Putin se dio un tiro en el pie…
La Federación Rusa, que encabeza el envejecido presidente Putin, lanzó una guerra con formato típico del siglo XX, contra un occidente que respondió con su guerra del siglo XXI.
El grupo de camaradas que asesora a Putin, aún viven en el siglo pasado, rememorando la Guerra Fría, deseando que Rusia retome el peso geopolítico y su influencia en la escena internacional.
Pero en realidad el Kremlin continúa acrecentando los errores, por perseguir ciegamente antiguos objetivos, pasando de la guerra suave y persistente, que libraba contra Ucrania, entre el 2014 y el 2021, a una guerra terrestre, pasada de moda, desde el 24 de febrero de 2022.
Lo que ya consiguió Putin, aparte de miles de muertes innecesarias, es la unión de occidente en su contra, desde los progresistas, incluida la socialdemocracia alemana y varios partidos de izquierda franceses y españoles, hasta las democracias conservadoras.
Es bueno aclarar que los únicos que elogiaron abiertamente las acciones de Putin, fueron Donald Trump y Jair Bolsonaro, representantes de la ultraderecha en la política mundial, incluso el exsecretario de Estado de Donald Trump, Mike Pompeo, llamó a Putin “talentoso”, “inteligente” y “estadista”.
Veni, Vidi, Vici
En esta locura, Putin y el general Valery Gerasimov, pensaron en la frase de Julio Cesar, “Fui, Vi y Vencí”, suponiendo que podía montar una guerra relámpago, enfocada en la toma rápida de Kiev, el sur y la orilla izquierda de Ucrania, cuando en realidad se encontraron con una férrea defensa armada, creando caos en las tropas rusas, que solo tenían combustible y comida para las primeras 48 horas, llevando a la desesperación a los soldados rusos, que están en territorio enemigo, sin vuelta atrás. .
Por supuesto la situación en el este y el sur de Ucrania es grave, pero la resiliencia ucraniana ha mejorado en estos últimos ocho años, logrando frustrar el plan original del Kremlin.
Hoy se compara a Putin con el último hombre que rompió la paz de Europa, Adolf Hitler, por su invasión a los Sudetes en 1938 y Polonia en 1939, en realidad Putin no sueña con la vieja URSS, sino que tiene una ensoñación neo-zarista.
Principio del fin
La invasión a Ucrania fue un error irreparable, que puso en marcha el final del juego para el liderazgo de Putin. En realidad la población rusa no se movilizó para apoyar esta guerra, como sucedió en el 2014, incluso vemos que el movimiento contra la guerra está creciendo en Rusia, con más de cinco mil detenidos por manifestar, no porque les importe la relación con Ucrania, sino que esta guerra está destruyendo la economía de Rusia en general y la seguridad económica de los hogares en particular.
Por otra parte, los socios asiáticos no ven con buenos ojos esta invasión, no porque sientan solidaridad con los ucranianos, sino porque no les interesa entrar en conflicto con un Occidente, que día a día consume sus productos, por esa razón ha dejado sola a Rusia en este desafío.
Independientemente del final de la invasión a Ucrania, Putin ahora es visto y tratado como la mayor amenaza a corto plazo, para la paz en el mundo. Se acabó aquel hombre que pensó que podía explotar la división en Occidente, ahora con sus errores lo ha unido.
Los despliegues avanzados de la OTAN en los países que amenazó no se retirarán en el corto plazo. En realidad Putin le dio vida y objetivos a una OTAN que estaba a la deriva. Los europeos que coquetearon con Rusia ya no lo harán y Europa comenzará a alejarse de la dependencia de la energía rusa.
Por otra parte, se empoderarán los opositores de Putin en Rusia, aprovechando una economía rusa muy débil, con sanciones que se mantendrán y profundizarán si Putin continúa en el poder. Entonces sus amigos oligarcas preferirán su renuncia, antes de pagar un alto precio económico, resintiendo el liderazgo de Putin entre sus “amigos” internos.
Sus antiguos amigos de Occidente se darán cuenta que abrazarlo es su perdición, ya que saldrán imágenes de las atrocidades rusas, y Putin podría ser condenado como criminal de guerra. Por supuesto, todos saben que no caerá fácil y se llevará a muchos con él.
Entendiendo su fracaso, Vladimir Putin ha recurrido a la última amenaza de desplegar armas nucleares. Sin embargo, al igual que antes, sus medios lo alejan del fin deseado, acelerando el fin de su gobierno. Es muy probablemente que se producirá como resultado, no de fuerzas externas sino, de riñas internas, despertadas por el control de daños que provocó su error por ambiciones de poder.