Maribel Hastings: Estado de desunión
El presidente Barack Obama pronunciaría este martes su discurso sobre el Estado de la Unión, por primera vez ante un Congreso controlado por los republicanos y plagado de divisiones entre demócratas y republicanos y entre los propios republicanos. Estas brechas exponen los problemas de este partido para avanzar su agenda, demostrar que son capaces de gobernar y que pueden recuperar la Casa Blanca en 2016 tras ocho años de dominio demócrata.
La inmigración, una vez más, vuelve a ser la manzana de la discordia entre republicanos y demócratas pero, más aún, entre los propios republicanos.
Alivios migratorios
De nueva cuenta quedan perfectamente demarcadas las percepciones sobre los dos partidos. Tras seis años de un incómodo historial de deportaciones, la Casa Blanca finalmente anunció alivios migratorios por la vía administrativa ante la negativa republicana de impulsar un proyecto de ley que reforme el sistema migratorio y proponga qué hacer con los 11 millones de indocumentados.
Así, Obama comenzó a recuperar la confianza de la comunidad inmigrante, hispana y de otras etnias, impactada directa e indirectamente por la maquinaria de las deportaciones. Marca además un claro contraste con un Partido Republicano empeñado en bloquear esas acciones ejecutivas con base en el argumento de los «excesos» de poder de Obama y cuestionando la constitucionalidad de las acciones.
Pero al aprobar en la Cámara Baja enmiendas al plan de gastos del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) que incluso piden que se revoque la Acción Diferida de 2012 que protege de la deportación a jóvenes indocumentados traídos por padres y familiares, la percepción es la de un Partido Republicano antiinmigrante y mezquino y no de uno preocupado por la Constitución.
Antiinmigrante en jefe
Hablando de mezquinos, por cierto, el antiinmigrante en jefe, Steve King, congresista republicano de Iowa, cumplió con su «tradición» de cada inicio de sesión del Congreso, y presentó la semana pasada su proyecto de ley para negar la ciudadanía a niños nacidos en Estados Unidos de padres indocumentados. Parece que cuando se trata de discriminar a niños estadounidenses de padres inmigrantes, el respeto a la Constitución, específicamente a la 14ta Enmienda, puede tirarse por la borda.
Pero ese sector republicano más extremista es quien lleva la voz cantante en el debate migratorio. No queda claro si el Senado aprobará el plan de gastos del DHS con las enmiendas que revocan las acciones ejecutivas migratorias.
Aunque tienen la mayoría en el Senado, los republicanos se quedaron cortos por 6 votos para llegar a los 60 requeridos para limitar cualquier bloqueo demócrata. Además, Obama afirmó que lo vetará.
El «dulce» retiro republicano en la capital chocolatera de Hershey, Pennsylvania, la semana pasada no parece haber tenido éxito en que los republicanos superaran sus fisuras de estrategia, particularmente en materia migratoria.
Se habló de presentar un proyecto de reforma migratoria, un más de lo mismo, centrado en seguridad fronteriza que según reportes de prensa no dice qué solución ofrecería a los 11 millones de indocumentados.
Carlos Gutiérrez, el ex Secretario de Comercio durante el gobierno del ex presidente George W. Bush, y ávido defensor de la reforma migratoria amplia, lamentó en el programa Al Punto, de Jorge Ramos, en Univisión, que sus colegas republicanos sigan cometiendo el mismo error en materia migratoria, pues si estuvieran verdaderamente preocupados por la Constitución, presentarían un proyecto que aborde el tema de los 11 millones de indocumentados.
Un presidente republicano
Y advirtió que el próximo aspirante republicano a la presidencia debe ser «alguien que crea en la reforma migratoria, que vaya a hacer una reforma integral, que vaya a hacer un proceso de legalización, y no un republicano que vaya a validar lo que están haciendo en la Cámara (Baja), porque si es así, entonces el partido se va achicar y va a ser un partido irrelevante en diez años o en cinco años».
El aspirante republicano en 2016, dijo Gutiérrez, debe ser alguien «que entienda el tema de inmigración, que entienda la importancia de la comunidad latina y entienda también que este es un problema humanitario porque estamos hablando de separar familias y separar niños… Esto es un escándalo histórico».
¿Oirá el liderazgo republicano a sus voces moderadas? ¿Superarán sus divisiones en el tema migratorio para competir por el voto latino en 2016? Quién sabe.
Pero aun cuando Obama declare que el Estado de la Unión es favorable, en el Congreso prevalece, de momento, un estado de desunión.
Maribel Hastings es asesora ejecutiva de America’s Voice