El odio republicano contra los inmigrantes desborda la cloaca

El odio cada feroz de los políticos republicanos contra los migrantes que entran por la frontera sur caracteriza esta temporada electoral

Según la empresa de seguimiento de anuncios AdImpact, la palabra que más han usado los candidatos presidenciales republicanos esta temporada es “frontera”, que apareció 1319 veces en sus comunicados de diverso tipo, afirma el Washington Post.

Esto parece corresponder con la preocupación – mejor diría la obsesión – que los votantes republicanos sienten respecto al tema de la inmigración indocumentada. Para más del 25% de ellos, este es uno de los problemas más importantes por los que atraviesa el país sino el más importante. Para el resto de los votantes, el porcentaje es de solo 11%. 

Un odio insaciable

Esta diferencia no se puede explicar simplemente como una de pareceres disímiles. Es resultado del racismo inherente de amplias partes del actual electorado MAGA, de la insistencia enfermiza con la que los medios de información de los que ellos se nutren tienen con ello, y de la situación real en la frontera sur del país. Allí los números de solicitantes de asilo y demás refugiados ha crecido en los últimos años. 

Ahora que las campañas para la votación en noviembre se acercan, y después de que inició la votación en las primarias, los diques de contención del odio se desbordan y la incitación llega a extremos que no vimos en ciclos electorales anteriores. 

En las diversas campañas, locales, estatales, nacionales, vuelan números fantasiosos, tenebrosos e intimidantes sobre la supuesta “invasión” de nuevos inmigrantes y el peligro mortal que significa para los “buenos americanos” los “ilegales”. 

Esos números desembocan en la caracterización del momento en que vivimos como una “crisis existencial” de la república. 

Un aspecto crucial de esa actitud es la insistencia de que en la frontera existe una crisis existencial. Este tipo de expresiones se pueden encontrar día tras día en cada expresión de los funcionarios electos republicanos.

El congresista de Arizona Andy Biggs calificó el estado actual de la frontera como una invasión, citando la Sección 4 del Artículo 4 de la Constitución, que se refiere a una invasión armada y no al ingreso de inmigrantes. 

El congresista William Timmons de Carolina del Sur afirmó sin evidencias que “la Administración Biden ha eliminado todos los elementos disuasorios para las personas que ingresan ilegalmente a Estados Unidos”.

 ¿Crisis o no crisis? 

Por otra parte, la semana pasada, en un evento organizado por HispanicLA donde se entrevistó a Erika Pinheiro, directora ejecutiva de la organización Al Otro Lado esta dijo que “en realidad no existe una crisis en la frontera” y que “los números no son muy distintos el último año que el año pasado”. Un tema para discutir.

Un común denominador en las declaraciones republicanas es que no existe un límite para el odio contra los inmigrantes en esta etapa de las elecciones primarias, internas. Pero está por ver si la retórica cambia y se suaviza a medida que se acercan los comicios nacionales, donde participan todos. 

En el caso de Trump, muy probablemente la retórica no cambie, porque su estrategia electoral consiste en aumentar la participación electoral de sus partidarios y en reducir la de los contrarios. Pero ¿los demás?

Los verdaderos números 

Los números oficiales son diferentes. Los datos muestran que en todo el año pasado, unos 350,000 inmigrantes lograron cruzar ilegalmente sin ser detectados. Se han aprehendido y devuelto migrantes a México más de ocho millones de veces, de ellos muchos han tratado de entrar múltiples veces, siendo aprehendidos y devueltos cada vez.. 

Las expulsiones bajo el Título 42, que menciona la pandemia como motivo para rechazar a peticionarios de asilo, llegan a 2.5 millones, lo cual puede abarcar un número menor de personas. 

De los así detenidos, a más de dos millones se les permitió quedarse en el país mientras se dirimen sus solicitudes de asilo, y unos 300,000 niños que vinieron solos, especialmente en los últimos dos años de Trump y los dos primeros de Biden, también se les ha dejado quedarse. 

