La reforma de las Fuerzas Armadas y la transfobia

Muchas personas pueden sentir desagrado por la gente transgénero. Les choca y causa disgusto. Muchas familias están fracturadas porque uno de sus miembros es hombre o mujer transgénero. Muchas madres sufren en silencio porque a su hijo o hija transgénero la acosan, discriminan, atacan y en casos, la hieren y matan.
Pero la gente transgénero existe- se calculan en unos tres millones en Estados Unidos. Que a uno no le guste no cambia nada.
Ya tienen bastante problemas con su propia identidad y su lugar en la sociedad para que además los discriminen por lo que hacen con su propio cuerpo.
Tampoco cambia nada difundir falsedades sobre su supuesta inherente maldad, el presunto peligro que suponen para los niños y otras mentiras, sabiendo que son mentiras, ya que la gente transgénero no es ni más mala ni más buena que nosotros.
Y llegan al absurdo, pero triste espectáculo de la congresista de Colorado Lauren Boebert, una de las más extremistas servidoras del presidente Donald Trump en la Cámara de Representantes, persiguiendo en el baño de mujeres a quien pensaba erróneamente que era la congresista demócrata de Delaware Sara McBride, una mujer transgénero. O el del presidente de la Cámara Mike Johnson que había prohibido su acceso al lavatorio. O el de la representante Nancy Mace, republicana por Carolina del Sur, por su proyecto de ley que prohibiría a miembros y personal de la Cámara “utilizar instalaciones para un solo sexo que no sean las correspondientes a su sexo biológico”. Un bochorno.
Todo ellos se prestan a este show solo para complacer a Trump: se aplastan los unos a los otros en la competencia por quién gane el beneplácito del Presidente.
La reforma de las Fuerzas Armadas por decreto presidencial anunciada para ayer (lunes) está en la misma categoría. Prohíbe los programas “Diversidad, equidad e inclusión” (DEI) que promueven el empleo o reclutamiento de minorías de manera que refleje su proporción en la población.
La orden llevó a cancelar la enseñanza a cadetes militares de las hazañas de los Aviadores de Tuskegee, 15.000 pilotos, mecánicos y cocineros afroamericanos en el ejército segregado de la Segunda Guerra Mundial, antes de que el propio secretario Hegseth ordenara devolver el vídeo correspondiente al programa de enseñanza, así como de las primeras mujeres pilotos de guerra. Aunque la Fuerza Aérea, responsable del embrollo, lo niega… por ahora.
Trump ya había impuesto la misma decisión en todos los departamentos del gobierno, despidiendo al personal de los departamentos DEI.
La orden también reintegra con pago retroactivo a los miembros del servicio dados de baja por rechazar la vacuna contra el Covid-19. Innecesaria, porque en 2023 el presidente Biden readmitió a los 8,000 echados. Solo 48 quisieron volver.
Finalmente restringe las instalaciones militares para «dormir, cambiarse y bañarse según el sexo biológico», acaba “con el uso de pronombres inventados y basados en la identificación” y habilita al nuevo secretario de Defensa Pete Hegseth a expulsar del ejército a la gente trasngénero.
Tampoco esta orden ejecutiva era necesaria. Trump ya había firmado otra revocando el permiso de Biden de 2021 que permitía a las personas transgénero servir en el ejército y que a su vez anulaba la misma orden emitida por Trump en 2018.
Lo repetitivo de estas órdenes apunta al propósito de erradicar la presencia de las personas transgénero para su continuo uso del tema como caballito de batalla ideológico en la perpetua campaña electoral de Trump.
Esta razia no se limita a las fuerzas armadas. Ayer, una reclusa federal transgénero demandó a la administración para que no la transladen a una cárcel para hombres, alegando temor por su vida.
El derecho a la libertad es primordial. Termina cuando empieza el derecho a la libertad de los otros. Es por eso que el uso de pronombres inventados se ha convertido en abuso. Es cierto. Pero más abuso será este acto de persecución innecesaria, aplicando erróneamente los principios de la nación y tergiversando las necesidades de seguridad nacional de la potencia más poderosa del mundo.
Publicado inicialmente en La Opinión.