fue la productora de investigación en el galardonado reportaje “Risking It All For America – Riding The Train Of Death”, de Channel 4 en Inglaterra. En 2011 fue nombrada por Chicanos Por La Causa como una de los “40 Líderes Hispanos menores de 40 años” en reconocimiento a su trabajo periodístico e influencia en el estado. Félix ha ganado cinco premios Emmy y fue la primera ganadora del premio a la “Mejor Crónica Escrita en Estados Unidos”, de Nuevas Plumas. También ha recibido múltiples galardones del Arizona Press Club por sus reportajes. En 2012 y 2013, la revista Phoenix New Times la nombró como la “Mejor Periodista de Habla Hispana” en Arizona. Maritza está felizmente casada y es mamá de unos mellizos curiosos que retan y alimentan su imaginación todos los días y llenan su vida de alegría, amor y carcajadas.

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