Todos estos números incluyen solamente a quienes han estado tratando de entrar al país sin haber vivido en él. Cuando se trata de indocumentados que están aquí desde hace mucho y las cortes han dispuesto su deportación, el número es de poco más de 245,000 personas. 

Lo que dicen 

¿Qué dicen los políticos republicanos sobre los inmigrantes? ¿En qué consiste su retórica y por qué? 

Entre los que no son candidatos presidenciales se destaca el gobernador de Texas Greg Abbot (que ni siquiera está para la reelección y cuyo término es el 19 de enero de 2027). 

Abbott ya entendió que subirse al caballito de batalla del odio al inmigrante indocumentado es siempre una buena política, especialmente cuando se hace en contraposición y enfrentamiento con las agencias federales y con la misma administración del presidente Joe Biden. Eso, a su “base” MAGA le gusta. 

Al punto que a comienzos de enero, se enfrentaron unidades de la Guardia Nacional, que normalmente está bajo la comandancia del gobernador de cada estado, con la Patrulla Fronteriza, que es de jurisdicción federal, cuando esta última trataba de retirar alambrados de púa en el medio del Río Bravo que impiden el paso a nado de los migrantes y que causaron al menos dos muertes por ahogamiento – una madre y su hija – recientemente. 

En abril pasado, Russell Contreras enumeraba para Axios algunos ejemplos de expresiones xenófobas y racistas. Aquí están.

En Nevada, el entonces candidato a senador Federal Adam Laxalt pagó $13,000 por avisos en Las Vegas en los que enuncia su oposición a que los “Dreamers” – hijos de indocumentados quienes entraron con sus padres muy de niños al país, que aquí se educaron y que son estadounidenses en todo menos los papeles – no sean deportados. Esta es una novedad para los mismos republicanos, que hasta hace poco alababan a estos muchachos y estaban de acuerdo en dejarlos quedarse aquí, aunque sin una vía para la ciudadanía. 

Eso, nunca, porque cada voto nuevo que llega de los inmigrantes, razonan, es un voto para los demócratas.

Laxalt perdió las elecciones a la demócrata Catherine Cortez Masto, la primera mujer latina senadora del país. 

J.D. Vance, entonces candidato y hoy sí senador por Ohio, acusó a Joe Biden por la adicción a heroína de su madre, que atribuyó a las supuestas fronteras abiertas profesadas por el presidente. 

En Nuevo México, la candidata republicana a gobernador Rebbeca Dow proyectó un video que la mostraba montada en un caballo a lo largo de la frontera y liderando una supuesta banda de guardianes fronterizos, donde se comprometió a finalizar la construcción del muro fronterizo. Fue rechazada por los votantes.

Igual promesa ha hecho el aún gobernador de Texas, Abbott, con más recursos para dar un show. 

Más allá, el senador Tommy Tuberville, cuya reelección no cae sino hasta 2026, tuvo una reacción a las declaraciones de Trump de que los indocumentados “envenenan la sangre de nuestro país”.

 

Trump, dijo Tuberville, lo desilusionó al no ser lo suficientemente nacionalista. No fue bastante. “¿Porque has visto lo que está pasando en la frontera?”, les dijo a unos reporteros. “Estamos siendo invadidos. Nos están dominando. Estoy un poco decepcionado porque no fue más duro”.

Una encuesta de CBS del 13 de enero arrojó que la enorme mayoría de los republicanos apoya el uso del término “envenenan la sangre”. Según el estudio, si la afirmación aparecía sin atribución, el apoyo era del 72%, pero subía al 82% si lo firmaba Trump. 

Las cinco mentiras

En un análisis publicado en The Guardian, el exsecretario de Trabajo bajo Obama, Robert Reich, define los cinco puntos a los que los modernos republicanos, los de 2023 y 2024, se aferran en el debate migratorio. 

