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Encuestas: ¿error o manipulación?

El 7 de octubre CNN publicó la encuesta realizada por ellos mismos a través de una compañía privada SSRS donde entrevistaron a 1,205 personas y concluían que Joe Biden, candidato demócrata, seguía ampliando su ventaja de aprobación en contra del Presidente Donald Trump por 16 puntos.
Una semana antes de las elecciones, algunos medios masivos de comunicación anunciaban que Trump simplemente iba detrás de todas las encuestas e inclusive, se publicaba que algunos republicanos, a puerta cerrada, temían una avalancha de votos en contra del partido.
En 2016, las compañías de encuestas y los medios de comunicación masiva enfrentaron un fisco. Nadie le daba crédito político a Trump. En programas estelares de CNN, MSNBC o CBS llegaron a burlarse de la remota posibilidad de que el candidato pudiera ganarle a Hillary Clinton. Trump ganó.
Ahora, para evitar una situación similar, las publicaciones ajustaron sus métodos y aseguraron que ahora todo sería diferente.
Unos días antes del 3 de noviembre, estos medios gigantescos reportaron que aunque el fantasma de los resultados de hace cuatro años los perseguía, en esta ocasión estaban seguros de que los resultados de las encuestas y los comentarios de los ‘expertos’ no estarían tan alejados de la realidad como en 2016.
“No me sorprendería si después de contar todos los votos tuviéramos desde el llanto de Trump a una victoria de doble dígitos de Biden, o cualquier situación intermedia”, decía Patric Murray, director del Instituto de Encuestas de la Universidad de Monmouth, al portal The Philadelphia Inquirer.
En un análisis sobre el estado de Pensilvania en el Philadelphia Inquirer, se tomó un promedio de las principales compañías encuestadoras como RealClearPolitics, FiveThirtyEight y The New York Times. La ventaja promedio de Biden era de 4 a 6 puntos. No obstante numerosas encuestas lo tenían Biden liderando mucho más ampliamente.
Aunque Clinton se encontraba en una situación similar a Biden o inclusive en algunos casos lideraba en las encuestas por un margen más amplio, se argumentó que la ventaja del vicepresidente en esta ocasión era más estable y constante.
También se mencionó que el público quería más a Biden que a Clinton (50% a 36%) y que la gente en esta ocasión estaba más decidida por quién votar.
La realidad fue que volvieron a desatinar.
Nunca imaginaron que las elecciones fueran tan peleadas.
Esto pone en tela de juicio la veracidad del trabajo. ¿En qué erraron?
O quizás, se evidencia que existe una manipulación por parte de dichas empresas que aleja su trabajo de la realidad de los estadounidenses.

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