Jóvenes transgénero y la intolerancia
En un año pre electoral, no es ninguna casualidad que destacadas figuras del partido republicano lo hayan tomado como un ´caballito de batalla´ para consolidar su base y hasta extender su alcance en un tablero ideológico en el que se disputan distintas narrativas sobre valores y moralidad
Un camión circuló frente al edificio del New York Times en Manhattan, Nueva York, con carteles que denunciaban el contenido negativo de algunos de sus artículos sobre personas transgénero. Uno de los carteles decía: “Estimado New York Times: Dejen de Cuestionar los Derechos de las Personas Trans a Existir y a Recibir Atención Médica”.
El reclamo es parte de una campaña que incluyó una carta firmada por decenas de miles de contribuyentes, subscriptores y lectores que acusan al prestigioso matutino de publicar artículos que describen negativamente la experiencia de personas transgénero y no binarias.
La misiva, dirigida al editor asociado Philip Corbett, afirma que en los últimos ocho meses se han publicado “más de 15,000 palabras en la tapa del New York Times que cuestionan si es correcta la atención médica de niños trans”.
Otra carta, de la organización sin fines de lucro Gay & Lesbian Alliance Against Defamation (GLAAD), incluye la firma de más de 100 organizaciones y figuras públicas que también critican al periódico neoyorkino caracterizando su “cobertura de la gente transgénero como irresponsable y parcial”.
300,00 jóvenes transgénero
De acuerdo al Williams Institute de la Facultad de Leyes de la Universidad de California en Los Ángeles, se estima que en Estados Unidos hay aproximadamente 300,000 jóvenes, entre 13 y 17 años de edad, que se identifican como transgénero.
En base a análisis estadísticos, el instituto también llegó a la conclusión que si bien el número total y porcentaje de adultos transgéneros se ha mantenido estable comparado a estudios de 2016 y 2017, el número de jóvenes trans de entre 13 y 17 años se ha duplicado respecto a lo originalmente estimado.
La distribución racial/étnica de los aproximadamente 300,000 jóvenes trans parece reflejar los mismos niveles de distribución en la estructura demográfica estadounidense.
La mayoría son blancos (138,000), seguidos por latinx (92,900), afroamericanos (39,600), multirraciales (15,00), asiáticos (10,800) e indígenas/nativos de Alaska (3,000).
Proyectos de ley intolerantes
Este tema es particularmente controvertido cuando se enfoca en los jovencitos transgénero. Y en un año pre electoral, no es ninguna casualidad que destacadas figuras del partido republicano lo hayan tomado como un ´caballito de batalla´ para consolidar su base y hasta extender su alcance en un tablero ideológico en el que se disputan distintas narrativas sobre valores y moralidad.
En esta guerra cultural, la American Civil Liberties Union (ACLU) está monitoreando el progreso de nada menos que 327 proyectos de ley antitrans que han sido introducidos en distintas legislaturas estatales controladas, en casi todos los casos, por republicanos.
Uno de estos proyectos de ley es el SB 1702 de Arizona, que prohibiría que los jóvenes trans tengan acceso a bloqueadores de pubertad y a terapias hormonales que se utilizan para afirmar el género.
Pero en Arizona, en la que republicanos tienen mayoría en ambas cámaras, hay muchos otros ejemplos de esta intolerancia anti trans. La SB 1001 haría ilegal que los maestros usen los pronombres de una persona trans o no binaria; la SB 1026 prohibiría “drag shows” orientados a menores que, de acuerdo a críticos, abarcaría hasta a algunas obras de Shakespeare; y la SB 1040 prohibiría que los estudiantes trans usen baños que correspondan a su identidad de género.
Encuesta de la intolerancia
Una encuesta de NPR/Ipsos, de junio 10 al 12 de 2022, indica que 31% apoyan estas leyes intolerantes que limitan los derechos de los jóvenes a tener acceso a tratamiento médico para afirmar su género, mientras que 47% se oponen.
Las diferencias ideológicas se hacen evidentes cuando se controla por afiliación política. Mientras pocos demócratas (14%) e independientes (29%) favorecen estas leyes restrictivas, una clara mayoría de republicanos (55%) las consideran apropiadas.
Todo esto, por cierto, tiene serias consecuencias en una comunidad que de por sí es más que vulnerable. Un estudio del The Trevor Project confirma el gran número de trans que ha considerado suicidarse, especialmente en estados que están intentando pasar legislación que los estigmatiza. En Texas, por ejemplo, 56% de jóvenes transgénero consideraron esta drástica opción, 55% en Georgia y 54% en Florida y Ohio.
Aparte de la intolerancia institucional con leyes que limitan opciones, también están las microagresiones diarias, las burlas, el rechazo, los insultos, que deshumanizan y que a veces conducen a decisiones drásticas.
Consecuencias
Leelah Alcorn, una joven transgénero de Kings Mills, vivía con sus padres en esta conservadora comunidad semi rural de 1,300 que se encuentra a solo 25 millas de Cincinnati, Ohio. La joven siempre supo su identidad de género, pero sus padres, miembros de la Iglesia de Cristo, nunca la aceptaron y llegaron a decir, de acuerdo a Leelah, que dios la mandaría al infierno. Y en vez de apoyarla en el tratamiento de transición que requería, la forzaron en un programa de terapia de conversión en donde se trató que rechazara su identidad de género.
Aislada, desesperada y agotada psicológicamente, Leelah escribió una carta de despedida y, tres días después de la Navidad de 2014, se paró delante de un camión semirremolque en una transitada carretera de Ohio.
“Mi muerte debe importar. Mi muerte debe sumar uno más en el número de gente transgénero que se ha suicidado este año. Quiero que alguien se moleste en mirar ese número y diga ´esto es una mierda´ y lo arregle. Que arregle la sociedad. Por favor”, escribió Leelah.
A pesar de la incomprensión de muchos cristianos fundamentalistas, conservadores, legislaturas republicanas, hay luz al final del túnel de la intolerancia. En California, en septiembre de 2022, el gobernador Gavin Newsom firmó una ley que transforma al estado en el primer santuario para jóvenes trans que requieren tratamiento médico para afirmar su género. En California, en donde se abrieron las puertas de la racionalidad, ahora los jóvenes transgénero pueden conseguir las hormonas y los bloqueadores de pubertad que les son negados en otros estados.
Este artículo fue apoyado en su totalidad, o en parte, por fondos proporcionados por el Estado de California y administrados por la Biblioteca del Estado de California.