Primero, afirman que por culpa del presidente Biden, “las fronteras están abiertas”. Falso, porque miles de efectivos federales recorren la frontera. Pero los fondos que mantienen su labor deben ser aprobados por el Congreso, y los republicanos no solo se han negado a aprobar el presupuesto general, que incluye el dinero para la frontera, supuestamente reafirmando que la prioridad es la frontera, sino que también han votado por recortar la financiación de la agencia de Aduanas y Protección Fronteriza, escribe Reich. 

Segundo, que la crisis de las drogas se atribuye a la situación migratoria, que los “ilegales” son quienes los introducen como mulas al país. 

Pero según NPR, casi todo el fentanilo – el 90% – es incautado en los pasos fronterizos oficiales, en manos de personas autorizadas para cruzar la frontera. Más de la mitad de los que tratan de introducir la droga al país son ciudadanos estadounidenses

Prácticamente no se confisca nada a los inmigrantes que buscan asilo, lo que convierte la acusación en una mentira total. 

En tercer lugar, los republicanos acusan a los inmigrantes que son terroristas. Descolló en esta habilidad el flamante presidente de la Cámara Baja, Mike Johnson, según el cual  «312 sospechosos en la lista de vigilancia de terroristas han sido detenidos; no tenemos idea de cuántos terroristas han entrado al país y han establecido células terroristas en todo el país. Aclara Reich que de seis millones y medio de personas que cruzaron la frontera sur desde noviembre de 2020, ese número, 312 señala a aquellos cuyos apellidos concuerdan con los que aparecen en la lista de vigilancia de terroristas. Puede que sean, pero lo más probable es que sean miembros de las familias de sospechosos. Y de cualquier manera, amplía, desde hace 50 años ningún acto de terrorismo fue atribuido a alguien que entró desde el sur. 

Cuarto, que roban los trabajos de los estadounidenses. No se ha demostrado eso, pero sí que los inmigrantes aceptan empleos que los locales rechazan. 

Y quinto, que tienen la culpa del aumento del crimen en el país. Falso. Estudio tras estudio ha demostrado que los indocumentados tienen tasas de criminalidad más bajas que los ciudadanos nativos y los inmigrantes legales.

El foco de su ideología

El odio al migrante es entonces una parte esencial, orgánica e inseparable del plan de acción de los políticos republicanos, sean los que se postulan a la presidencia como cualquier otro puesto electoral. 

Sin un programa hostil a los inmigrantes, no van a ser elegidos por sus votantes.

Si le agregan exageraciones, insultos, mentiras o todo eso junto, tanto mejor. Las mentiras pasan por verdades, las exageraciones y los insultos son aceptados y bienvenidos. El votante republicano, en su mayoría rural, a quien caracterizan como cristiano evangelista, blanco, hombre y de más de 40 años, se reconoce como xenófobo y racista, aunque niegue esos epítetos, y habiéndolo aprendido de la boca de su semidios Donald Trump, se los endilga al rival. Lo mismo que dijeron de mí eres tú.

Primera de cuatro partes. En la segunda: el elegante odio de Nikki Haley contra los inmigrantes.


Este artículo fue apoyado en su totalidad, o en parte, por fondos proporcionados por el Estado de California y administrados por la Biblioteca del Estado de California. 

Autor

  • Fundador y co-editor de HispanicLA. Editor en jefe del diario La Opinión en Los Ángeles hasta enero de 2021 y su actual Editor Emérito. Nació en Buenos Aires, Argentina, vivió en Israel y reside en Los Ángeles, California. Es periodista, bloguero, poeta, novelista y cuentista. Fue director editorial de Huffington Post Voces entre 2011 y 2014 y editor de noticias, también para La Opinión. Anteriormente, corresponsal de radio. -- Founder and co-editor of HispanicLA. Editor-in-chief of the newspaper La Opinión in Los Angeles until January 2021 and Editor Emeritus since then. Born in Buenos Aires, Argentina, lived in Israel and resides in Los Angeles, California. Journalist, blogger, poet, novelist and short story writer. He was editorial director of Huffington Post Voces between 2011 and 2014 and news editor, also for La Opinión. Previously, he was a radio correspondent.

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